Hagamos precisiones. Nada tiene que ver la decisión del alcalde Mello Castro González de suspender el ‘Día sin Moto’ en Valledupar con que una caravana de motos, que iba a un sepelio, estuviera infiltrada de atracadores, pues esto es una vieja costumbre en la capital del Cesar, diríamos que del Caribe, que ha merecido notas periodísticas en el pasado pero que ha cobrado vigencia recientemente.
Hagamos precisiones. Nada tiene que ver la decisión del alcalde Mello Castro González de suspender el ‘Día sin Moto’ en Valledupar con que una caravana de motos, que iba a un sepelio, estuviera infiltrada de atracadores, pues esto es una vieja costumbre en la capital del Cesar, diríamos que del Caribe, que ha merecido notas periodísticas en el pasado pero que ha cobrado vigencia recientemente.
Eso, más bien, merece atención urgente de parte del Gobierno y la Policía Nacional.
Lo que consideramos una ridícula realidad es que por la conducta ciudadana hasta los velorios y sepelios necesiten regulación de la Fuerza Pública, pero es la realidad.
Es importante recordarles a nuestros lectores que lo ocurrido el pasado lunes en la caravana de un sepelio es un hecho que se ha registrado en varias oportunidades.
En el marco de un debate público sobre la movilidad, especialmente la de las motos, este tipo de actos delincuenciales en la peor de las circunstancias (honras fúnebres), hacen que los reflectores se posen sobre los delincuentes en moto, como debe ser, y los controles se extremen, lo que podría perjudicar a quienes nada tienen que ver; justos pagan por pecadores. Para empezar, por eso es que existen tantos controles a las motos.
Un problema más. Podemos decir que el trabajo constante de la Fuerza Pública para frenar caravanas después de los partidos de fútbol ha dado como resultado, hasta ahora, disminuirlos, pero no totalmente. Varias vidas se han perdido, no solo de accidentados, también de personas que nada tienen que ver con esas manifestaciones, que son atracadas y heridas de muerte por atracadores camuflados en el desorden.
Como es costumbre de EL PILÓN, el primer llamado de atención es para la ciudadanía, para las madres y padres de los jóvenes, muchos de ellos menores de edad, conductores irresponsables de motocicletas. Algunos ejerciendo el delito. Son los hogares los primeros en regular para prevenir y entregar buenos ciudadanos a este municipio.
En segundo lugar, la Fuerza Pública y el Gobierno deben tomar medidas inteligentes para atender nuevas problemáticas y erradicarlas. Allí se pone a prueba la planeación sobre la incidencia en la conducta humana, el comportamiento del colectivo, con medidores a corto y mediano plazo.
Por supuesto, sobre el caso puntual, esperamos que con una imagen que demuestra el hecho en flagrancia haya resultados. La captura y judicialización, si lo amerita, según los parámetros que rigen el accionar policial.
El ‘Día sin Moto’ fue erradicado pero no la prohibición de parrillero hombre mayor de 14 años. Se necesita contundencia para hacer cumplir la norma en lo posible. De ello depende. En parte importante, el orden y la seguridad de los ciudadanos.
Hagamos precisiones. Nada tiene que ver la decisión del alcalde Mello Castro González de suspender el ‘Día sin Moto’ en Valledupar con que una caravana de motos, que iba a un sepelio, estuviera infiltrada de atracadores, pues esto es una vieja costumbre en la capital del Cesar, diríamos que del Caribe, que ha merecido notas periodísticas en el pasado pero que ha cobrado vigencia recientemente.
Hagamos precisiones. Nada tiene que ver la decisión del alcalde Mello Castro González de suspender el ‘Día sin Moto’ en Valledupar con que una caravana de motos, que iba a un sepelio, estuviera infiltrada de atracadores, pues esto es una vieja costumbre en la capital del Cesar, diríamos que del Caribe, que ha merecido notas periodísticas en el pasado pero que ha cobrado vigencia recientemente.
Eso, más bien, merece atención urgente de parte del Gobierno y la Policía Nacional.
Lo que consideramos una ridícula realidad es que por la conducta ciudadana hasta los velorios y sepelios necesiten regulación de la Fuerza Pública, pero es la realidad.
Es importante recordarles a nuestros lectores que lo ocurrido el pasado lunes en la caravana de un sepelio es un hecho que se ha registrado en varias oportunidades.
En el marco de un debate público sobre la movilidad, especialmente la de las motos, este tipo de actos delincuenciales en la peor de las circunstancias (honras fúnebres), hacen que los reflectores se posen sobre los delincuentes en moto, como debe ser, y los controles se extremen, lo que podría perjudicar a quienes nada tienen que ver; justos pagan por pecadores. Para empezar, por eso es que existen tantos controles a las motos.
Un problema más. Podemos decir que el trabajo constante de la Fuerza Pública para frenar caravanas después de los partidos de fútbol ha dado como resultado, hasta ahora, disminuirlos, pero no totalmente. Varias vidas se han perdido, no solo de accidentados, también de personas que nada tienen que ver con esas manifestaciones, que son atracadas y heridas de muerte por atracadores camuflados en el desorden.
Como es costumbre de EL PILÓN, el primer llamado de atención es para la ciudadanía, para las madres y padres de los jóvenes, muchos de ellos menores de edad, conductores irresponsables de motocicletas. Algunos ejerciendo el delito. Son los hogares los primeros en regular para prevenir y entregar buenos ciudadanos a este municipio.
En segundo lugar, la Fuerza Pública y el Gobierno deben tomar medidas inteligentes para atender nuevas problemáticas y erradicarlas. Allí se pone a prueba la planeación sobre la incidencia en la conducta humana, el comportamiento del colectivo, con medidores a corto y mediano plazo.
Por supuesto, sobre el caso puntual, esperamos que con una imagen que demuestra el hecho en flagrancia haya resultados. La captura y judicialización, si lo amerita, según los parámetros que rigen el accionar policial.
El ‘Día sin Moto’ fue erradicado pero no la prohibición de parrillero hombre mayor de 14 años. Se necesita contundencia para hacer cumplir la norma en lo posible. De ello depende. En parte importante, el orden y la seguridad de los ciudadanos.