El gremio de la educación superior se encuentra alarmado por los hechos que se dieron con motivo a la elección del nuevo rector de la Universidad Nacional, la institución pública educativa más importante del país.
El gremio de la educación superior se encuentra alarmado por los hechos que se dieron con motivo a la elección del nuevo rector de la Universidad Nacional, la institución pública educativa más importante del país. No obstante, esta situación de triquiñuelas internas e intervención gubernamental no es muy novedosa para quienes hemos participado o seguido un proceso electoral en cualquier universidad de provincia.
Es tan compleja esta situación, que si el fin de semana usted buscaba alguna información en https://www.universidad.edu.co/ la ventana emergente con la que se encontraba era un obituario por la muerte de la autonomía universitaria en Colombia. El resumen más sucinto es: el concejo universitario eligió el día 27 de abril a José Peña y no al favorito de las consultas y del Gobierno nacional, con sus consejeros a la cabeza. Con el argumento del respeto por la autonomía universitaria, se aceptó renuncia y se cambió una representación de los estudiantes.
Con la nueva consejera se organizaron nuevas mayorías y eligieron a Leopoldo Múnera con el apoyo de las dos estudiantes, los representantes del presidente y la ministra. Hoy, el de los afectos del Gobierno nacional, que ganó la consulta estudiantil y profesoral está en la silla del rector. En consecuencia, hay múltiples renuncias, demandas y especialmente acusaciones de injerencias indebidas.
Esta situación nos retrotrae a lo sucedido en la UPC. En 2019 después de que, con la anuencia de algunos candidatos, nunca se pudieron realizar las consultas, y de que a raíz de su entrevista con el CSU los 18 aspirantes originales se redujeran a 5 que cumplían requisitos; Darling Guevara fue elegida rectora con el apoyo de 6 consejeros (sin el de exrectores, egresados o profesores). Como resultado, el 20 de diciembre de ese mismo año se posesionó. Allí empezaron los problemas y finalmente en mayo el Concejo de Estado tras una demanda interpuesta por Rober Romero la suspende provisionalmente precisamente porque no hubo consulta estamental. Solo hasta el 4 de julio Raúl Gutiérrez Maya fue encargado con el compromiso de realizar elecciones de los consejeros a quienes se les había vencido el período. El día anterior a las mismas, se eligió rector a José Sierra con los votos de solo 3 de los 5 consejeros habilitados.
Por esto, en el portal https://www.universidad.edu.co/ se habló de un “golpe de Estado”, situación que no evitó que finalmente se eligieran los nuevos consejeros. No obstante, a la elegida con más del 90% de los votos de los administrativos no le permitieron sesionar… y posteriormente se terminaron eligiendo nuevos consejeros más afines a aquellos tres consejeros.
Lo curioso de la elección de Rober Romero con 6 votos (los mismos de Darling) es que tampoco se hubiese dado la consulta por la que se anuló la elección de la rectora. Su posesión también se dio con algunas demandas por cambio de periodo institucional a personal y hasta paros estudiantiles. Solo que, a diferencia de la Universidad Nacional, en menos de seis meses la memoria y los procesos legales parecían haberse desaparecido. Esperemos, cuando finalmente se dé el próximo proceso concluyamos que se ha avanzado con respecto a la autonomía, para ver si efectivamente habrá respeto por ciertos procesos mínimos. Esperemos también que esta incómoda situación de la Universidad Nacional sirva para depurar los procesos de la mayoría de las universidades locales.
Cenaida R. Alvis B.
El gremio de la educación superior se encuentra alarmado por los hechos que se dieron con motivo a la elección del nuevo rector de la Universidad Nacional, la institución pública educativa más importante del país.
El gremio de la educación superior se encuentra alarmado por los hechos que se dieron con motivo a la elección del nuevo rector de la Universidad Nacional, la institución pública educativa más importante del país. No obstante, esta situación de triquiñuelas internas e intervención gubernamental no es muy novedosa para quienes hemos participado o seguido un proceso electoral en cualquier universidad de provincia.
Es tan compleja esta situación, que si el fin de semana usted buscaba alguna información en https://www.universidad.edu.co/ la ventana emergente con la que se encontraba era un obituario por la muerte de la autonomía universitaria en Colombia. El resumen más sucinto es: el concejo universitario eligió el día 27 de abril a José Peña y no al favorito de las consultas y del Gobierno nacional, con sus consejeros a la cabeza. Con el argumento del respeto por la autonomía universitaria, se aceptó renuncia y se cambió una representación de los estudiantes.
Con la nueva consejera se organizaron nuevas mayorías y eligieron a Leopoldo Múnera con el apoyo de las dos estudiantes, los representantes del presidente y la ministra. Hoy, el de los afectos del Gobierno nacional, que ganó la consulta estudiantil y profesoral está en la silla del rector. En consecuencia, hay múltiples renuncias, demandas y especialmente acusaciones de injerencias indebidas.
Esta situación nos retrotrae a lo sucedido en la UPC. En 2019 después de que, con la anuencia de algunos candidatos, nunca se pudieron realizar las consultas, y de que a raíz de su entrevista con el CSU los 18 aspirantes originales se redujeran a 5 que cumplían requisitos; Darling Guevara fue elegida rectora con el apoyo de 6 consejeros (sin el de exrectores, egresados o profesores). Como resultado, el 20 de diciembre de ese mismo año se posesionó. Allí empezaron los problemas y finalmente en mayo el Concejo de Estado tras una demanda interpuesta por Rober Romero la suspende provisionalmente precisamente porque no hubo consulta estamental. Solo hasta el 4 de julio Raúl Gutiérrez Maya fue encargado con el compromiso de realizar elecciones de los consejeros a quienes se les había vencido el período. El día anterior a las mismas, se eligió rector a José Sierra con los votos de solo 3 de los 5 consejeros habilitados.
Por esto, en el portal https://www.universidad.edu.co/ se habló de un “golpe de Estado”, situación que no evitó que finalmente se eligieran los nuevos consejeros. No obstante, a la elegida con más del 90% de los votos de los administrativos no le permitieron sesionar… y posteriormente se terminaron eligiendo nuevos consejeros más afines a aquellos tres consejeros.
Lo curioso de la elección de Rober Romero con 6 votos (los mismos de Darling) es que tampoco se hubiese dado la consulta por la que se anuló la elección de la rectora. Su posesión también se dio con algunas demandas por cambio de periodo institucional a personal y hasta paros estudiantiles. Solo que, a diferencia de la Universidad Nacional, en menos de seis meses la memoria y los procesos legales parecían haberse desaparecido. Esperemos, cuando finalmente se dé el próximo proceso concluyamos que se ha avanzado con respecto a la autonomía, para ver si efectivamente habrá respeto por ciertos procesos mínimos. Esperemos también que esta incómoda situación de la Universidad Nacional sirva para depurar los procesos de la mayoría de las universidades locales.
Cenaida R. Alvis B.