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Columnista - 29 junio, 2014

Amar

Ella intentó disimular su belleza exaltando mi inteligencia. No lo logró, solo consiguió hacerse más bella. Una mañana de abril un hombre contempla unas rosas hermosas. Lamenta estar tan lejos de alguien y evoca un nombre. -Dios mío –exclama mirando los cielos- te doy lo que me pidas si permites que yo le entregue estas […]

Ella intentó disimular su belleza exaltando mi inteligencia. No lo logró, solo consiguió hacerse más bella.
Una mañana de abril un hombre contempla unas rosas hermosas.
Lamenta estar tan lejos de alguien y evoca un nombre.
-Dios mío –exclama mirando los cielos- te doy lo que me pidas si permites que yo le entregue estas rosas a la amada mía
– La amo -grita- ¡si todos los soles y todas las lunas llevan su nombre!
-Señor –continua- si lo permites, aceptaré la muerte en este jardín al declinar el día.
En ese instante su amada aparece a sus espaldas
Y así sucede desde que un hombre recuerda que ama a una mujer.

EL PACTO
Hicimos un pacto. Usted y yo acordamos el olvido.
Por favor no me mire así, no me siga, no me acose, aléjese de mí. ¡Márchese bien lejos!
De mi pensamiento.

REFLEXION
He gastado fortunas en viajar para conocer montañas imponente, ríos espléndidos y océanos asombrosos, he visto de cerca la vía láctea consumiéndose en su torbellino mágico de luces, he conocido lugares hermosos, tesoros antiguos y restaurantes magníficos.
Solo dos cosas no he sabido apreciar jamás. El sol de la mañana que asoma a mi ventana y el esplendor de tu mirada serena y dulce.
TENTACIÓN
Ella estaba en el parque, lucía un short de verano y tenía un libro de poemas abierto sobre sus piernas blancas y bellísimas. Yo me detuve a su lado y comencé a mirar, ella se sonrojó al ver claramente la tentación en mis ojos impacientes.
El poema narraba la historia de una chica recostada en el parque leyendo un libro de poemas de Benedetti mientras un intruso le fisgoneaba impaciente las piernas.
Ahora yo no sé si soy el hombre del parque que mira el poema o el hombre del libro que mira las piernas.

OJALA
Ojala una gitana de ojos de cielo me someta a un hechizo de amor y me condene a seguirla por tierra, aire y mar a naciones lejanas.
Ojalá ese hechizo sea para amarla a ella y a nadie más.
Ojalá mi corazón pueda soportar ese embrujo y amarla solo a ella por siempre.
¡Ojalá esa gitana seas tú!

YA NO VIVO
Yo me fui, no sé por qué,
Ella quedó suspendida en el aire
como golondrina que detiene su vuelo.
Yo caminé mundos nuevos
pero ya no puedo más.
Me falta el aire, ya no vivo
ya no vivo.
Morí aquella tarde en que pronunció mi nombre.
Por última vez.

Columnista
29 junio, 2014

Amar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Leonardo Maya Amaya

Ella intentó disimular su belleza exaltando mi inteligencia. No lo logró, solo consiguió hacerse más bella. Una mañana de abril un hombre contempla unas rosas hermosas. Lamenta estar tan lejos de alguien y evoca un nombre. -Dios mío –exclama mirando los cielos- te doy lo que me pidas si permites que yo le entregue estas […]


Ella intentó disimular su belleza exaltando mi inteligencia. No lo logró, solo consiguió hacerse más bella.
Una mañana de abril un hombre contempla unas rosas hermosas.
Lamenta estar tan lejos de alguien y evoca un nombre.
-Dios mío –exclama mirando los cielos- te doy lo que me pidas si permites que yo le entregue estas rosas a la amada mía
– La amo -grita- ¡si todos los soles y todas las lunas llevan su nombre!
-Señor –continua- si lo permites, aceptaré la muerte en este jardín al declinar el día.
En ese instante su amada aparece a sus espaldas
Y así sucede desde que un hombre recuerda que ama a una mujer.

EL PACTO
Hicimos un pacto. Usted y yo acordamos el olvido.
Por favor no me mire así, no me siga, no me acose, aléjese de mí. ¡Márchese bien lejos!
De mi pensamiento.

REFLEXION
He gastado fortunas en viajar para conocer montañas imponente, ríos espléndidos y océanos asombrosos, he visto de cerca la vía láctea consumiéndose en su torbellino mágico de luces, he conocido lugares hermosos, tesoros antiguos y restaurantes magníficos.
Solo dos cosas no he sabido apreciar jamás. El sol de la mañana que asoma a mi ventana y el esplendor de tu mirada serena y dulce.
TENTACIÓN
Ella estaba en el parque, lucía un short de verano y tenía un libro de poemas abierto sobre sus piernas blancas y bellísimas. Yo me detuve a su lado y comencé a mirar, ella se sonrojó al ver claramente la tentación en mis ojos impacientes.
El poema narraba la historia de una chica recostada en el parque leyendo un libro de poemas de Benedetti mientras un intruso le fisgoneaba impaciente las piernas.
Ahora yo no sé si soy el hombre del parque que mira el poema o el hombre del libro que mira las piernas.

OJALA
Ojala una gitana de ojos de cielo me someta a un hechizo de amor y me condene a seguirla por tierra, aire y mar a naciones lejanas.
Ojalá ese hechizo sea para amarla a ella y a nadie más.
Ojalá mi corazón pueda soportar ese embrujo y amarla solo a ella por siempre.
¡Ojalá esa gitana seas tú!

YA NO VIVO
Yo me fui, no sé por qué,
Ella quedó suspendida en el aire
como golondrina que detiene su vuelo.
Yo caminé mundos nuevos
pero ya no puedo más.
Me falta el aire, ya no vivo
ya no vivo.
Morí aquella tarde en que pronunció mi nombre.
Por última vez.