En abril las noches y los días son más cortos, las horas se adelgazan en el espiral de un sonoro acordeón, en las cuerdas de una guitarra y en la melodía de versos que evocan la nostalgia de tiempos idos, la belleza de la mujer amada, el suceso de una crónica y los colores del paisaje.
Valledupar es por antonomasia la tierra que enamora, es una ciudad sin puertas y sin murallas. Es un valle fértil a la poesía, a la música, a la pintura, al teatro, a la cuentería, y posee la magia de las aguas del río Guatapurí.
En abril las noches y los días son más cortos, las horas se adelgazan en el espiral de un sonoro acordeón, en las cuerdas de una guitarra y en la melodía de versos que evocan la nostalgia de tiempos idos, la belleza de la mujer amada, el suceso de una crónica y los colores del paisaje.
En abril el sentimiento vallenato es desbordante, los corazones se abren de ensoñación con las notas de los acordeones y los cantos de los juglares. La alegría se siente en el aire, en la lluvia, en los árboles, en las calles, en la mirada de la gente. La música es un torbellino que aprisiona a los transeúntes y todo se vuelve una gran fiesta: la anécdota, la risa, el saludo, el piropo, el verso, el pregón son un abrazo entre propios y visitantes.
En Valledupar el festival es la epopeya mestiza del tambor, la guacharaca y el acordeón. No puede faltar el narrador que conoce el origen y la tradición musical y con honestidad promueve su enseñanza. Y existe el fabulador, que finge y habla más de lo que sabe y embauca a los incautos. Pero todo esto hace parte del folclor y de la fiesta. Abril será siempre abril, por su gente y su aroma de cantos y acordeones.
El Festival 55 ayer celebró su alborada con la pintura infantil. El concurso de acordeón en la categoría infantil se inicia hoy lunes en el Centro Recreacional La Pedregosa. De todos los concursos, el de rey de reyes de acordeón profesional es uno de los que genera grandes expectativas, y se inicia el jueves en horas de la mañana en la Plaza Alfonso López. En este concurso se centran los comentarios; músicos y expertos en el tema hablan de las cualidades de cada uno de los diecisiete aspirantes y el posible ganador.
Con atención he escuchado estos comentarios y la balanza se inclina a favor de Almes Granados. Sus méritos no son por pertenecer a una dinastía musical, él es un maestro de la música vallenata.
Almes ronda los 64 años, pero parece que no pasara de 50; se ha conservado por su disciplina, decencia, respeto y amor por la vida y el arte. Desde hace varios años su pareja musical es el cantante Ivo Diaz. En Almes su vestido es de vallenato puro, que siempre lleva puesto; no tiene que cambiarse para ensayar los cuatros aires, por eso es para los expertos uno de los candidatos con grandes opciones de ser ganador de la quinta edición de rey de reyes.
Suerte y éxitos para este querido maestro. Una canción para concursar, este paseo inédito de su autoría, ‘Así me presento yo’: “Con el acordeón en la mano, así me presento yo/ mi nombre es Almes Granados, soy bendecido por Dios/. Por el lado de mi padre tengo sangre musical/ y por parte de mi madre la herencia de los Durán/…. Siempre toco el vallenato con cadencia y melodía…”
Por José Atuesta Mindiola
En abril las noches y los días son más cortos, las horas se adelgazan en el espiral de un sonoro acordeón, en las cuerdas de una guitarra y en la melodía de versos que evocan la nostalgia de tiempos idos, la belleza de la mujer amada, el suceso de una crónica y los colores del paisaje.
Valledupar es por antonomasia la tierra que enamora, es una ciudad sin puertas y sin murallas. Es un valle fértil a la poesía, a la música, a la pintura, al teatro, a la cuentería, y posee la magia de las aguas del río Guatapurí.
En abril las noches y los días son más cortos, las horas se adelgazan en el espiral de un sonoro acordeón, en las cuerdas de una guitarra y en la melodía de versos que evocan la nostalgia de tiempos idos, la belleza de la mujer amada, el suceso de una crónica y los colores del paisaje.
En abril el sentimiento vallenato es desbordante, los corazones se abren de ensoñación con las notas de los acordeones y los cantos de los juglares. La alegría se siente en el aire, en la lluvia, en los árboles, en las calles, en la mirada de la gente. La música es un torbellino que aprisiona a los transeúntes y todo se vuelve una gran fiesta: la anécdota, la risa, el saludo, el piropo, el verso, el pregón son un abrazo entre propios y visitantes.
En Valledupar el festival es la epopeya mestiza del tambor, la guacharaca y el acordeón. No puede faltar el narrador que conoce el origen y la tradición musical y con honestidad promueve su enseñanza. Y existe el fabulador, que finge y habla más de lo que sabe y embauca a los incautos. Pero todo esto hace parte del folclor y de la fiesta. Abril será siempre abril, por su gente y su aroma de cantos y acordeones.
El Festival 55 ayer celebró su alborada con la pintura infantil. El concurso de acordeón en la categoría infantil se inicia hoy lunes en el Centro Recreacional La Pedregosa. De todos los concursos, el de rey de reyes de acordeón profesional es uno de los que genera grandes expectativas, y se inicia el jueves en horas de la mañana en la Plaza Alfonso López. En este concurso se centran los comentarios; músicos y expertos en el tema hablan de las cualidades de cada uno de los diecisiete aspirantes y el posible ganador.
Con atención he escuchado estos comentarios y la balanza se inclina a favor de Almes Granados. Sus méritos no son por pertenecer a una dinastía musical, él es un maestro de la música vallenata.
Almes ronda los 64 años, pero parece que no pasara de 50; se ha conservado por su disciplina, decencia, respeto y amor por la vida y el arte. Desde hace varios años su pareja musical es el cantante Ivo Diaz. En Almes su vestido es de vallenato puro, que siempre lleva puesto; no tiene que cambiarse para ensayar los cuatros aires, por eso es para los expertos uno de los candidatos con grandes opciones de ser ganador de la quinta edición de rey de reyes.
Suerte y éxitos para este querido maestro. Una canción para concursar, este paseo inédito de su autoría, ‘Así me presento yo’: “Con el acordeón en la mano, así me presento yo/ mi nombre es Almes Granados, soy bendecido por Dios/. Por el lado de mi padre tengo sangre musical/ y por parte de mi madre la herencia de los Durán/…. Siempre toco el vallenato con cadencia y melodía…”
Por José Atuesta Mindiola