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Columnista - 20 octubre, 2017

En Barrancabermeja, un festival modelo

Son muchas las columnas que les he dedicado a los festivales vallenatos del país, especialmente al Festival de la Leyenda Vallenata, en algunas ocasiones para desnudar sus falencias y en otras para resaltar sus virtudes; he hablado de festivales importantes como el Cuna de Acordeones y el Francisco el Hombre y por supuesto del festival […]

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Son muchas las columnas que les he dedicado a los festivales vallenatos del país, especialmente al Festival de la Leyenda Vallenata, en algunas ocasiones para desnudar sus falencias y en otras para resaltar sus virtudes; he hablado de festivales importantes como el Cuna de Acordeones y el Francisco el Hombre y por supuesto del festival que más conozco, que es el Samuel Martínez de La Loma. Nunca había asistido al Festival del Río Grande de la Magdalena en Barrancabermeja y este año he sido testigo de excepción de que es uno de los más importantes y serios de Colombia y explicaré por qué.

No sé los lugares donde anteriormente se realizaba el Festival, pero en esta edición 32, excepcional el sitio que escogieron como locación: el multiparque Club Infantas; las eliminatorias las realizaban en salones del club y las finales en una cancha de futbol con una infraestructura digna de imitar, silletería suficiente para que nadie estuviera de pie y no solo en zona preferencial como suelen hacer en muchos festivales, aquí todo el mundo se siente en V.I.P.

La organización del festival maneja los horarios de cada concurso con estricto cumplimiento de lo programado, los jurados están en tarima muy cumplidos y no hay que estar llamado por micrófono insistentemente a los participantes, a estos se les exige disciplina y cumplimiento con las reglas del evento, los presentadores no se exceden en saludos y habladurías.

El festival de Barrancabermeja tiene una página web en la que van actualizando permanentemente; por eso casi de inmediato se tienen los resultados de los clasificados en cada ronda, lo cual hace que los mismos participantes y la población en general se mantenga informada sobre lo que está pasando en el evento.

Tengo la impresión de que a los “carteles” de los festivales que compran y venden premios y que recorren el país haciendo fechorías y sobornando jurados, en Barrancabermeja les va como a los perros en misa, porque la organización del evento a mi parecer selecciona a las personas de mayor estatura moral y ética para esa tarea, amén de que no nombra a aquellos supuestos expertos que se pavonean de festival en festival ofreciéndose como jurados y que en muchos casos no son sino los calanchines de los inescrupulosos participantes que llenan sus casas de trofeos a punta de picardía.

El Festival del Rio Grande de la Magdalena es tal vez el único en Colombia que no hace presentaciones rimbombantes de artistas comerciales que dejan en segundo plano a los concursos; allí lo verdaderamente importante es la competencia en cada modalidad del evento.

Este año el único artista invitado a tarima fue el homenajeado acordeonero Víctor Reyes Leuro, quien con su agrupación y tres excelentes cantantes hizo una impecable presentación y dejó boquiabiertos a sus coterráneos, pero, definitivamente, lo más importante del festival de Barranca es el manejo de la discreción en cuanto a los valores de la premiación, los cuales este año se mantuvieron en reserva total, hasta el momento de su entrega, que fue unos minutos después de dar los resultados de cada concurso.

La entrega de los premios en tarima y todo lo demás que he dicho de este festival, lo hace para mí estar entre los tres mejores del país y, consiguientemente, ser un festival vallenato modelo en Colombia.

Por Jorge Nain Ruiz

 

Columnista
20 octubre, 2017

En Barrancabermeja, un festival modelo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

Son muchas las columnas que les he dedicado a los festivales vallenatos del país, especialmente al Festival de la Leyenda Vallenata, en algunas ocasiones para desnudar sus falencias y en otras para resaltar sus virtudes; he hablado de festivales importantes como el Cuna de Acordeones y el Francisco el Hombre y por supuesto del festival […]


Son muchas las columnas que les he dedicado a los festivales vallenatos del país, especialmente al Festival de la Leyenda Vallenata, en algunas ocasiones para desnudar sus falencias y en otras para resaltar sus virtudes; he hablado de festivales importantes como el Cuna de Acordeones y el Francisco el Hombre y por supuesto del festival que más conozco, que es el Samuel Martínez de La Loma. Nunca había asistido al Festival del Río Grande de la Magdalena en Barrancabermeja y este año he sido testigo de excepción de que es uno de los más importantes y serios de Colombia y explicaré por qué.

No sé los lugares donde anteriormente se realizaba el Festival, pero en esta edición 32, excepcional el sitio que escogieron como locación: el multiparque Club Infantas; las eliminatorias las realizaban en salones del club y las finales en una cancha de futbol con una infraestructura digna de imitar, silletería suficiente para que nadie estuviera de pie y no solo en zona preferencial como suelen hacer en muchos festivales, aquí todo el mundo se siente en V.I.P.

La organización del festival maneja los horarios de cada concurso con estricto cumplimiento de lo programado, los jurados están en tarima muy cumplidos y no hay que estar llamado por micrófono insistentemente a los participantes, a estos se les exige disciplina y cumplimiento con las reglas del evento, los presentadores no se exceden en saludos y habladurías.

El festival de Barrancabermeja tiene una página web en la que van actualizando permanentemente; por eso casi de inmediato se tienen los resultados de los clasificados en cada ronda, lo cual hace que los mismos participantes y la población en general se mantenga informada sobre lo que está pasando en el evento.

Tengo la impresión de que a los “carteles” de los festivales que compran y venden premios y que recorren el país haciendo fechorías y sobornando jurados, en Barrancabermeja les va como a los perros en misa, porque la organización del evento a mi parecer selecciona a las personas de mayor estatura moral y ética para esa tarea, amén de que no nombra a aquellos supuestos expertos que se pavonean de festival en festival ofreciéndose como jurados y que en muchos casos no son sino los calanchines de los inescrupulosos participantes que llenan sus casas de trofeos a punta de picardía.

El Festival del Rio Grande de la Magdalena es tal vez el único en Colombia que no hace presentaciones rimbombantes de artistas comerciales que dejan en segundo plano a los concursos; allí lo verdaderamente importante es la competencia en cada modalidad del evento.

Este año el único artista invitado a tarima fue el homenajeado acordeonero Víctor Reyes Leuro, quien con su agrupación y tres excelentes cantantes hizo una impecable presentación y dejó boquiabiertos a sus coterráneos, pero, definitivamente, lo más importante del festival de Barranca es el manejo de la discreción en cuanto a los valores de la premiación, los cuales este año se mantuvieron en reserva total, hasta el momento de su entrega, que fue unos minutos después de dar los resultados de cada concurso.

La entrega de los premios en tarima y todo lo demás que he dicho de este festival, lo hace para mí estar entre los tres mejores del país y, consiguientemente, ser un festival vallenato modelo en Colombia.

Por Jorge Nain Ruiz