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Economía Digital - 20 abril, 2021

Aprendizaje autónomo e Inteligencias Artificiales

Desde el gólem de la mitología judía, constructo humanoide de arcilla que se animaba al grabar en su frente la palabra emeth/verdad, pasando por la criatura de Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary Shelley, en la cual un científico jugaba con fuerzas que no entendía del todo y reanimaba una criatura sin alma hecha […]

Desde el gólem de la mitología judía, constructo humanoide de arcilla que se animaba al grabar en su frente la palabra emeth/verdad, pasando por la criatura de Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary Shelley, en la cual un científico jugaba con fuerzas que no entendía del todo y reanimaba una criatura sin alma hecha de trozos de cadáveres, no faltan ejemplos en la civilización humana de creaciones de inteligencias no humanas y autónomas, aunque en este momento la ciencia y la técnica parecen estar más cerca de conseguirlo que nunca, y con ello nos encontramos cada vez más cerca del momento exacto en el que la primera Inteligencia Artificial (IA), imperfecta por ser una creación humana, sea capaz de diseñar a su sucesora dando lugar a la conocida como singularidad tecnológica, pero todo ello no sería posible sin los sistemas de aprendizaje autónomo, en los cuales los programas que terminarán por dar a luz esta nueva inteligencia aprenden como si de un cachorro o un bebé humano se tratase.

Una carrera por crear la primera IA

Vehículos autónomos, inversión, medicina e incluso gobierno, las aplicaciones que tendrán las IAs en un futuro más cercano de lo que creemos son casi infinitas, y sin duda descargarán a los seres humanos de cada vez más trabajo, sobre todo analítico, porque a pesar de lo eficiente que es el cerebro humano encontrando patrones y logrando unir correctamente datos aparentemente inconexos (hay quién explica de esta forma fenómenos como el de las revelaciones en sueños, como el que ayudó a Mendeléiev a dar forma a la tabla periódica de elementos) una máquina lo hace mucho más rápido, “sólo” falta lograr reducir a unos y ceros esa chispa que parece poseer el cerebro humano. 

Pero para ello primero hay que lograr un aprendizaje autónomo eficaz, como el que busca la compañía de hardware NVIDIA que mediante redes neuronales de aprendizaje profundo lleva tiempo trabajando en enseñar a los coches autónomos a conducirse de forma autónoma, ya que el tráfico es un sistema que tiende al caos pero con reglas muy claras, es un empeño perfecto para crear IAs.

Adiós yuppie, ¿hola Skynet?

La inversión es otra de las actividades que las inteligencias artificiales podrán desempeñar en el futuro junto con los seres humanos, y es que invertir en acciones implica el análisis de multitud de datos y de variables, aunque todavía está por ver que puedan manejar adecuadamente variables como las emociones humanas.

Conocido es el caso del pánico bursátil que se desató en la Bolsa de Londres tras la difusión de la información errónea de que la coalición había sido derrotada en Waterloo, y como algunos inversores lograron aprovechar la supuesta victoria de Napoleón para operar en la dirección adecuada, ¿habría sido una IA capaz de aprovechar esta circunstancia? ¿o en vista del pánico infundado habría pensado que lo mejor era liquidar todos los activos que debía gestionar de la mejor forma posible?

Existe una forma de invertir, el trading online, en la que el trader debe ser capaz de leer adecuadamente todas las variables que afecten al instrumento mediante el que se está operando para abrir posiciones que se cierren en el momento en el cual la cotización alcance un determinado nivel, siendo a la baja o al alza, y depende de la lectura y correcto análisis de multitud de gráficos e informaciones, trabajo a priori perfecto para una IA, pero que también debe incluir factores que quizás no puedan encontrarse en un calendario económico, como por ejemplo el optimismo o el pesimismo de la sociedad, algo que influirá sin duda en el comportamiento de los mercados. Además en el trading se utiliza apalancamiento, lo cual hace que las operaciones abiertas sean de mayor envergadura, y los resultados mayores, se gane o se pierda, y eso debe tenerse muy en cuenta por el riesgo que implica, ya sea el trader ser humano o futura IA.

Y una cosa que todavía no puede hacer un programa informático es elegir la mejor plataforma para hacer trading, ya que se deben revisar las redes sociales y discriminar entre las opiniones y los comentarios de los usuarios, poder discernir cuales son de auténticos usuarios y por lo tanto son opiniones útiles y qué comentarios y opiniones son maliciosas, y para eso no basta con sumar números.

Un futuro compartido

Parece más que probable que a lo largo de este siglo XXI los seres humanos compartamos el planeta Tierra con una inteligencia parcial o totalmente ajena a nosotros, una inteligencia integrada totalmente en nuestra sociedad, presente en nuestros medios de transporte, en nuestro mundo financiero e incluso en nuestros sistemas de gobierno, ¿será esto para beneficio de la humanidad?

