Pese a ser latinoamericano, el equipo albiceleste lo hicieron sentir el más visitante del certamen. El público de Medellín apoyó a México, Inglaterra, Corea y Egipto; y en Cartagena fue igual, los abucheos bajaron de las tribunas del Jaime Morón desde que los argentinos ingresaron al terreno de juego para realizar los ejercicios de calentamiento.

Los cerca de 16 mil espectadores presentes en el partido que abrió los cuartos de final del mundial, ovacionaron en todo momento a Portugal.

El ‘sí se puede’ de la tribuna revivió a los europeos cuando estaban a un penal de despedirse del certamen juvenil, y aturdió a los argentinos que no aguantaron la presión, fallaron en los momentos claves y quedaron eliminados.

“Hay mucha desazón y mucha tristeza porque acabó nuestra ilusión de estar entre los cuatro mejores del mundial. Los penaltis son suerte, estuvimos cerca de ganarlos, pero no se dio y no hay mucho que explicar”, expresó el director técnico albiceleste Walter Perazzo.

Los gestos obscenos a la afición en Medellín y los supuestos daños en los vestuarios del Atanasio Girardot, alimentaron el odio de los colombianos, que inexplicablemente les pidieron autógrafos y fotos en la calle a los argentinos, y dentro del campo los insultaron sin compasión.

Los gauchos se van del mundial sin conocer la derrota, con tres partidos ganados y dos empatados, y cinco goles a favor y uno en contra. Los números no son negativos, pero el técnico Perazzo prefirió no hablar de balances hasta pasar el trago amargo de la eliminación.

“Necesitamos tiempo para superar este tremendo dolor. Luego meditaremos y analizaremos todo”, sostuvo el estratega argentino.