Los feligreses, vestidos de blanco y con velas en sus manos, enviaron un mensaje de reconciliación y paz al prójimo.
Con sombrillas e impermeables para protegerse de las inclemencias del clima, católicos se dieron cita en la plaza Alfonso López de Valledupar para celebrar el tercer viernes de Jericó, en el marco de la Noche Blanca con la virgen María y San Benito. Los feligreses, vestidos de blanco y con velas en sus manos, enviaron un mensaje de reconciliación y paz al prójimo.
“El Señor ha venido a devolvernos la pureza, ha venido para enseñarnos a amar a Dios, a amar a nuestro prójimo, ha venido para arrancar de nuestros corazones el odio que no nos deja ser felices y el egoísmo que no nos permite construir relaciones sanas. Queremos que la gente pueda a hacer de Dios su refugio en medio de la dificultad, su fuerza en medio de la debilidad y el consuelo en medio del llanto”, explicó el sacerdote de la iglesia Inmaculada Concepción, Doriam Rocha.
En esta oportunidad, oraron por la sanación de las ‘dependencias afectivas y sexuales’, así como para destruir los muros que por transmisión generacional y por consecuencia del pecado, la envidia y la maldad, han entorpecido la felicidad y la tranquilidad de la humanidad.
“Queremos que los feligreses no pierdan la oportunidad de ser libres, que no pierdan la oportunidad de dejar que Dios actúe en su vida, que no pierdan la oportunidad de abrirle su corazón a Dios”, mencionó el sacerdote.
Sobre el tema de ayer, Rocha explicó que hizo referencia a aquellas personas que tienen ataduras en la sexualidad, “por ejemplo, quienes tienen varias parejas a la vez y se convierten en seres promiscuos”.
También explicó que “la sexualidad es un don de Dios, pero tiene dos perspectivas: un acto de amor; y segundo, es una apertura a la vida. Luego cuando ya se desordena, el otro se instrumentaliza, el otro es alguien con el que se pasa un rato de placer más no aquel con el que se construye una familia”.
Otra de las actividades desarrolladas durante la jornada fue la consagración a las familias para destruir las maldiciones generacionales, por lo que lo feligreses depositaron en una urna papeles donde estaban escrito los nombres de su árbol genealógico, para “cortar” con la maldición a través de la oración.
“Muchos están viviendo un Jericó, que es esa situación que te hace sentir impotente, que por más que tú quieras cambiar sientes que no puedes y que solo Dios puede darte el poder de darte la libertad”, dijo el sacerdote.
Además de la Noche Blanca se conmemoró la Coronilla de la Misericordia, hubo confesiones y se consagró a Jesús a través de la Virgen María para finalizar con la eucaristía y exorcismo de los sacramentales (sal, agua, aceite, medalla de San Benito y crucifijos).
El próximo siete de junio será el cuarto viernes de Jericó, en el que se orará por la ‘ruptura de conjuros, sellos y ruinas, heredando la prosperidad y el progreso integral’, los católicos pedirán la bendición financiera.
SIGNIFICADO DE LA ACTIVIDAD
El padre Doriam Rocha explicó que Jericó es un “regreso a Dios, es la experiencia de reconocer que si yo sufro no es porque así Dios lo quiere, sino es consecuencia de mis desaciertos, teniendo en cuenta que existe un bien y un mal, pero siempre hay que tener en cuenta que Dios está en nuestra vida para ayudarnos a salir de esas ataduras”.
Por: Carmen Lucía Mendoza Cuello/ EL PILÓN
Los feligreses, vestidos de blanco y con velas en sus manos, enviaron un mensaje de reconciliación y paz al prójimo.
Con sombrillas e impermeables para protegerse de las inclemencias del clima, católicos se dieron cita en la plaza Alfonso López de Valledupar para celebrar el tercer viernes de Jericó, en el marco de la Noche Blanca con la virgen María y San Benito. Los feligreses, vestidos de blanco y con velas en sus manos, enviaron un mensaje de reconciliación y paz al prójimo.
“El Señor ha venido a devolvernos la pureza, ha venido para enseñarnos a amar a Dios, a amar a nuestro prójimo, ha venido para arrancar de nuestros corazones el odio que no nos deja ser felices y el egoísmo que no nos permite construir relaciones sanas. Queremos que la gente pueda a hacer de Dios su refugio en medio de la dificultad, su fuerza en medio de la debilidad y el consuelo en medio del llanto”, explicó el sacerdote de la iglesia Inmaculada Concepción, Doriam Rocha.
En esta oportunidad, oraron por la sanación de las ‘dependencias afectivas y sexuales’, así como para destruir los muros que por transmisión generacional y por consecuencia del pecado, la envidia y la maldad, han entorpecido la felicidad y la tranquilidad de la humanidad.
“Queremos que los feligreses no pierdan la oportunidad de ser libres, que no pierdan la oportunidad de dejar que Dios actúe en su vida, que no pierdan la oportunidad de abrirle su corazón a Dios”, mencionó el sacerdote.
Sobre el tema de ayer, Rocha explicó que hizo referencia a aquellas personas que tienen ataduras en la sexualidad, “por ejemplo, quienes tienen varias parejas a la vez y se convierten en seres promiscuos”.
También explicó que “la sexualidad es un don de Dios, pero tiene dos perspectivas: un acto de amor; y segundo, es una apertura a la vida. Luego cuando ya se desordena, el otro se instrumentaliza, el otro es alguien con el que se pasa un rato de placer más no aquel con el que se construye una familia”.
Otra de las actividades desarrolladas durante la jornada fue la consagración a las familias para destruir las maldiciones generacionales, por lo que lo feligreses depositaron en una urna papeles donde estaban escrito los nombres de su árbol genealógico, para “cortar” con la maldición a través de la oración.
“Muchos están viviendo un Jericó, que es esa situación que te hace sentir impotente, que por más que tú quieras cambiar sientes que no puedes y que solo Dios puede darte el poder de darte la libertad”, dijo el sacerdote.
Además de la Noche Blanca se conmemoró la Coronilla de la Misericordia, hubo confesiones y se consagró a Jesús a través de la Virgen María para finalizar con la eucaristía y exorcismo de los sacramentales (sal, agua, aceite, medalla de San Benito y crucifijos).
El próximo siete de junio será el cuarto viernes de Jericó, en el que se orará por la ‘ruptura de conjuros, sellos y ruinas, heredando la prosperidad y el progreso integral’, los católicos pedirán la bendición financiera.
SIGNIFICADO DE LA ACTIVIDAD
El padre Doriam Rocha explicó que Jericó es un “regreso a Dios, es la experiencia de reconocer que si yo sufro no es porque así Dios lo quiere, sino es consecuencia de mis desaciertos, teniendo en cuenta que existe un bien y un mal, pero siempre hay que tener en cuenta que Dios está en nuestra vida para ayudarnos a salir de esas ataduras”.
Por: Carmen Lucía Mendoza Cuello/ EL PILÓN