Un libro es un relato que interpreta la realidad o la desfigura. O la inventa. O la anticipa. Un buen libro sumerge. Recomiendo algunos en los que me zambullí en el 2020. Si Ortega y Gasset enseñaba que uno es uno y sus circunstancias, ‘Hábitos atómicos’, de James Clear, señala que el hombre termina “siendo” […]
Un libro es un relato que interpreta la realidad o la desfigura. O la inventa. O la anticipa. Un buen libro sumerge. Recomiendo algunos en los que me zambullí en el 2020.
Si Ortega y Gasset enseñaba que uno es uno y sus circunstancias, ‘Hábitos atómicos’, de James Clear, señala que el hombre termina “siendo” lo que son sus hábitos, es decir, lo que hace repetidamente y da instrucciones para adquirirlos. Afirma que los buenos hábitos se incorporan a la vida diaria no por metas ni por procesos (esa es la entrada equivocada) sino por cambios de identidad (esta es la acertada) o sea que lo clave es forjar una identidad, por ejemplo, de deportista, o de novelista, porque el verdadero cambio de conducta es un cambio de identidad, ya que la identidad trata de lo que uno es.
Para entender lo que está sucediendo en la política y prever cómo se seguirá moviendo es interesante leer ‘Gestionar las emociones políticas’, de Antoni Gutiérrez-Rubí; ‘No pienses en un elefante’, de George Lakoff; ‘Fake News, la verdad de las noticias falsas’, de Marc Amorós García; ‘Pre-Suación’, de Robert Cialdini, y ‘Masa y poder’, de Elías Canetti.
Un relato del sufrimiento de lo que sucede en Venezuela es la excelente novela ‘La hija de la española’, de Karina Sainz Borgo, y para intentar comprender los hilos de los titiriteros y los movimientos del mundo están ‘La economía de la manipulación’, de George Akerlof y Robert Shiller; ‘La metamorfosis del mundo’, de Ulrich Beck; ‘La desaparición de los rituales’, de Byung-Chul Han; ‘El enemigo conoce el sistema’, de Mart Peirano; ‘La Doctrina del Shock’, de Naomi Klein, y ‘Las claves de la cuarta revolución industrial’, de autores varios.
En tema de desempeño laboral hay dos excelentes libros: ‘Mide lo que importa’, de John Doerr, y ‘El Trabajo ya no es lo que era’, de Albert Cañigueral publicado en plena pandemia
De literatura trepidante: ‘Temporada de Huracanes’, de Fernanda Melchor, y ‘La paciente silenciosa’, de Alex Michaelides, y ‘Salvar el fuego’, de Guillermo Arriaga. Otras hermosas son ‘Esperando a Mister Bojangles’, de Olivier Bourdear; ‘Estampa de niña’, de Camila Couve; ‘Gimpel, el tonto’, de Isaac Bashevis Singer, que enseña que todo es posible, y ‘Gente normal’, de Salley Rooney.
Otra literatura más dura pero esclarecedora de las realidades de la vida son ‘El hombre invisible’, de Ralph Ellison; ‘El Huérfano’, de Adam Johnson; ‘La Tierra Baldía’, de T.S.Eliot; ‘Entre los rotos’, de Alaide Ventura Medina, y ‘Eichmann en Jerusalén’, de Hannah Arendt, y ‘Mis últimos 10 minutos y 30 segundos en este extraño mundo’, de Elif Shafak, que siempre afirma que los demagogos y populistas tienen en común una cualidad inconfundible: sienten una gran aversión a la pluralidad y quieren dividir, en la simplicidad, a la gente en tribus. Son tribales.
Un libro es un relato que interpreta la realidad o la desfigura. O la inventa. O la anticipa. Un buen libro sumerge. Recomiendo algunos en los que me zambullí en el 2020. Si Ortega y Gasset enseñaba que uno es uno y sus circunstancias, ‘Hábitos atómicos’, de James Clear, señala que el hombre termina “siendo” […]
Un libro es un relato que interpreta la realidad o la desfigura. O la inventa. O la anticipa. Un buen libro sumerge. Recomiendo algunos en los que me zambullí en el 2020.
Si Ortega y Gasset enseñaba que uno es uno y sus circunstancias, ‘Hábitos atómicos’, de James Clear, señala que el hombre termina “siendo” lo que son sus hábitos, es decir, lo que hace repetidamente y da instrucciones para adquirirlos. Afirma que los buenos hábitos se incorporan a la vida diaria no por metas ni por procesos (esa es la entrada equivocada) sino por cambios de identidad (esta es la acertada) o sea que lo clave es forjar una identidad, por ejemplo, de deportista, o de novelista, porque el verdadero cambio de conducta es un cambio de identidad, ya que la identidad trata de lo que uno es.
Para entender lo que está sucediendo en la política y prever cómo se seguirá moviendo es interesante leer ‘Gestionar las emociones políticas’, de Antoni Gutiérrez-Rubí; ‘No pienses en un elefante’, de George Lakoff; ‘Fake News, la verdad de las noticias falsas’, de Marc Amorós García; ‘Pre-Suación’, de Robert Cialdini, y ‘Masa y poder’, de Elías Canetti.
Un relato del sufrimiento de lo que sucede en Venezuela es la excelente novela ‘La hija de la española’, de Karina Sainz Borgo, y para intentar comprender los hilos de los titiriteros y los movimientos del mundo están ‘La economía de la manipulación’, de George Akerlof y Robert Shiller; ‘La metamorfosis del mundo’, de Ulrich Beck; ‘La desaparición de los rituales’, de Byung-Chul Han; ‘El enemigo conoce el sistema’, de Mart Peirano; ‘La Doctrina del Shock’, de Naomi Klein, y ‘Las claves de la cuarta revolución industrial’, de autores varios.
En tema de desempeño laboral hay dos excelentes libros: ‘Mide lo que importa’, de John Doerr, y ‘El Trabajo ya no es lo que era’, de Albert Cañigueral publicado en plena pandemia
De literatura trepidante: ‘Temporada de Huracanes’, de Fernanda Melchor, y ‘La paciente silenciosa’, de Alex Michaelides, y ‘Salvar el fuego’, de Guillermo Arriaga. Otras hermosas son ‘Esperando a Mister Bojangles’, de Olivier Bourdear; ‘Estampa de niña’, de Camila Couve; ‘Gimpel, el tonto’, de Isaac Bashevis Singer, que enseña que todo es posible, y ‘Gente normal’, de Salley Rooney.
Otra literatura más dura pero esclarecedora de las realidades de la vida son ‘El hombre invisible’, de Ralph Ellison; ‘El Huérfano’, de Adam Johnson; ‘La Tierra Baldía’, de T.S.Eliot; ‘Entre los rotos’, de Alaide Ventura Medina, y ‘Eichmann en Jerusalén’, de Hannah Arendt, y ‘Mis últimos 10 minutos y 30 segundos en este extraño mundo’, de Elif Shafak, que siempre afirma que los demagogos y populistas tienen en común una cualidad inconfundible: sienten una gran aversión a la pluralidad y quieren dividir, en la simplicidad, a la gente en tribus. Son tribales.