Por culpa de la corrupción asqueante y cicatrizante en Colombia, caso patético que se observa en muchos departamentos donde los niños mueren de física hambre; precisamente por desidia de los dirigentes políticos actuales, que en contratos entregados por fuera del contexto real se siguen perpetuando en otras regiones. La alimentación escolar mediante el PAE (plan […]
Por culpa de la corrupción asqueante y cicatrizante en Colombia, caso patético que se observa en muchos departamentos donde los niños mueren de física hambre; precisamente por desidia de los dirigentes políticos actuales, que en contratos entregados por fuera del contexto real se siguen perpetuando en otras regiones. La alimentación escolar mediante el PAE (plan de alimentación escolar), obligación estatal para que el sistema educativo los niños puedan tener rendimiento en su desempeño académico en sus primeros años escolares se encuentra en crisis.
No es un secreto que miles de hogares colombianos de escasos recurso, envían a sus hijos a las aulas con su estómago vacío o con un poco de agua de panela o agua de azúcar y un pedazo de pan. ¿Eso es un desayuno? Este plan debe contribuir a disminuir la desnutrición de nuestra niñez que es evidente en Colombia más en unas regiones que otras. La mira es nutrir a los niños en esa etapa vital y no nutrir los bolsillos de contratistas; contratos por los que muchos se pelean.
No es posible que esto siga sucediendo a plena luz del día en el país, que el futuro del mismo, continué perjudicado por la corrupción. Siempre encontraremos en este sistema de contratación como actores principales, personajes con poder económico que se ligan a los que detentan el actual poder político. Estas prácticas nocivas, permitidas por muchos entes territoriales se deben acabar y corregir por verdaderos planes de alimentación para los niños. Deben cuanto antes los organismos como Procuraduría y Contraloría además de la Fiscalía desarticular ese modelo asqueroso de sobrefacturación de alimentos que aún no entregan 32 millones de raciones y creemos no las entregaran. El PAE entró en crisis y debe dársele sepultura; un plan naciente debe cumplir el verdadero fin: nutrir alimentariamente a los niños dar un complemento alimentario al déficit que tienen en sus hogares en todo el país. Un hecho de corrupción, notorio y bastante desagradable es este tipo de contratación alimentaria, donde los que siempre pagan los platos rotos son los niños; esta situación deslegitima la sociedad y la estanca si no supera estos hechos.
¿Dónde están los defensores de los niños?. ¿Dónde están los órganos de control? ¿Por qué no actúan? Defensores de papel y el ICBF, figura decorativa.
Los niños en esta etapa de sus vidas necesitan estar bien alimentados, ya que la nutrición que reciban allí será un beneficio para toda la vida. Los mayores debemos ser responsables, no darles comida chatarra, que solo contribuye al sobrepeso de ellos. Se debe optar por una alimentación balanceada que a futuro les conceda una vida saludable, evitándoles enfermedades que hoy vemos con frecuencia se dan como anemia, desnutrición. Asimilar hábitos saludables de alimentación desde la infancia, fundamental para que asista un adecuado crecimiento y mejor desempeño en el área educativa y así ellos los mantendrán durante toda su vida; de esta manera tendremos niños sobresalientes. No le podemos pedir peras al olmo.
Ante esta situación tan angustiosa y lamentable, provocada por la corrupción, auspiciada por instituciones y avaladas por mucho, estaríamos dispuestos un grupo de protectores de la niñez a solicitar a la ONU y su correspondiente organismo alimentario a que se intervengan estas prácticas funestas en Colombia; tendrá que ser así, porque aquí tal parece no existe alguien o entidad que corrija tan indeseable situación.
Por Jairo Franco Salas
[email protected]
Por culpa de la corrupción asqueante y cicatrizante en Colombia, caso patético que se observa en muchos departamentos donde los niños mueren de física hambre; precisamente por desidia de los dirigentes políticos actuales, que en contratos entregados por fuera del contexto real se siguen perpetuando en otras regiones. La alimentación escolar mediante el PAE (plan […]
Por culpa de la corrupción asqueante y cicatrizante en Colombia, caso patético que se observa en muchos departamentos donde los niños mueren de física hambre; precisamente por desidia de los dirigentes políticos actuales, que en contratos entregados por fuera del contexto real se siguen perpetuando en otras regiones. La alimentación escolar mediante el PAE (plan de alimentación escolar), obligación estatal para que el sistema educativo los niños puedan tener rendimiento en su desempeño académico en sus primeros años escolares se encuentra en crisis.
No es un secreto que miles de hogares colombianos de escasos recurso, envían a sus hijos a las aulas con su estómago vacío o con un poco de agua de panela o agua de azúcar y un pedazo de pan. ¿Eso es un desayuno? Este plan debe contribuir a disminuir la desnutrición de nuestra niñez que es evidente en Colombia más en unas regiones que otras. La mira es nutrir a los niños en esa etapa vital y no nutrir los bolsillos de contratistas; contratos por los que muchos se pelean.
No es posible que esto siga sucediendo a plena luz del día en el país, que el futuro del mismo, continué perjudicado por la corrupción. Siempre encontraremos en este sistema de contratación como actores principales, personajes con poder económico que se ligan a los que detentan el actual poder político. Estas prácticas nocivas, permitidas por muchos entes territoriales se deben acabar y corregir por verdaderos planes de alimentación para los niños. Deben cuanto antes los organismos como Procuraduría y Contraloría además de la Fiscalía desarticular ese modelo asqueroso de sobrefacturación de alimentos que aún no entregan 32 millones de raciones y creemos no las entregaran. El PAE entró en crisis y debe dársele sepultura; un plan naciente debe cumplir el verdadero fin: nutrir alimentariamente a los niños dar un complemento alimentario al déficit que tienen en sus hogares en todo el país. Un hecho de corrupción, notorio y bastante desagradable es este tipo de contratación alimentaria, donde los que siempre pagan los platos rotos son los niños; esta situación deslegitima la sociedad y la estanca si no supera estos hechos.
¿Dónde están los defensores de los niños?. ¿Dónde están los órganos de control? ¿Por qué no actúan? Defensores de papel y el ICBF, figura decorativa.
Los niños en esta etapa de sus vidas necesitan estar bien alimentados, ya que la nutrición que reciban allí será un beneficio para toda la vida. Los mayores debemos ser responsables, no darles comida chatarra, que solo contribuye al sobrepeso de ellos. Se debe optar por una alimentación balanceada que a futuro les conceda una vida saludable, evitándoles enfermedades que hoy vemos con frecuencia se dan como anemia, desnutrición. Asimilar hábitos saludables de alimentación desde la infancia, fundamental para que asista un adecuado crecimiento y mejor desempeño en el área educativa y así ellos los mantendrán durante toda su vida; de esta manera tendremos niños sobresalientes. No le podemos pedir peras al olmo.
Ante esta situación tan angustiosa y lamentable, provocada por la corrupción, auspiciada por instituciones y avaladas por mucho, estaríamos dispuestos un grupo de protectores de la niñez a solicitar a la ONU y su correspondiente organismo alimentario a que se intervengan estas prácticas funestas en Colombia; tendrá que ser así, porque aquí tal parece no existe alguien o entidad que corrija tan indeseable situación.
Por Jairo Franco Salas
[email protected]