La alemana Elisabeth Noelle Neumann, estableció en sus investigaciones que los fenómenos de opinión pública pueden influenciar de manera contundente el comportamiento electoral de los individuos. Los resultados del Plebiscito en octubre de 2016, no solamente exacerbaron la polarización, también pusieron de presente la credibilidad de las encuestadoras, se pifiaron en los pronósticos sobre lo […]
La alemana Elisabeth Noelle Neumann, estableció en sus investigaciones que los fenómenos de opinión pública pueden influenciar de manera contundente el comportamiento electoral de los individuos. Los resultados del Plebiscito en octubre de 2016, no solamente exacerbaron la polarización, también pusieron de presente la credibilidad de las encuestadoras, se pifiaron en los pronósticos sobre lo que iba a pasar, dejando la sensación que son poco útiles.
Los resultados de las encuestas tienen efectos que mueven sentimientos y reorientan las estrategias, pero no limpian la mala imagen, ni la ensucian cuando los resultados son desfavorables. Los colombianos desmemoriados en materia política no podemos desconocer la afectación causada por la histórica frase del expresidente de la República, Ernesto Samper: “Todo fue a mis espaldas”, develando la filtración del narcotráfico en la política colombiana. Desde este sonado caso la financiación de las campañas políticas ha sido objeto de vigilancia, sin embargo, subsiste la capacidad de invisibilidad en torno al origen de los dineros.
La modelación estadística de las encuestas no ha fallado, lo que ha habido es una determinante influencia de la financiación de las campañas políticas, recientemente refrendado con el escándalo personificado por Odebrecht. Asimismo, el abstencionismo y a mi modo de ver, la imposibilidad de movilizar en ocho horas a 36.418.741 colombianos habilitados para votar en las elecciones de 2018, favorecen los intereses de la consabida maquinaria.
Los resultados de las recientes encuestas que indagaron sobre el candidato por el cual votaría para la Presidencia de la Republica, no conducen literalmente hacia la desconfianza de las firmas encuestadoras, porque más allá de las especulaciones inflacionarias y deflacionarias respecto de un candidato u otro, desde el punto de vista estratégico no es sorpresivo el ascenso del candidato Iván Duque, hace varios meses viene caminando el país de la mano de su mentor el expresidente Álvaro Uribe, con el cual se aproxima para definir el candidato de la coalición de la derecha. Sin embargo, el ascenso en encuesta si es suspicaz teniendo en cuenta la medición anterior realizada en enero pasado, donde las preferencias de los colombianos ubicaron a Iván Duque con un 8 %; y curiosamente en menos de un mes creció 14 puntos.
Respecto al resultado que involucra a Gustavo Petro, la lectura de la encuesta podría suponer amaños o elementos persuasivos para confundir al elector, sobre todo, por la relación en la que asciende Iván Duque y se estaciona Petro, esta conjetura facilita el análisis en el entendido de los efectos causados por los mensajes de las falsas verdades. La misma lección contiene el estancamiento de Sergio Fajardo, en cambio asombra el estado de congelación de German Vargas Lleras.
La fotografía que actualmente nos muestran las encuestas tendrá el próximo 11 marzo la verdadera medición, porque la conformación del Congreso de la Republica no definirá la fortaleza partidista, sino la fuerza del caudillismo que vive el país, y constituyen la largada para perfilar las tendencias de las elecciones presidenciales del 27 de mayo próximo.
En Colombia el camino se asume pedregoso e incierto, porque el escenario de los cambios que el país necesita siguen sucumbiendo ante el apetito voraz de nuestra clase dirigente, que con insistencia y sin desgano procura la permanencia en el poder haciendo reformas cojas, con las mismas malas costumbres y el descredito de la actividad política.
@LuchoDiaz12
La alemana Elisabeth Noelle Neumann, estableció en sus investigaciones que los fenómenos de opinión pública pueden influenciar de manera contundente el comportamiento electoral de los individuos. Los resultados del Plebiscito en octubre de 2016, no solamente exacerbaron la polarización, también pusieron de presente la credibilidad de las encuestadoras, se pifiaron en los pronósticos sobre lo […]
La alemana Elisabeth Noelle Neumann, estableció en sus investigaciones que los fenómenos de opinión pública pueden influenciar de manera contundente el comportamiento electoral de los individuos. Los resultados del Plebiscito en octubre de 2016, no solamente exacerbaron la polarización, también pusieron de presente la credibilidad de las encuestadoras, se pifiaron en los pronósticos sobre lo que iba a pasar, dejando la sensación que son poco útiles.
Los resultados de las encuestas tienen efectos que mueven sentimientos y reorientan las estrategias, pero no limpian la mala imagen, ni la ensucian cuando los resultados son desfavorables. Los colombianos desmemoriados en materia política no podemos desconocer la afectación causada por la histórica frase del expresidente de la República, Ernesto Samper: “Todo fue a mis espaldas”, develando la filtración del narcotráfico en la política colombiana. Desde este sonado caso la financiación de las campañas políticas ha sido objeto de vigilancia, sin embargo, subsiste la capacidad de invisibilidad en torno al origen de los dineros.
La modelación estadística de las encuestas no ha fallado, lo que ha habido es una determinante influencia de la financiación de las campañas políticas, recientemente refrendado con el escándalo personificado por Odebrecht. Asimismo, el abstencionismo y a mi modo de ver, la imposibilidad de movilizar en ocho horas a 36.418.741 colombianos habilitados para votar en las elecciones de 2018, favorecen los intereses de la consabida maquinaria.
Los resultados de las recientes encuestas que indagaron sobre el candidato por el cual votaría para la Presidencia de la Republica, no conducen literalmente hacia la desconfianza de las firmas encuestadoras, porque más allá de las especulaciones inflacionarias y deflacionarias respecto de un candidato u otro, desde el punto de vista estratégico no es sorpresivo el ascenso del candidato Iván Duque, hace varios meses viene caminando el país de la mano de su mentor el expresidente Álvaro Uribe, con el cual se aproxima para definir el candidato de la coalición de la derecha. Sin embargo, el ascenso en encuesta si es suspicaz teniendo en cuenta la medición anterior realizada en enero pasado, donde las preferencias de los colombianos ubicaron a Iván Duque con un 8 %; y curiosamente en menos de un mes creció 14 puntos.
Respecto al resultado que involucra a Gustavo Petro, la lectura de la encuesta podría suponer amaños o elementos persuasivos para confundir al elector, sobre todo, por la relación en la que asciende Iván Duque y se estaciona Petro, esta conjetura facilita el análisis en el entendido de los efectos causados por los mensajes de las falsas verdades. La misma lección contiene el estancamiento de Sergio Fajardo, en cambio asombra el estado de congelación de German Vargas Lleras.
La fotografía que actualmente nos muestran las encuestas tendrá el próximo 11 marzo la verdadera medición, porque la conformación del Congreso de la Republica no definirá la fortaleza partidista, sino la fuerza del caudillismo que vive el país, y constituyen la largada para perfilar las tendencias de las elecciones presidenciales del 27 de mayo próximo.
En Colombia el camino se asume pedregoso e incierto, porque el escenario de los cambios que el país necesita siguen sucumbiendo ante el apetito voraz de nuestra clase dirigente, que con insistencia y sin desgano procura la permanencia en el poder haciendo reformas cojas, con las mismas malas costumbres y el descredito de la actividad política.
@LuchoDiaz12