EL PILÓN fue testigo de primera mano de la victoria de Colombia 1-0 sobre Venezuela.
EL PILÓN fue testigo de primera mano del inicio del camino de la Selección Colombia en las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial de 2026.
El estadio Metropolitano Roberto Meléndez de Barranquilla fue escenario de la victoria 1-0 de la Tricolor ante Venezuela, que se convirtió en el primer paso para recuperar el terreno perdido en Catar 2022.
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En medio de un gran operativo desplegado por la Policial Nacional, desde las primeras horas de la tarde del jueves los aficionados colombianos comenzaron a llegar al ‘Coloso de la Ciudadela’.
Unas nubes negras amenazaban con aguar la fiesta tricolor, pero de alguna manera ayudaron también a menguar la alta temperatura que a esa hora arropaba a la ciudad. Al final fue una simple amenaza. Solo eso.
Mientras tanto, visitantes y propios se tomaron los estaderos y establecimientos públicos de los alrededores del estadio, en un clima festivo donde la camiseta amarilla predominaba como símbolo de conexión total con el representativo colombiano.
La salsa, como suele ser en Barranquilla, ‘mandaba la parada’, aunque el vallenato de Diomedes Díaz, Los Betos y los grandes del género, también sonaban en los parlantes que buscaban atraer al aficionado que desde las 2 p. m. ya hacía fila para ingresar al escenario.
A medida que el reloj avanzaba, con él empezaban a llegar personajes llenos de colorido, propio de la ciudad que celebra uno de los mejores carnavales del mundo.
El papa monteriano, personificado por el señor José Rojas, fue uno de los primeros en llegar para darle su ‘bendición’ a la Selección Colombia, como lo hace 20 años en cada eliminatoria. Aunque llevaba una cerveza en su mano izquierda, el ‘religioso’ culpó a la temperatura de Barranquilla. “Con este calor uno abandona el vino y toma la cervecita, pero por el calor”, aseguró.
También llegaron dos ‘Pajarracos’, personificados por Edwin y Kevin Olivo, disfrazados con los colores colombianos.
Al ingresar al estadio, una música en los altoparlantes animaba a la hinchada que, de a poco, empezó a llenar las graderías. Al igual que en las afueras, la salsa mandaba, pero por algunos minutos el vallenato apareció en las voces de Diego Daza con su éxito ‘Cupido’, y Yader Romero con ‘Pa la calle’.
No dejes de leer: El ‘Cupido’ de Diego Daza ambientó el Metropolitano previo al triunfo de Colombia
Tras la salida de reconocimiento, previo al juego, los jugadores y cuerpo técnico venezolanos fueron recibidos en medio de la rechifla que los empezaba a hacer sentir visitantes.
No obstante, muchos venezolanos estaban presentes para apoyar a su equipo en este singular ‘clásico’ regional.
Un desfile de la Selección Colombia Femenina, de gran actuación en el pasado mundial de Australia y Nueva Zelanda, terminó por animar a los aficionados a eso de las cuatro de la tarde.
Con la salida a calentar de la Tricolor, encabezada por el guajiro Luis Díaz, empezó en firme la fiesta colombiana cerca de las 5.30 p. m.
El ambiente siguió subiendo de temperatura con los himnos y el pitazo inicial del árbitro brasilero Anderson Daronco, un fisiculturista que imparte justicia en Conmebol.
Sin embargo, cuando el balón comenzó a rodar, la férrea táctica defensiva de Venezuela generó problemas a Colombia que no pudo encontrar su fútbol, a tal punto, que fueron más claras las llegadas de la ‘vinotinto’ que las de la ‘tricolor’.
Un doble cabezazo venezolano silenció a los fanáticos que no entendían cómo el equipo visitante llegaba con claridad a predios de Vargas.
Pero en la segunda parte todo cambió. El cabezazo de Borré encendió las tribunas y de ahí en adelante todo fue alegría.
Del ‘Lucho, Lucho, Lucho’ la hinchada pasaba rápidamente al ‘James, James, James’. La famosa ola también apareció en el Metro.
Pitazo final y celebración total en un escenario que a esa hora ya tenía muchos hinchas ‘ebrios’, y no solo de victoria.
Al final del encuentro, el popular Cole, hincha fiel de la Selección, mandó un saludo a los vallenatos por intermedio de EL PILÓN. “Lo que más me gusta de Valledupar son las vías de los palos de mango. Sigan así. Hay que seguir pilando, y para Chile, van a ser tres puntos más”, dijo.
Aunque el partido ya era historia, la fiesta no paró. Como cada vez que Junior o la selección gana, Barranquilla pasó de largo. La ciudad celebró hasta tempranas horas de la mañana.
Para el equipo de Lorenzo, el nuevo reto será este martes en Santiago frente a Chile; no obstante, para el hincha colombiano, el 12 de octubre será la nueva cita para llenar el Metropolitano y seguir ratificando por qué Barranquilla y la Costa siguen y seguirán siendo la ‘Casa de la Selección’.
