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Columnista - 29 diciembre, 2019

Blanco o negro

En nuestro país si algo nos está matando, así, literalmente, es la llamada “polarización” que es el resultado de una malsana y tendenciosa manipulación de la opinión pública, pero no de cualquier manera porque se hace en forma calculada, diseñada, científica y así lo digo porque no es fruto de un momento, de un grito […]

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En nuestro país si algo nos está matando, así, literalmente, es la llamada “polarización” que es el resultado de una malsana y tendenciosa manipulación de la opinión pública, pero no de cualquier manera porque se hace en forma calculada, diseñada, científica y así lo digo porque no es fruto de un momento, de un grito aislado sino de la aplicación de técnicas, de las cuales son muestras fehacientes las llamadas “fake news” y otros sistemas que buscan y logran confundir y radicalizar al ciudadano, que dan como resultado multitudes alienadas., muchedumbres enceguecidas por el sectarismo, satanizando al contrario, que ven en su contraparte al mismo demonio al que hay que eliminar de raíz, sin dar margen al examen tranquilo y desprevenido de su opinión y condición, siendo que las reglas de la convivencia lo que proponen es el diálogo y el respeto por el contrario.

Lo visible, lo que se destaca y patrocina son los extremos. O se es “castrochavista” o un “paraco” . No hay y no se buscan, ni interesan, zonas de transición ni de encuentro. Divide y reinarás, es la consigna.
Toda protesta es mirada como subversiva y el uso legítimo de la fuerza un atropello de las oligarquías. Ni lo uno ni lo otro. Ni un cacerolazo es subversivo (puede ser hasta “snob”) ni el legítimo uso de la fuerza es dictatorial.

Si validáramos lo diverso que somos, y que estamos lejos de ser una fotocopia los unos de los otros se estaría sirviendo a la reconciliación nacional que es algo más allá del concepto de paz. Esta implica no matarnos y lo otro es armonizar, involucra consonancia y la búsqueda y concreción de los anhelos nacionales. Es caminar en la misma dirección y no un ejercicio malsano de enfrentase irracionalmente.

Claro que eso no elimina a la figura de la oposición, ni más faltaba, pero es que esta debe ser como se expresó en una época, reflexiva. No todo lo que proponga y ejecute el gobierno puede ser malo, ni todo lo que señale la oposición desdeñable.

Tenemos que encontrar el camino y esa vía a no dudarlo involucra los conceptos de democracia, la libre empresa y frenos estatales, a un sistema de salud digno, a una educación teleológica la eliminación de la corrupción y tantas y tantas cosas que deberían ser nuestra esencial preocupación.
Son muchas las cosas que hay por hacer e increíblemente muchas las que no se deben seguir haciendo.

Columnista
29 diciembre, 2019

Blanco o negro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime García Chadid.

En nuestro país si algo nos está matando, así, literalmente, es la llamada “polarización” que es el resultado de una malsana y tendenciosa manipulación de la opinión pública, pero no de cualquier manera porque se hace en forma calculada, diseñada, científica y así lo digo porque no es fruto de un momento, de un grito […]


En nuestro país si algo nos está matando, así, literalmente, es la llamada “polarización” que es el resultado de una malsana y tendenciosa manipulación de la opinión pública, pero no de cualquier manera porque se hace en forma calculada, diseñada, científica y así lo digo porque no es fruto de un momento, de un grito aislado sino de la aplicación de técnicas, de las cuales son muestras fehacientes las llamadas “fake news” y otros sistemas que buscan y logran confundir y radicalizar al ciudadano, que dan como resultado multitudes alienadas., muchedumbres enceguecidas por el sectarismo, satanizando al contrario, que ven en su contraparte al mismo demonio al que hay que eliminar de raíz, sin dar margen al examen tranquilo y desprevenido de su opinión y condición, siendo que las reglas de la convivencia lo que proponen es el diálogo y el respeto por el contrario.

Lo visible, lo que se destaca y patrocina son los extremos. O se es “castrochavista” o un “paraco” . No hay y no se buscan, ni interesan, zonas de transición ni de encuentro. Divide y reinarás, es la consigna.
Toda protesta es mirada como subversiva y el uso legítimo de la fuerza un atropello de las oligarquías. Ni lo uno ni lo otro. Ni un cacerolazo es subversivo (puede ser hasta “snob”) ni el legítimo uso de la fuerza es dictatorial.

Si validáramos lo diverso que somos, y que estamos lejos de ser una fotocopia los unos de los otros se estaría sirviendo a la reconciliación nacional que es algo más allá del concepto de paz. Esta implica no matarnos y lo otro es armonizar, involucra consonancia y la búsqueda y concreción de los anhelos nacionales. Es caminar en la misma dirección y no un ejercicio malsano de enfrentase irracionalmente.

Claro que eso no elimina a la figura de la oposición, ni más faltaba, pero es que esta debe ser como se expresó en una época, reflexiva. No todo lo que proponga y ejecute el gobierno puede ser malo, ni todo lo que señale la oposición desdeñable.

Tenemos que encontrar el camino y esa vía a no dudarlo involucra los conceptos de democracia, la libre empresa y frenos estatales, a un sistema de salud digno, a una educación teleológica la eliminación de la corrupción y tantas y tantas cosas que deberían ser nuestra esencial preocupación.
Son muchas las cosas que hay por hacer e increíblemente muchas las que no se deben seguir haciendo.