En estos tiempos de redes sociales se difunde una noticia y un rumor en cuestión de segundos, lo ocurrido el martes 26 de julio creo no tiene precedente en Valledupar, ante la alarma de contaminación del agua muchos corrieron a comprar botellones para evitar riesgos de intoxicación; no voy a señalar a nadie de tonto, […]
En estos tiempos de redes sociales se difunde una noticia y un rumor en cuestión de segundos, lo ocurrido el martes 26 de julio creo no tiene precedente en Valledupar, ante la alarma de contaminación del agua muchos corrieron a comprar botellones para evitar riesgos de intoxicación; no voy a señalar a nadie de tonto, aunque no me encontraba en la ciudad, inmediatamente llamé a mi señora para que comprara un botellón y no le diera agua de la pluma a nuestros hijos, también llamé a mi madre para prevenirla al respecto pero con su acostumbrada naturalidad me dijo que de ser cierto ya habría muerto de tanta agua que había tomado ese día antes de mi llamada.
Pero no se puede perder de vista esta situación, ya no se espera que en los medios de comunicación se confirme una noticia; la utilización de las redes logra un efecto inmediato ante la opinión que se convirtieron ya en la principal fuente de información y lo que allí circula lo tomamos como verdad absoluta verbigracia de un popular semanario que comúnmente habla de lo que en las redes se comenta o se dice.
Dar gritos de inconformidad por la reacción de la gente al creer la falsa noticia difundida en el mundo “virtual” es desconocer la importancia que nosotros le damos a esos instrumentos tecnológicos; algunos presumen de ser los que más seguidores tienen o ser los más influyentes en las redes, sin evaluar la veracidad o seriedad de sus afirmaciones, es precisamente la inclinación de integrar un mundo en que solo nos interesa leer unas cuantas líneas de chismes y necedades para atraer la atención de todos.
De este episodio lamentable debemos aprender cuál es el uso que le estamos dando a los mecanismos de la modernidad y no convertirlo en el parlante de los necios y caminar como zombis por todo lo que allí se comenta, realmente vivimos en una sociedad que no piensa por sí misma y le es más cómodo dejar que los demás piensen por ella; lo sucedido realmente suscitó el pánico en Valledupar y se deben buscar responsables, una alarma que incuestionablemente le dio utilidades a los grandes cadenas de supermercados y empresas que venden los famosos botellones de agua, claro con esto no quiero decir que ellos son los responsables pero por un rumor no se puede desabastecer a una ciudad al mejor estilo de Caracas o Maracaibo, es necesario que en esto el Coronel se ocupe en buscar responsables y no solo aquellos que critiquen la gestión del alcalde inventando delitos informáticos donde no existen.
Claro el mismo medio fue utilizado para hacer ver a los vallenatos que todo era un engaño y no teníamos problemas con el agua distintos a los habituales, como la falta del agua en unos barrios y el suministro a ratos en otros; pero bueno no hablamos de suministro de agua sino de la contaminación del líquido; se publicaron videos de reconocidas personas de la ciudad que intentaban en un gesto plausible llamar a la tranquilidad tomando agua desde sus casas pero el daño ya estaba hecho; sin embargo la próxima vez que el gerente de Emdupar S.A E.S.P, Armando Cuello, se disponga grabar un video tomando agua de un lavaplatos y publicarlo en twitter, asegúrese en cerrar la llave después de llenar el vaso y no desperdiciar agua durante los 54 segundos de grabación, porque envía un muy mal mensaje que no contribuye al ahorro en el consumo que promueve en cuñas radiales, un hecho vales más que mil palabras.
Reitero lo escrito en los renglones superiores, no confiemos ciegamente en lo que se reproduce en las redes, fácilmente nos lleva a fraudes peligrosos, lo del agua solo es una muestra del arma letal y masivas que pueden ser twitter, Instagram, etc.; confirmemos y pensemos antes de creer lo que dicen los eruditos del “mundo virtual”.
