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Columnista - 1 marzo, 2015

Armonizar siempre como lo hace la sociedad artística ferrolana

El día último del mes de febrero, por cierto día de Andalucía (siempre hay un gallego en cada rincón), entré a formar parte, como miembro de honor, de la Sociedad Artística Ferrolana (SAF), fundada en el año 1970 por un grupo de entusiastas cultivadores del culto a la cultura sin otro condicionante que embellecer al […]

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El día último del mes de febrero, por cierto día de Andalucía (siempre hay un gallego en cada rincón), entré a formar parte, como miembro de honor, de la Sociedad Artística Ferrolana (SAF), fundada en el año 1970 por un grupo de entusiastas cultivadores del culto a la cultura sin otro condicionante que embellecer al mundo, y de la que formaron parte con la misma condición honorífica, escritores tan emblemáticos como Cela o el mismo Torrente Ballester. Reconozco que yo llegué de la mano de un pintor de hondos pensamientos azules, Carlos Barcon, artista pictórico que ondula abecedarios marinos como pocos en esta inmensidad de soledades y silencios. Hace muchos años que cultivamos una amistad verdadera, más allá de las palabras, con la sensación de habernos conocido desde siempre. Posteriormente, llegaron otros como la inimitable poeta del color, Corín Diego Cervera, y tantos otros que no recuerdo, pero que están en mí.

Estos amigos de la singular Sociedad Artística Ferrolana son el aire fresco que respiro, la añoranza que vivo y me desvive. Ellos llegan siempre en el momento oportuno. Han llegado en otro tiempo para activarme la inspiración. Ahora lo hacen de este modo, para premiar la coherencia que me ha movido siempre, como a ellos, el avivar el pensamiento, y más ahora, en este mundo tan mediocre y mundano. Ciertamente, vivimos una aglomeración de discordancias, que debemos atajar con urgencia, mediante la fórmula reconciliadora de lo armónico. Desde luego, es tan preciso como necesario, avivar mucho más el espíritu conciliador. Uno ha de reconciliarse siempre, de manera continua y permanente, hasta consigo mismo. Resulta, verdaderamente estremecedor y bello, acortar las divisiones, las distancias entre culturas, las absurdas separaciones, puesto que hasta la misma vida tiene bien poco sentido si no se comparte con nuestros semejantes el acontecer de los días y si no experimentamos un respeto natural por lo que somos y representamos cada uno por ser lo que es. ¡No nos dejemos robar el entusiasmo por la vida.

Ciertamente, tenemos que aprender a superar los personalismos al igual que lo hace esta Sociedad Artística Ferrolana (SAF); entendiéndonos más y auxiliándonos mejor. Sin un apoyo humanitario activo se van a perder muchas vidas que deberían cohabitar con nosotros, a nuestro lado, por inútiles carencias que habría que solventar. Estando unidos es como se puede superar cualquier tipo de conflicto. Lo sabe bien esta Sociedad Artística Ferrolana, referente de tantos sueños y referencia de buen hacer. Por consiguiente; las personas comprometidas con el arte y la cultura, tenemos que decir ¡no! a una economía excluyente; ¡no! a unos gobiernos que se sirven del ciudadano en lugar de servir; ¡no! a unas finanzas que reducen al ser humano a un mero objeto de consumo; ¡no! a un mercado divinizado y discriminatorio que ordena y manda a su antojo; ¡no! a tanta falta de equidad que lo único que genera son riadas de violencia; ¡no!, en definitiva, a este mar de egoísmos que nos deja sin aire y con un estéril pesimismo, difícil de despojarnos de él.

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
[email protected]

Columnista
1 marzo, 2015

Armonizar siempre como lo hace la sociedad artística ferrolana

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
El Pilón

El día último del mes de febrero, por cierto día de Andalucía (siempre hay un gallego en cada rincón), entré a formar parte, como miembro de honor, de la Sociedad Artística Ferrolana (SAF), fundada en el año 1970 por un grupo de entusiastas cultivadores del culto a la cultura sin otro condicionante que embellecer al […]


El día último del mes de febrero, por cierto día de Andalucía (siempre hay un gallego en cada rincón), entré a formar parte, como miembro de honor, de la Sociedad Artística Ferrolana (SAF), fundada en el año 1970 por un grupo de entusiastas cultivadores del culto a la cultura sin otro condicionante que embellecer al mundo, y de la que formaron parte con la misma condición honorífica, escritores tan emblemáticos como Cela o el mismo Torrente Ballester. Reconozco que yo llegué de la mano de un pintor de hondos pensamientos azules, Carlos Barcon, artista pictórico que ondula abecedarios marinos como pocos en esta inmensidad de soledades y silencios. Hace muchos años que cultivamos una amistad verdadera, más allá de las palabras, con la sensación de habernos conocido desde siempre. Posteriormente, llegaron otros como la inimitable poeta del color, Corín Diego Cervera, y tantos otros que no recuerdo, pero que están en mí.

Estos amigos de la singular Sociedad Artística Ferrolana son el aire fresco que respiro, la añoranza que vivo y me desvive. Ellos llegan siempre en el momento oportuno. Han llegado en otro tiempo para activarme la inspiración. Ahora lo hacen de este modo, para premiar la coherencia que me ha movido siempre, como a ellos, el avivar el pensamiento, y más ahora, en este mundo tan mediocre y mundano. Ciertamente, vivimos una aglomeración de discordancias, que debemos atajar con urgencia, mediante la fórmula reconciliadora de lo armónico. Desde luego, es tan preciso como necesario, avivar mucho más el espíritu conciliador. Uno ha de reconciliarse siempre, de manera continua y permanente, hasta consigo mismo. Resulta, verdaderamente estremecedor y bello, acortar las divisiones, las distancias entre culturas, las absurdas separaciones, puesto que hasta la misma vida tiene bien poco sentido si no se comparte con nuestros semejantes el acontecer de los días y si no experimentamos un respeto natural por lo que somos y representamos cada uno por ser lo que es. ¡No nos dejemos robar el entusiasmo por la vida.

Ciertamente, tenemos que aprender a superar los personalismos al igual que lo hace esta Sociedad Artística Ferrolana (SAF); entendiéndonos más y auxiliándonos mejor. Sin un apoyo humanitario activo se van a perder muchas vidas que deberían cohabitar con nosotros, a nuestro lado, por inútiles carencias que habría que solventar. Estando unidos es como se puede superar cualquier tipo de conflicto. Lo sabe bien esta Sociedad Artística Ferrolana, referente de tantos sueños y referencia de buen hacer. Por consiguiente; las personas comprometidas con el arte y la cultura, tenemos que decir ¡no! a una economía excluyente; ¡no! a unos gobiernos que se sirven del ciudadano en lugar de servir; ¡no! a unas finanzas que reducen al ser humano a un mero objeto de consumo; ¡no! a un mercado divinizado y discriminatorio que ordena y manda a su antojo; ¡no! a tanta falta de equidad que lo único que genera son riadas de violencia; ¡no!, en definitiva, a este mar de egoísmos que nos deja sin aire y con un estéril pesimismo, difícil de despojarnos de él.

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
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