Entre otras cosas… Por: Dario Arregoces Me opuse a la reelección presidencial basado en consideraciones éticas y por la enorme desigualdad entre el aspirante y el gobernante. No obstante hoy en día es una realidad insoslayable, y no soy de los que se ponen a llorar sobre la leche derramada, creo más bien llegada la […]
Entre otras cosas…
Por: Dario Arregoces
Me opuse a la reelección presidencial basado en consideraciones éticas y por la enorme desigualdad entre el aspirante y el gobernante. No obstante hoy en día es una realidad insoslayable, y no soy de los que se ponen a llorar sobre la leche derramada, creo más bien llegada la hora de reclamar la reelección inmediata, y por una sola vez, que fue aprobada para el Presidente de la República, y que debe extenderse también a los alcaldes y gobernadores, atendiendo elementales razones de igualdad y de justicia.
Actualmente se cursa en el Congreso el proyecto de Acto Legislativo, que echaría por tierra la prohibición a la reelección inmediata de alcaldes y gobernadores, inserta en el artículo 303 de la C.P. Y de inmediato surgen desde Bogotá, voces disidentes que, lanza en ristre, descalifican la iniciativa por inconveniente e inoportuna, desconociendo el hecho que la gran mayoría de las democracias modernas, con muy contadas excepciones, consagran la reelección inmediata, tanto del Presidente como de los mandatarios locales. Pero son las mismas voces, que se opusieron a la elección popular de alcaldes y gobernadores, con argumentos variopintos relacionados con temas tales como: el conflicto armado, corrupción y clientelismo. Ciertamente nadie desconoce los defectos de nuestra democracia, pero asimismo son muchas las fortalezas que permiten creer en las bondades de la reforma legislativa de marras.
Concederle la oportunidad de seguir gobernando al mandatario de turno, no es otra cosa que premiar su buena gestión, como derrotarlo en las urnas, debe asumirse como el resultado de su mala administración. Ahora bien, la reelección de alcaldes y gobernadores, va a depender no solo de la disposición legal, sino también del querer del mandatario. Al respecto deseo acotar que Alejandro Char, Alcalde de Barranquilla, manifestó públicamente, no estar interesado en la reelección.
En nuestro municipio, ya vivimos la experiencia de la reelección no inmediata de Rodolfo Campo Soto, quien fue el primer alcalde por elección popular en 1992 y repitió en 1998. Su exitosa gestión aun se recuerda con nostalgia. ¿Qué problema hubiera podido tener concederle la oportunidad de la reelección inmediata -y por una sola vez- al citado mandatario sin tener que sufrir la intermisión? Es evidente que los elevados niveles de corrupción en Colombia, es un factor a tener en cuenta, pero creo que la mejor forma de combatirla, en este caso, es la de empoderar al ciudadano con el arma más valiosa que la democracia le brinda: El voto, que es finalmente el que decide la contienda electoral.
Ahora bien, intencionalmente he dejado de último el argumento jurídico que sirve de fundamento contra la tesis antireeleccionista y que consiste en que todo ciudadano tiene derecho a ocupar cargos públicos, en condiciones de igualdad, es decir sin discriminación alguna, así quedó plasmado en la Convención Americana de los Derechos Humanos Artículo 23. Y es que negarle al mandatario local la posibilidad de la reelección inmediata y por una sola vez, por ser el actual mandatario, ¿no es acaso una forma de discriminación?
FRASE DE CIERRE: “No puedes hacer una revolución para tener democracia. Debes tener democracia para hacer una revolución” GILBERT KEITH CHESTERTON, escritor inglés.
[email protected]
Entre otras cosas… Por: Dario Arregoces Me opuse a la reelección presidencial basado en consideraciones éticas y por la enorme desigualdad entre el aspirante y el gobernante. No obstante hoy en día es una realidad insoslayable, y no soy de los que se ponen a llorar sobre la leche derramada, creo más bien llegada la […]
Entre otras cosas…
Por: Dario Arregoces
Me opuse a la reelección presidencial basado en consideraciones éticas y por la enorme desigualdad entre el aspirante y el gobernante. No obstante hoy en día es una realidad insoslayable, y no soy de los que se ponen a llorar sobre la leche derramada, creo más bien llegada la hora de reclamar la reelección inmediata, y por una sola vez, que fue aprobada para el Presidente de la República, y que debe extenderse también a los alcaldes y gobernadores, atendiendo elementales razones de igualdad y de justicia.
Actualmente se cursa en el Congreso el proyecto de Acto Legislativo, que echaría por tierra la prohibición a la reelección inmediata de alcaldes y gobernadores, inserta en el artículo 303 de la C.P. Y de inmediato surgen desde Bogotá, voces disidentes que, lanza en ristre, descalifican la iniciativa por inconveniente e inoportuna, desconociendo el hecho que la gran mayoría de las democracias modernas, con muy contadas excepciones, consagran la reelección inmediata, tanto del Presidente como de los mandatarios locales. Pero son las mismas voces, que se opusieron a la elección popular de alcaldes y gobernadores, con argumentos variopintos relacionados con temas tales como: el conflicto armado, corrupción y clientelismo. Ciertamente nadie desconoce los defectos de nuestra democracia, pero asimismo son muchas las fortalezas que permiten creer en las bondades de la reforma legislativa de marras.
Concederle la oportunidad de seguir gobernando al mandatario de turno, no es otra cosa que premiar su buena gestión, como derrotarlo en las urnas, debe asumirse como el resultado de su mala administración. Ahora bien, la reelección de alcaldes y gobernadores, va a depender no solo de la disposición legal, sino también del querer del mandatario. Al respecto deseo acotar que Alejandro Char, Alcalde de Barranquilla, manifestó públicamente, no estar interesado en la reelección.
En nuestro municipio, ya vivimos la experiencia de la reelección no inmediata de Rodolfo Campo Soto, quien fue el primer alcalde por elección popular en 1992 y repitió en 1998. Su exitosa gestión aun se recuerda con nostalgia. ¿Qué problema hubiera podido tener concederle la oportunidad de la reelección inmediata -y por una sola vez- al citado mandatario sin tener que sufrir la intermisión? Es evidente que los elevados niveles de corrupción en Colombia, es un factor a tener en cuenta, pero creo que la mejor forma de combatirla, en este caso, es la de empoderar al ciudadano con el arma más valiosa que la democracia le brinda: El voto, que es finalmente el que decide la contienda electoral.
Ahora bien, intencionalmente he dejado de último el argumento jurídico que sirve de fundamento contra la tesis antireeleccionista y que consiste en que todo ciudadano tiene derecho a ocupar cargos públicos, en condiciones de igualdad, es decir sin discriminación alguna, así quedó plasmado en la Convención Americana de los Derechos Humanos Artículo 23. Y es que negarle al mandatario local la posibilidad de la reelección inmediata y por una sola vez, por ser el actual mandatario, ¿no es acaso una forma de discriminación?
FRASE DE CIERRE: “No puedes hacer una revolución para tener democracia. Debes tener democracia para hacer una revolución” GILBERT KEITH CHESTERTON, escritor inglés.
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