En estos tiempos de redes sociales se difunde una noticia y un rumor en cuestión de segundos, lo ocurrido el martes 26 de julio creo no tiene precedente en Valledupar, ante la alarma de contaminación del agua muchos corrieron a comprar botellones para evitar riesgos de intoxicación; no voy a señalar a nadie de tonto, […]
En estos tiempos de redes sociales se difunde una noticia y un rumor en cuestión de segundos, lo ocurrido el martes 26 de julio creo no tiene precedente en Valledupar, ante la alarma de contaminación del agua muchos corrieron a comprar botellones para evitar riesgos de intoxicación; no voy a señalar a nadie de tonto, aunque no me encontraba en la ciudad, inmediatamente llamé a mi señora para que comprara un botellón y no le diera agua de la pluma a nuestros hijos, también llamé a mi madre para prevenirla al respecto pero con su acostumbrada naturalidad me dijo que de ser cierto ya habría muerto de tanta agua que había tomado ese día antes de mi llamada.
Pero no se puede perder de vista esta situación, ya no se espera que en los medios de comunicación se confirme una noticia; la utilización de las redes logra un efecto inmediato ante la opinión que se convirtieron ya en la principal fuente de información y lo que allí circula lo tomamos como verdad absoluta verbigracia de un popular semanario que comúnmente habla de lo que en las redes se comenta o se dice.
Dar gritos de inconformidad por la reacción de la gente al creer la falsa noticia difundida en el mundo “virtual” es desconocer la importancia que nosotros le damos a esos instrumentos tecnológicos; algunos presumen de ser los que más seguidores tienen o ser los más influyentes en las redes, sin evaluar la veracidad o seriedad de sus afirmaciones, es precisamente la inclinación de integrar un mundo en que solo nos interesa leer unas cuantas líneas de chismes y necedades para atraer la atención de todos.
De este episodio lamentable debemos aprender cuál es el uso que le estamos dando a los mecanismos de la modernidad y no convertirlo en el parlante de los necios y caminar como zombis por todo lo que allí se comenta, realmente vivimos en una sociedad que no piensa por sí misma y le es más cómodo dejar que los demás piensen por ella; lo sucedido realmente suscitó el pánico en Valledupar y se deben buscar responsables, una alarma que incuestionablemente le dio utilidades a los grandes cadenas de supermercados y empresas que venden los famosos botellones de agua, claro con esto no quiero decir que ellos son los responsables pero por un rumor no se puede desabastecer a una ciudad al mejor estilo de Caracas o Maracaibo, es necesario que en esto el Coronel se ocupe en buscar responsables y no solo aquellos que critiquen la gestión del alcalde inventando delitos informáticos donde no existen.
Claro el mismo medio fue utilizado para hacer ver a los vallenatos que todo era un engaño y no teníamos problemas con el agua distintos a los habituales, como la falta del agua en unos barrios y el suministro a ratos en otros; pero bueno no hablamos de suministro de agua sino de la contaminación del líquido; se publicaron videos de reconocidas personas de la ciudad que intentaban en un gesto plausible llamar a la tranquilidad tomando agua desde sus casas pero el daño ya estaba hecho; sin embargo la próxima vez que el gerente de Emdupar S.A E.S.P, Armando Cuello, se disponga grabar un video tomando agua de un lavaplatos y publicarlo en twitter, asegúrese en cerrar la llave después de llenar el vaso y no desperdiciar agua durante los 54 segundos de grabación, porque envía un muy mal mensaje que no contribuye al ahorro en el consumo que promueve en cuñas radiales, un hecho vales más que mil palabras.
Reitero lo escrito en los renglones superiores, no confiemos ciegamente en lo que se reproduce en las redes, fácilmente nos lleva a fraudes peligrosos, lo del agua solo es una muestra del arma letal y masivas que pueden ser twitter, Instagram, etc.; confirmemos y pensemos antes de creer lo que dicen los eruditos del “mundo virtual”.