Por estos días los corrillos vallenatos en redes sociales, en reuniones presenciales y en general en todo tipo de conversación están girando alrededor de la cantante Ana del Castillo, quien aprendió muy fácilmente la mejor manera de hacerse viral por estas épocas, como se le llama ahora a la fama; es decir, la exalumna más […]
Por estos días los corrillos vallenatos en redes sociales, en reuniones presenciales y en general en todo tipo de conversación están girando alrededor de la cantante Ana del Castillo, quien aprendió muy fácilmente la mejor manera de hacerse viral por estas épocas, como se le llama ahora a la fama; es decir, la exalumna más aventajada del “Turco” Gil encontró la llave del éxito haciéndose criticar por lo negativo, por lo vulgar, por lo antiestético, por hacer todo lo contrario a lo que espera una sociedad acostumbrada a la doble moral y que a una mujer no se le permita decir, ni hacer todo aquello que hacen los hombres.
Ahora ya no es porque a un colega famoso y recientemente homenajeado le dijo que era siete mil quinientos millones de veces un hp y lo mandó a comerse tres mil “catapilas” de miembro viril, tampoco es porque salió a cantar semidesnuda en un concierto, mucho menos es porque habla en sus presentaciones un lenguaje que no acostumbran las demás mujeres, pero según algunos, a ella sí le luce.
La mediática artista tiene a algunos “vallenatólogos” rasgándose las vestiduras solo porque publicó el repertorio del álbum musical que lanzará próximamente y a la gente le llamó la atención el título de una de las canciones que allí trae.
Hay que dejar claro aquí que los títulos de las canciones se los ponen los compositores, no los intérpretes, luego entonces si la canción es de Roland Valbuena debió ser él y no Ana quien bautizó la canción con el nombre “Te vas en peo”, pero los cuestionamientos que he escuchado no son para el compositor, sino para la cantante.
Yo me imagino que “Anita” cuando vio que la canción se llamaba así, saltó de jubilo y gritó: “Esto es lo que necesito”, sin importar el contenido ni la temática de la misma, ella sabía que le lloverían rayos y centellas, pero también intuía que eso, como sus extravagancias verbales y físicas, son las que la vienen catapultando y la tienen en el lugar que hoy se encuentra, sumado a su carisma y excelente manera de cantar.
No tengo duda alguna que Ana del Castillo mientras siga empleando esa estrategia de dar de qué hablar negativo o positivo, pero que hablen, va a continuar subiendo en seguidores y en todo lo demás que busca hoy un artista o un ‘influencer’, y es posible que para ella mientras su “monetización” siga subiendo, no quiera parar, ni cambiar de herramientas, dicen en el deporte que equipo ganador no se cambia.
Ahora bien, en Colombia buena parte de la música tropical y de otros géneros, históricamente se ha caracterizado por emplear letras y títulos de doble sentido y no veo necesario aquí hacerles una lista de aquellas canciones exitosas interpretadas por hombres y que rayaron en lo vulgar y fueron grabadas hace más de cincuenta años, para que ahora algunos me vengan a decir que eso es solo influenciado por el reguetón. Lo único cierto aquí es que Ana del Castillo sigue moviendo la registradora de la facturación.
Colofón: Se volvió tan exótico encontrar en Colombia un concurso donde no haya corrupción, que mucha gente está haciendo maletas para venir a La Loma de Calenturas, Cesar, al Festival de Canciones Samuel Martínez, versión 32, del 12 al 15 de julio, solo para ver cómo es que se puede hacer un festival sin que se sepa de antemano quiénes son los ganadores.
Por: Jorge Nain Ruiz
Por estos días los corrillos vallenatos en redes sociales, en reuniones presenciales y en general en todo tipo de conversación están girando alrededor de la cantante Ana del Castillo, quien aprendió muy fácilmente la mejor manera de hacerse viral por estas épocas, como se le llama ahora a la fama; es decir, la exalumna más […]
Por estos días los corrillos vallenatos en redes sociales, en reuniones presenciales y en general en todo tipo de conversación están girando alrededor de la cantante Ana del Castillo, quien aprendió muy fácilmente la mejor manera de hacerse viral por estas épocas, como se le llama ahora a la fama; es decir, la exalumna más aventajada del “Turco” Gil encontró la llave del éxito haciéndose criticar por lo negativo, por lo vulgar, por lo antiestético, por hacer todo lo contrario a lo que espera una sociedad acostumbrada a la doble moral y que a una mujer no se le permita decir, ni hacer todo aquello que hacen los hombres.
Ahora ya no es porque a un colega famoso y recientemente homenajeado le dijo que era siete mil quinientos millones de veces un hp y lo mandó a comerse tres mil “catapilas” de miembro viril, tampoco es porque salió a cantar semidesnuda en un concierto, mucho menos es porque habla en sus presentaciones un lenguaje que no acostumbran las demás mujeres, pero según algunos, a ella sí le luce.
La mediática artista tiene a algunos “vallenatólogos” rasgándose las vestiduras solo porque publicó el repertorio del álbum musical que lanzará próximamente y a la gente le llamó la atención el título de una de las canciones que allí trae.
Hay que dejar claro aquí que los títulos de las canciones se los ponen los compositores, no los intérpretes, luego entonces si la canción es de Roland Valbuena debió ser él y no Ana quien bautizó la canción con el nombre “Te vas en peo”, pero los cuestionamientos que he escuchado no son para el compositor, sino para la cantante.
Yo me imagino que “Anita” cuando vio que la canción se llamaba así, saltó de jubilo y gritó: “Esto es lo que necesito”, sin importar el contenido ni la temática de la misma, ella sabía que le lloverían rayos y centellas, pero también intuía que eso, como sus extravagancias verbales y físicas, son las que la vienen catapultando y la tienen en el lugar que hoy se encuentra, sumado a su carisma y excelente manera de cantar.
No tengo duda alguna que Ana del Castillo mientras siga empleando esa estrategia de dar de qué hablar negativo o positivo, pero que hablen, va a continuar subiendo en seguidores y en todo lo demás que busca hoy un artista o un ‘influencer’, y es posible que para ella mientras su “monetización” siga subiendo, no quiera parar, ni cambiar de herramientas, dicen en el deporte que equipo ganador no se cambia.
Ahora bien, en Colombia buena parte de la música tropical y de otros géneros, históricamente se ha caracterizado por emplear letras y títulos de doble sentido y no veo necesario aquí hacerles una lista de aquellas canciones exitosas interpretadas por hombres y que rayaron en lo vulgar y fueron grabadas hace más de cincuenta años, para que ahora algunos me vengan a decir que eso es solo influenciado por el reguetón. Lo único cierto aquí es que Ana del Castillo sigue moviendo la registradora de la facturación.
Colofón: Se volvió tan exótico encontrar en Colombia un concurso donde no haya corrupción, que mucha gente está haciendo maletas para venir a La Loma de Calenturas, Cesar, al Festival de Canciones Samuel Martínez, versión 32, del 12 al 15 de julio, solo para ver cómo es que se puede hacer un festival sin que se sepa de antemano quiénes son los ganadores.
Por: Jorge Nain Ruiz