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Dormir menos de seis horas en promedio por noche se asocia a un mayor riesgo de mortalidad y a múltiples afecciones, como hipertensión, obesidad y cardiopatías.
“Una sensación de desespero me recorre el cuerpo, me revuelvo en la cama tratando de arrancármela con las sábanas. Fijo los ojos en la pared y difícilmente veo el color de la pintura, la oscuridad me acosa, expectante a mi siguiente movimiento. Miro el reloj y son pasadas las 12 de la noche. La busco a tientas en la almohada y me pego a su espalda, una noche más con tu compañía insomnio”.
Así son las noches de Yenis Polanco, una madre de dos hijos que desde hace dos años tiene dificulta para conciliar el sueño. Esta vallenata con cara despreocupada, pero con unas ligeras ojeras marcadas, está viviendo lo que podría ser para muchos una de las peores afecciones, el insomnio.
“Yo sufro de la tiroides desde que tenía 13 años. El médico me dijo que por ello estoy teniendo problemas para dormir. Yo duermo una o dos horas en la noche y a pesar de que no duermo las ocho horas que recomiendan, en el día no me da sueño así tenga una jornada laboral muy fuerte”, dijo animada esta estilista que por su trabajo puede estar de pie hasta seis horas al día.
En la sala de espera de la peluquería en la que trabaja, explicó al diario EL PILÓN que la relación entre la tiroides y el insomnio se debe a la influencia de las hormonas tiroideas en el sistema nervioso central. Cuando hay un desequilibrio hormonal, puede afectar la producción y liberación de neurotransmisores involucrados en la regulación del sueño, como lo son la serotonina y la melatonina. Esto puede llevar a dificultades para conciliar el sueño, despertarse frecuentemente o sueño no reparador.
Esta madre de dos hijos, cuenta con algo de jocosidad que cuando lleva dos o tres días sin dormir ni una hora, se dopa para poder hacerlo. “Me tomo las pastillas que me envió el doctor solo en casos extremos porque cuando paso días sin dormir me pongo de muy mal humor, irritable, me aislo y no quiero ver ni hablar con nadie”, manifestó Yenis de manera tajante.
Acomodándose en el sillón de la sala de espera, aseveró que el no poder dormir le afecta mucho en sus emociones, la manera en la que reacciona ante una situación familiar o en su trabajo. Hizo especial énfasis de que en donde labora están al tanto de su condición de salud y del seguimiento médico en el que está.
“Cuando llego al trabajo y me ven que no hablo o que me encierro en el teléfono ya saben que es porque no estoy durmiendo. Son bastantes compresivos en esa parte conmigo, si de pronto llego a responder no de la mejor manera o estoy irritada. Trabajo atendiendo al público y es difícil lidiar con eso, pero siempre hago mi mayor esfuerzo para que no se note y hasta el momento ningún cliente lo ha hecho”.
De acuerdo con la Clínica Sommo, se estima que hasta el 80 % de las personas con hipotiroidismo, una afección en la cual la tiroides no produce suficientes hormonas, experimenta problemas de sueño. Es importante mencionar que los síntomas del insomnio relacionado con la tiroides pueden variar de una persona a otra.
Algunas personas pueden experimentar dificultades para conciliar el sueño, mientras que otras pueden tener problemas para mantenerlo durante la noche. Además, los trastornos de la tiroides también pueden estar asociados con otros síntomas, como la fatiga, la ansiedad, la irritabilidad y los cambios en el peso corporal, síntomas que padece Yenis actualmente.
El déficit de sueño crónico no sólo está relacionado con enfermedades, también puede estar relacionado con afectaciones psicológicas, estrés y hasta espirituales que provocan que la persona no pueda dormir. Este es el caso de Neyis Vargas, una joven de 23 años que desde hacía seis meses no lograba dormir ni una hora.