Economía Digital
20 abril, 2021

Aprendizaje autónomo e Inteligencias Artificiales

Desde el gólem de la mitología judía, constructo humanoide de arcilla que se animaba al grabar en su frente la palabra emeth/verdad, pasando por la criatura de Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary Shelley, en la cual un científico jugaba con fuerzas que no entendía del todo y reanimaba una criatura sin alma hecha […]


Desde el gólem de la mitología judía, constructo humanoide de arcilla que se animaba al grabar en su frente la palabra emeth/verdad, pasando por la criatura de Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary Shelley, en la cual un científico jugaba con fuerzas que no entendía del todo y reanimaba una criatura sin alma hecha de trozos de cadáveres, no faltan ejemplos en la civilización humana de creaciones de inteligencias no humanas y autónomas, aunque en este momento la ciencia y la técnica parecen estar más cerca de conseguirlo que nunca, y con ello nos encontramos cada vez más cerca del momento exacto en el que la primera Inteligencia Artificial (IA), imperfecta por ser una creación humana, sea capaz de diseñar a su sucesora dando lugar a la conocida como singularidad tecnológica, pero todo ello no sería posible sin los sistemas de aprendizaje autónomo, en los cuales los programas que terminarán por dar a luz esta nueva inteligencia aprenden como si de un cachorro o un bebé humano se tratase.

Una carrera por crear la primera IA

Vehículos autónomos, inversión, medicina e incluso gobierno, las aplicaciones que tendrán las IAs en un futuro más cercano de lo que creemos son casi infinitas, y sin duda descargarán a los seres humanos de cada vez más trabajo, sobre todo analítico, porque a pesar de lo eficiente que es el cerebro humano encontrando patrones y logrando unir correctamente datos aparentemente inconexos (hay quién explica de esta forma fenómenos como el de las revelaciones en sueños, como el que ayudó a Mendeléiev a dar forma a la tabla periódica de elementos) una máquina lo hace mucho más rápido, “sólo” falta lograr reducir a unos y ceros esa chispa que parece poseer el cerebro humano. 

Pero para ello primero hay que lograr un aprendizaje autónomo eficaz, como el que busca la compañía de hardware NVIDIA que mediante redes neuronales de aprendizaje profundo lleva tiempo trabajando en enseñar a los coches autónomos a conducirse de forma autónoma, ya que el tráfico es un sistema que tiende al caos pero con reglas muy claras, es un empeño perfecto para crear IAs.

Adiós yuppie, ¿hola Skynet?

La inversión es otra de las actividades que las inteligencias artificiales podrán desempeñar en el futuro junto con los seres humanos, y es que invertir en acciones implica el análisis de multitud de datos y de variables, aunque todavía está por ver que puedan manejar adecuadamente variables como las emociones humanas.

Conocido es el caso del pánico bursátil que se desató en la Bolsa de Londres tras la difusión de la información errónea de que la coalición había sido derrotada en Waterloo, y como algunos inversores lograron aprovechar la supuesta victoria de Napoleón para operar en la dirección adecuada, ¿habría sido una IA capaz de aprovechar esta circunstancia? ¿o en vista del pánico infundado habría pensado que lo mejor era liquidar todos los activos que debía gestionar de la mejor forma posible?

Existe una forma de invertir, el trading online, en la que el trader debe ser capaz de leer adecuadamente todas las variables que afecten al instrumento mediante el que se está operando para abrir posiciones que se cierren en el momento en el cual la cotización alcance un determinado nivel, siendo a la baja o al alza, y depende de la lectura y correcto análisis de multitud de gráficos e informaciones, trabajo a priori perfecto para una IA, pero que también debe incluir factores que quizás no puedan encontrarse en un calendario económico, como por ejemplo el optimismo o el pesimismo de la sociedad, algo que influirá sin duda en el comportamiento de los mercados. Además en el trading se utiliza apalancamiento, lo cual hace que las operaciones abiertas sean de mayor envergadura, y los resultados mayores, se gane o se pierda, y eso debe tenerse muy en cuenta por el riesgo que implica, ya sea el trader ser humano o futura IA.

Y una cosa que todavía no puede hacer un programa informático es elegir la mejor plataforma para hacer trading, ya que se deben revisar las redes sociales y discriminar entre las opiniones y los comentarios de los usuarios, poder discernir cuales son de auténticos usuarios y por lo tanto son opiniones útiles y qué comentarios y opiniones son maliciosas, y para eso no basta con sumar números.

Un futuro compartido

Parece más que probable que a lo largo de este siglo XXI los seres humanos compartamos el planeta Tierra con una inteligencia parcial o totalmente ajena a nosotros, una inteligencia integrada totalmente en nuestra sociedad, presente en nuestros medios de transporte, en nuestro mundo financiero e incluso en nuestros sistemas de gobierno, ¿será esto para beneficio de la humanidad?