POR: JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ / EL PILÓN.
EL PILÓN fue testigo de primera mano de la victoria de Colombia 1-0 sobre Venezuela.
EL PILÓN fue testigo de primera mano del inicio del camino de la Selección Colombia en las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial de 2026.
El estadio Metropolitano Roberto Meléndez de Barranquilla fue escenario de la victoria 1-0 de la Tricolor ante Venezuela, que se convirtió en el primer paso para recuperar el terreno perdido en Catar 2022.
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En medio de un gran operativo desplegado por la Policial Nacional, desde las primeras horas de la tarde del jueves los aficionados colombianos comenzaron a llegar al ‘Coloso de la Ciudadela’.
Unas nubes negras amenazaban con aguar la fiesta tricolor, pero de alguna manera ayudaron también a menguar la alta temperatura que a esa hora arropaba a la ciudad. Al final fue una simple amenaza. Solo eso.
Mientras tanto, visitantes y propios se tomaron los estaderos y establecimientos públicos de los alrededores del estadio, en un clima festivo donde la camiseta amarilla predominaba como símbolo de conexión total con el representativo colombiano.
La salsa, como suele ser en Barranquilla, ‘mandaba la parada’, aunque el vallenato de Diomedes Díaz, Los Betos y los grandes del género, también sonaban en los parlantes que buscaban atraer al aficionado que desde las 2 p. m. ya hacía fila para ingresar al escenario.
A medida que el reloj avanzaba, con él empezaban a llegar personajes llenos de colorido, propio de la ciudad que celebra uno de los mejores carnavales del mundo.
El papa monteriano, personificado por el señor José Rojas, fue uno de los primeros en llegar para darle su ‘bendición’ a la Selección Colombia, como lo hace 20 años en cada eliminatoria. Aunque llevaba una cerveza en su mano izquierda, el ‘religioso’ culpó a la temperatura de Barranquilla. “Con este calor uno abandona el vino y toma la cervecita, pero por el calor”, aseguró.
También llegaron dos ‘Pajarracos’, personificados por Edwin y Kevin Olivo, disfrazados con los colores colombianos.
Al ingresar al estadio, una música en los altoparlantes animaba a la hinchada que, de a poco, empezó a llenar las graderías. Al igual que en las afueras, la salsa mandaba, pero por algunos minutos el vallenato apareció en las voces de Diego Daza con su éxito ‘Cupido’, y Yader Romero con ‘Pa la calle’.
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Tras la salida de reconocimiento, previo al juego, los jugadores y cuerpo técnico venezolanos fueron recibidos en medio de la rechifla que los empezaba a hacer sentir visitantes.
No obstante, muchos venezolanos estaban presentes para apoyar a su equipo en este singular ‘clásico’ regional.
Un desfile de la Selección Colombia Femenina, de gran actuación en el pasado mundial de Australia y Nueva Zelanda, terminó por animar a los aficionados a eso de las cuatro de la tarde.
Con la salida a calentar de la Tricolor, encabezada por el guajiro Luis Díaz, empezó en firme la fiesta colombiana cerca de las 5.30 p. m.
El ambiente siguió subiendo de temperatura con los himnos y el pitazo inicial del árbitro brasilero Anderson Daronco, un fisiculturista que imparte justicia en Conmebol.
Sin embargo, cuando el balón comenzó a rodar, la férrea táctica defensiva de Venezuela generó problemas a Colombia que no pudo encontrar su fútbol, a tal punto, que fueron más claras las llegadas de la ‘vinotinto’ que las de la ‘tricolor’.
Un doble cabezazo venezolano silenció a los fanáticos que no entendían cómo el equipo visitante llegaba con claridad a predios de Vargas.
Pero en la segunda parte todo cambió. El cabezazo de Borré encendió las tribunas y de ahí en adelante todo fue alegría.
Del ‘Lucho, Lucho, Lucho’ la hinchada pasaba rápidamente al ‘James, James, James’. La famosa ola también apareció en el Metro.
Pitazo final y celebración total en un escenario que a esa hora ya tenía muchos hinchas ‘ebrios’, y no solo de victoria.
Al final del encuentro, el popular Cole, hincha fiel de la Selección, mandó un saludo a los vallenatos por intermedio de EL PILÓN. “Lo que más me gusta de Valledupar son las vías de los palos de mango. Sigan así. Hay que seguir pilando, y para Chile, van a ser tres puntos más”, dijo.
Aunque el partido ya era historia, la fiesta no paró. Como cada vez que Junior o la selección gana, Barranquilla pasó de largo. La ciudad celebró hasta tempranas horas de la mañana.
Para el equipo de Lorenzo, el nuevo reto será este martes en Santiago frente a Chile; no obstante, para el hincha colombiano, el 12 de octubre será la nueva cita para llenar el Metropolitano y seguir ratificando por qué Barranquilla y la Costa siguen y seguirán siendo la ‘Casa de la Selección’.
POR: JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ / EL PILÓN.