Vargas, también oriunda de Valledupar, relató que su caso de insomnio era muy severo porque ni los medicamentos que le envió su médico de cabecera le hicieron efecto. “Estaba todo el tiempo agotada, me desesperaba y mis emociones eran como una montaña rusa. Por más que lo intentara no podía dormir. No agarraba el teléfono en las noches ni veía televisión para evitar cualquier distracción, pero incluso así no lograba dormir”, dijo con tristeza en su voz.
En palabras de Neyis, cerrar los ojos para dormir era la peor parte de su día porque el desespero que le provocaba el no poder hacerlo, la estaba afectando psicológicamente. Por tal motivo, el doctor la remitió con un psicólogo para que la evaluara y se lograra determinar a qué se debía su insomnio, pero cuando fue al lugar de la consulta le manifestaron que se había vencido el contrato del servicio.
Sin esperanzas, se animó a ir a la iglesia para pedirle a Dios paz, discernimiento y que borrara de su vida todas las cosas que internamente le hacían daño. “Desde hace tres meses estoy yendo a la iglesia y ahora puedo dormir mejor. Voy todos los miércoles y ese desespero que antes sentía desapareció. Ahora me quedo dormida entre 9:30 p. m. y 10 p. m.”.
Este viernes, 14 de marzo se conmemora el Día Mundial del Sueño, una iniciativa de la Sociedad Mundial del Sueño que busca concienciar sobre la importancia de esta necesidad biológica en la salud y los buenos hábitos de reposo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS, el insomnio es un problema de salud pública que afecta al 40 % de las personas en todo el mundo.
En ese sentido, la doctora Lilliana Estrada, especialista en Medicina del Sueño de la Red médica MediSmart y delegada de la Sociedad Mundial del Sueño, manifestó que para tener un sueño óptimo es necesario tener una higiene del sueño, que es un conjunto de hábitos y prácticas que favorecen un descanso adecuado y reparador.
“Un descanso adecuado mejora la función cognitiva, fortalece el sistema inmunológico y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad y trastornos mentales. No obstante, el ritmo de vida actual, el uso excesivo de tecnologías y el estrés han provocado un aumento en los trastornos del sueño, afectando la calidad de vida de millones de personas”, aseveró la especialista.
Agregó que el cortisol también conocido como la hormona del estrés, juega un papel crucial en la regulación del sueño. Niveles elevados de cortisol en la noche pueden dificultar la conciliación del sueño y afectar su calidad. “Para reducir estos niveles y favorecer un descanso reparador, es importante incorporar hábitos como la meditación, la respiración profunda y la reducción del uso de pantallas antes de dormir”, indica Estrada.
De acuerdo con la Sociedad Mundial del sueño, a corto plazo, la falta de sueño afecta el estado de ánimo, el juicio y la capacidad de concentración. Si no se duerme bien, la persona puede tener dificultad para recordar cosas y ser más propenso a cometer errores en actividades escolares o laborales.
A largo plazo, la falta de sueño se asocia a problemas crónicos de salud como diabetes, hipertensión, ataques cerebrovasculares, obesidad, depresión y enfermedades cardíacas y renales. La falta de sueño también aumenta el riesgo de sufrir lesiones, como accidentes de tráfico.
Dormir menos de seis horas en promedio por noche se asocia a un mayor riesgo de mortalidad y a múltiples afecciones, como cardiopatías. Dormir menos de 7 horas y más de 9 horas al día se ha relacionado con una salud y un bienestar adversos, incluidos déficits digestivos y neuroconductuales.
Según el Congreso Mundial del Sueño 2023, que se realizó en Brasil y que este año se llevará a cabo en Japón, una persona debe dormir entre 7 y 8 horas, aunque depende de la edad y del estilo de vida. Esto debe estar enlazado a una rutina de la higiene del sueño como mantener un horario fijo para acostarse y levantarse, mantener el dormitorio con una temperatura agradable y niveles mínimos de luz y ruido, no estar en contacto con pantallas previo a la hora de dormir, entre otras.
