Siempre que pensamos en bacterias, nos imaginamos el baño de la casa, el fregador de la cocina o incluso las suelas de los zapatos. Pocas veces el teléfono celular es tomado como un referente en cuanto a microbios y suciedad se refiere. Aunque rechazamos ver lo obvio, no hay de qué sorprenderse. El teléfono celular […]
Siempre que pensamos en bacterias, nos imaginamos el baño de la casa, el fregador de la cocina o incluso las suelas de los zapatos. Pocas veces el teléfono celular es tomado como un referente en cuanto a microbios y suciedad se refiere.
Aunque rechazamos ver lo obvio, no hay de qué sorprenderse. El teléfono celular nos acompaña a todos lados y tiene contacto con todas las bacterias de nuestro entorno. En promedio, una persona toca su celular unas 150 veces al día. Tu relación con la suciedad es más cercana de lo que parece.
Así es como tu teléfono celular puede enfermarte:
Tu teléfono celular es constantemente manipulado luego de estar en todo tipo de superficies. Esto genera un intercambio constante de bacterias que en el mejor de los casos afecta la salud de órganos externos como la piel y los ojos.
Una recomendación general para evitar esto es jamás colocar tu teléfono boca abajo. De esta forma, evitas que las bacterias lleguen a tu organismo si ha estado en contacto con espacios contaminados. Además, evita prestarlo. El teléfono celular debe convertirse para ti en un artículo tan personal como el cepillo de dientes.
Existen tres espacios en los que un teléfono celular se convierte en el transmisor perfecto de enfermedades intestinales. Los comedores, baños y cocinas son una fuente de contaminación constante. Espacios como estos tienen en abundancia bacterias como la Staphylococcus y la E. coli, que causan infecciones en el estómago y los intestinos.
En cuanto al baño, evita acercar tu teléfono a cualquier superficie de este espacio. Las bacterias de las heces y orina casi siempre están presentes en las pantallas de los teléfonos. En cuanto al fregadero, allí la cantidad de gérmenes es 100.000 veces superior a la de un sanitario.
Al menos una vez al mes, recuerda desinfectar tu teléfono celular. La mejor forma de hacerlo es preparando una mezcla de agua destilada con alcohol isopropílico. Con un paño limpio, frota tu móvil con movimientos circulares y deja secar. Puedes usar bastones de algodón y palillos de dientes para las partes difíciles de alcanzar.
Durante el proceso, es recomendable mantener apagado el teléfono celular.
Siempre que pensamos en bacterias, nos imaginamos el baño de la casa, el fregador de la cocina o incluso las suelas de los zapatos. Pocas veces el teléfono celular es tomado como un referente en cuanto a microbios y suciedad se refiere. Aunque rechazamos ver lo obvio, no hay de qué sorprenderse. El teléfono celular […]
Siempre que pensamos en bacterias, nos imaginamos el baño de la casa, el fregador de la cocina o incluso las suelas de los zapatos. Pocas veces el teléfono celular es tomado como un referente en cuanto a microbios y suciedad se refiere.
Aunque rechazamos ver lo obvio, no hay de qué sorprenderse. El teléfono celular nos acompaña a todos lados y tiene contacto con todas las bacterias de nuestro entorno. En promedio, una persona toca su celular unas 150 veces al día. Tu relación con la suciedad es más cercana de lo que parece.
Así es como tu teléfono celular puede enfermarte:
Tu teléfono celular es constantemente manipulado luego de estar en todo tipo de superficies. Esto genera un intercambio constante de bacterias que en el mejor de los casos afecta la salud de órganos externos como la piel y los ojos.
Una recomendación general para evitar esto es jamás colocar tu teléfono boca abajo. De esta forma, evitas que las bacterias lleguen a tu organismo si ha estado en contacto con espacios contaminados. Además, evita prestarlo. El teléfono celular debe convertirse para ti en un artículo tan personal como el cepillo de dientes.
Existen tres espacios en los que un teléfono celular se convierte en el transmisor perfecto de enfermedades intestinales. Los comedores, baños y cocinas son una fuente de contaminación constante. Espacios como estos tienen en abundancia bacterias como la Staphylococcus y la E. coli, que causan infecciones en el estómago y los intestinos.
En cuanto al baño, evita acercar tu teléfono a cualquier superficie de este espacio. Las bacterias de las heces y orina casi siempre están presentes en las pantallas de los teléfonos. En cuanto al fregadero, allí la cantidad de gérmenes es 100.000 veces superior a la de un sanitario.
Al menos una vez al mes, recuerda desinfectar tu teléfono celular. La mejor forma de hacerlo es preparando una mezcla de agua destilada con alcohol isopropílico. Con un paño limpio, frota tu móvil con movimientos circulares y deja secar. Puedes usar bastones de algodón y palillos de dientes para las partes difíciles de alcanzar.
Durante el proceso, es recomendable mantener apagado el teléfono celular.