Hace 4 meses tomé una de las decisiones más complejas que un ser humano puede afrontar. Le expuse a mis jefes, miembros de la junta directiva de un colegio de Bogotá, mi deseo de dar por terminado mi ciclo allí.
Después de una columna tan fuerte y desesperanzadora como la de la semana anterior -lamento decirles que esta no será diferente-, surge, como consecuencia lógica, el abordar a los votantes de Petro, aquellos a quienes debemos “agradecerles” por el problemonón en el que nos metieron. ¿Dónde están? ¿Qué piensan? ¿Cómo se sienten?
El gobierno Petro va logrando su cometido: demostrar, por medio de su falta de gestión, de inoperancia y de su conciencia plena sobre esto, que el Estado colombiano no funciona y por eso, debe ser cambiado.
Lo que sucedió en la primera sesión de elección del nuevo magistrado de la Corte Constitucional, es sin duda alguna, surrealista.
Otra embarrada más de Gustavo Petro -no la llamo de la manera adecuada por respeto a mis lectores-. El presidente es ingenuo, tonto, termina haciendo el ridículo con ejecutorias como la del software Pegasus.
El mundo necesitaba a Donald Trump sin duda alguna. Hemos hablado en estas columnas acerca del desorden geopolítico que, en nuestra sustentada opinión, Barack Obama dejó y que luego, sabíamos que no sería diferente, el gobierno demócrata de Joe Biden y Kamala Harris, continuó.
Por estos días está que arde el debate por el deseo del gobierno de aumentar los recursos que se transfieren a las regiones por concepto de participaciones. Actualmente les llega el 26 % del monto total y el objetivo es aumentarlo al 39.5 %.
Es claro para el país que la primera dama, Verónica Alcocer, ya no aparece en eventos oficiales. De ella poco se sabe e inclusive, en la COP 16 que se desarrolla en Cali, tampoco se le ha visto. ¿Qué estará pasando?
El reto gigante hoy son los estudiantes, sus familias y atender, desde un enfoque psicoeducativo, sus necesidades, sus dolores, sus expectativas. ¡Vamos por más!
Pasados unos días, ya habiéndose decantado el tema, corre el fuerte runrún de que, efectivamente, RCN le pidió a Vélez que se fuera. O pudo ser también que la emisora le dijo que le “bajara al tono” y él, conociéndolo, prefirió irse; yo habría hecho lo mismo.
Además, vuelvo, sin temor alguno, a criticar y a cuestionar las ejecutorias del legislativo, que, en vez de actuar como garante de la democracia, se arrodilla al ejecutivo y le sirve a Petro en bandeja de plata la cabeza de la Procuraduría.
El Centro Democrático debe organizarse muy bien para ser opción de poder en las elecciones del 2026. Se dice por ahí que los conservadores, los liberales y los de la U -todos ellos ávidos de mermelada- tendrán un candidato único.
La Casa de Nariño guarda secretos asquerosos y conversaciones obscenas, allí se fraguan planes contra la institucionalidad.
Es curioso cómo jugadores de nuestras selecciones nacionales y sus cuerpos técnicos dan excelentes resultados, mientras los dirigentes de la Federación Colombiana de Fútbol -FCF- son unas ratas de alcantarilla. Dan pena y nos generan vergüenza. ¡Bandidos!
El concepto de “güache” ha adquirido importancia en el léxico colombiano, al poderlo aplicar para describir al presidente de la república.
Como viene siendo costumbre en el gobierno nacional, nos miente a los colombianos de manera sistemática. Hoy hablaremos de cómo Ecopetrol se está viendo afectada por Petro y sus ideas retardatarias, de cómo Petro sí quiere avanzar con la reelección y de cómo sí habrá expropiación exprés por vía administrativa en caso de aprobarse la reforma agraria del gobierno.
Pero esto no sólo es estúpido y mentiroso; las personas a quienes se refiere en su aseveración deben reunir 2 calidades con las que él sí cuenta: es rico, muy rico y asesino, gracias a los muchos años dedicados a actividades terroristas. Vamos por partes…
Esto no es nuevo, lo hicieron en Bogotá todos los gobiernos de izquierda, excepto el de Lucho Garzón. Los peores escándalos de corrupción en Latinoamérica suceden siempre bajo el imperio de los gobiernos progresistas
Esta columna está dedicada a los 11.6 millones de votantes que eligieron a Gustavo Petro como presidente de Colombia.
Colombia y Venezuela, países hermanos, están atravesando el mismo proceso: el de la toma paulatina del poder por parte del comunismo, más exactamente del socialismo del siglo XXI; lo que pasa es que transitan diferentes momentos del proceso. Veamos…
Pasada la tusa producida por la final de la Copa América volvemos a la política nacional. No se sabe qué es menos malo: recordar que somos subcampeones -habiendo merecido el título-, o volver a analizar la realidad nacional.