Por Namieh Baute Barrios
Dormir menos de seis horas en promedio por noche se asocia a un mayor riesgo de mortalidad y a múltiples afecciones, como hipertensión, obesidad y cardiopatías.
“Una sensación de desespero me recorre el cuerpo, me revuelvo en la cama tratando de arrancármela con las sábanas. Fijo los ojos en la pared y difícilmente veo el color de la pintura, la oscuridad me acosa, expectante a mi siguiente movimiento. Miro el reloj y son pasadas las 12 de la noche. La busco a tientas en la almohada y me pego a su espalda, una noche más con tu compañía insomnio”.
Así son las noches de Yenis Polanco, una madre de dos hijos que desde hace dos años tiene dificulta para conciliar el sueño. Esta vallenata con cara despreocupada, pero con unas ligeras ojeras marcadas, está viviendo lo que podría ser para muchos una de las peores afecciones, el insomnio.
“Yo sufro de la tiroides desde que tenía 13 años. El médico me dijo que por ello estoy teniendo problemas para dormir. Yo duermo una o dos horas en la noche y a pesar de que no duermo las ocho horas que recomiendan, en el día no me da sueño así tenga una jornada laboral muy fuerte”, dijo animada esta estilista que por su trabajo puede estar de pie hasta seis horas al día.
En la sala de espera de la peluquería en la que trabaja, explicó al diario EL PILÓN que la relación entre la tiroides y el insomnio se debe a la influencia de las hormonas tiroideas en el sistema nervioso central. Cuando hay un desequilibrio hormonal, puede afectar la producción y liberación de neurotransmisores involucrados en la regulación del sueño, como lo son la serotonina y la melatonina. Esto puede llevar a dificultades para conciliar el sueño, despertarse frecuentemente o sueño no reparador.
Esta madre de dos hijos, cuenta con algo de jocosidad que cuando lleva dos o tres días sin dormir ni una hora, se dopa para poder hacerlo. “Me tomo las pastillas que me envió el doctor solo en casos extremos porque cuando paso días sin dormir me pongo de muy mal humor, irritable, me aislo y no quiero ver ni hablar con nadie”, manifestó Yenis de manera tajante.
Acomodándose en el sillón de la sala de espera, aseveró que el no poder dormir le afecta mucho en sus emociones, la manera en la que reacciona ante una situación familiar o en su trabajo. Hizo especial énfasis de que en donde labora están al tanto de su condición de salud y del seguimiento médico en el que está.
“Cuando llego al trabajo y me ven que no hablo o que me encierro en el teléfono ya saben que es porque no estoy durmiendo. Son bastantes compresivos en esa parte conmigo, si de pronto llego a responder no de la mejor manera o estoy irritada. Trabajo atendiendo al público y es difícil lidiar con eso, pero siempre hago mi mayor esfuerzo para que no se note y hasta el momento ningún cliente lo ha hecho”.
De acuerdo con la Clínica Sommo, se estima que hasta el 80 % de las personas con hipotiroidismo, una afección en la cual la tiroides no produce suficientes hormonas, experimenta problemas de sueño. Es importante mencionar que los síntomas del insomnio relacionado con la tiroides pueden variar de una persona a otra.
Algunas personas pueden experimentar dificultades para conciliar el sueño, mientras que otras pueden tener problemas para mantenerlo durante la noche. Además, los trastornos de la tiroides también pueden estar asociados con otros síntomas, como la fatiga, la ansiedad, la irritabilidad y los cambios en el peso corporal, síntomas que padece Yenis actualmente.
El déficit de sueño crónico no sólo está relacionado con enfermedades, también puede estar relacionado con afectaciones psicológicas, estrés y hasta espirituales que provocan que la persona no pueda dormir. Este es el caso de Neyis Vargas, una joven de 23 años que desde hacía seis meses no lograba dormir ni una hora.
Vargas, también oriunda de Valledupar, relató que su caso de insomnio era muy severo porque ni los medicamentos que le envió su médico de cabecera le hicieron efecto. “Estaba todo el tiempo agotada, me desesperaba y mis emociones eran como una montaña rusa. Por más que lo intentara no podía dormir. No agarraba el teléfono en las noches ni veía televisión para evitar cualquier distracción, pero incluso así no lograba dormir”, dijo con tristeza en su voz.
En palabras de Neyis, cerrar los ojos para dormir era la peor parte de su día porque el desespero que le provocaba el no poder hacerlo, la estaba afectando psicológicamente. Por tal motivo, el doctor la remitió con un psicólogo para que la evaluara y se lograra determinar a qué se debía su insomnio, pero cuando fue al lugar de la consulta le manifestaron que se había vencido el contrato del servicio.
Sin esperanzas, se animó a ir a la iglesia para pedirle a Dios paz, discernimiento y que borrara de su vida todas las cosas que internamente le hacían daño. “Desde hace tres meses estoy yendo a la iglesia y ahora puedo dormir mejor. Voy todos los miércoles y ese desespero que antes sentía desapareció. Ahora me quedo dormida entre 9:30 p. m. y 10 p. m.”.
Este viernes, 14 de marzo se conmemora el Día Mundial del Sueño, una iniciativa de la Sociedad Mundial del Sueño que busca concienciar sobre la importancia de esta necesidad biológica en la salud y los buenos hábitos de reposo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS, el insomnio es un problema de salud pública que afecta al 40 % de las personas en todo el mundo.
En ese sentido, la doctora Lilliana Estrada, especialista en Medicina del Sueño de la Red médica MediSmart y delegada de la Sociedad Mundial del Sueño, manifestó que para tener un sueño óptimo es necesario tener una higiene del sueño, que es un conjunto de hábitos y prácticas que favorecen un descanso adecuado y reparador.
“Un descanso adecuado mejora la función cognitiva, fortalece el sistema inmunológico y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad y trastornos mentales. No obstante, el ritmo de vida actual, el uso excesivo de tecnologías y el estrés han provocado un aumento en los trastornos del sueño, afectando la calidad de vida de millones de personas”, aseveró la especialista.
Agregó que el cortisol también conocido como la hormona del estrés, juega un papel crucial en la regulación del sueño. Niveles elevados de cortisol en la noche pueden dificultar la conciliación del sueño y afectar su calidad. “Para reducir estos niveles y favorecer un descanso reparador, es importante incorporar hábitos como la meditación, la respiración profunda y la reducción del uso de pantallas antes de dormir”, indica Estrada.
De acuerdo con la Sociedad Mundial del sueño, a corto plazo, la falta de sueño afecta el estado de ánimo, el juicio y la capacidad de concentración. Si no se duerme bien, la persona puede tener dificultad para recordar cosas y ser más propenso a cometer errores en actividades escolares o laborales.
A largo plazo, la falta de sueño se asocia a problemas crónicos de salud como diabetes, hipertensión, ataques cerebrovasculares, obesidad, depresión y enfermedades cardíacas y renales. La falta de sueño también aumenta el riesgo de sufrir lesiones, como accidentes de tráfico.
Dormir menos de seis horas en promedio por noche se asocia a un mayor riesgo de mortalidad y a múltiples afecciones, como cardiopatías. Dormir menos de 7 horas y más de 9 horas al día se ha relacionado con una salud y un bienestar adversos, incluidos déficits digestivos y neuroconductuales.
Según el Congreso Mundial del Sueño 2023, que se realizó en Brasil y que este año se llevará a cabo en Japón, una persona debe dormir entre 7 y 8 horas, aunque depende de la edad y del estilo de vida. Esto debe estar enlazado a una rutina de la higiene del sueño como mantener un horario fijo para acostarse y levantarse, mantener el dormitorio con una temperatura agradable y niveles mínimos de luz y ruido, no estar en contacto con pantallas previo a la hora de dormir, entre otras.
Por Namieh Baute Barrios