La conmemoración de los 30 años de la revista Semana y la manera como se ha conocido y confirmado el proceso de acercamiento entre el gobierno nacional y las autodenominadas Fuerzas Armadas de Colombia (FARC), para iniciar una negociación de paz, en los primeros días de octubre, nuevamente traen a cuento la gran responsabilidad de […]
La conmemoración de los 30 años de la revista Semana y la manera como se ha conocido y confirmado el proceso de acercamiento entre el gobierno nacional y las autodenominadas Fuerzas Armadas de Colombia (FARC), para iniciar una negociación de paz, en los primeros días de octubre, nuevamente traen a cuento la gran responsabilidad de los medios de comunicación en el buen final del mismo.
El proceso de negociación próximo a iniciarse representa un reto inmenso para los medios de comunicación y para los periodistas colombianos. Debemos recordar que más allá del reto de publicar una primicia sobre el proceso, el famoso síndrome de la noticia, la verdad es la primera sacrificada en una guerra y así ha sucedido, en muchas ocasiones, en el conflicto colombiano.
Las negociaciones en medio de la guerra, es decir sin un cese al fuego, la existencia de otros actores armados, algunos de ellos enemigos del proceso de negociación, son factores que aumentan el reto de los medios y de los periodistas, en su conjunto, pero principalmente de aquellos que tendrán bajo su responsabilidad el cubrimiento del proceso de negociación.
En el mencionado foro de Semana, uno de los primeros en plantear ese reto fue el veterano periodista de radio y televisión, Yamid Amad Ruiz, director del noticiero CMI, quien puso el dedo en la llaga, como se dice popularmente, al reconocer que existe, en su opinión una gran contradicción entre el afán de informar y la discrecionalidad y prudencia que requiere informar de manera responsable sobre el proceso de negociación.
Hoy reiteramos que los medios de comunicación, tanto nacionales como regionales, y los periodistas en particular, tenemos esa gran responsabilidad en la construcción de escenarios e imaginarios que contribuyan a crear condiciones y un buen ambiente para ese proceso de paz.
En principio, podemos decir que la historia reciente de Colombia demuestra que los medios de comunicación, algunos de ellos con claros intereses políticos y económicos, legítimos por lo demás, han demostrado ser conscientes de esa responsabilidad en la información que se maneja; se debe tener mucho cuidado, verificar la información, revisar la calidad de las fuentes y los detalles de los hechos violentos que se puedan presentar en medio del proceso.
Sucesos como el ocurrido con el bus que transportaba a un grupo de trabajadores de la Drummond, en al vía entre San Diego y Codazzi, a todas luces repudiable, son un ejemplo de que se debe buscar la verdad, con rigor, aún en medio de la confusión existente y que sabemos persistirá durante buena parte del proceso de negociación entre el gobierno y las FARC.
Además de la búsqueda de esa objetividad esquiva, consideramos fundamental relevar esa responsabilidad social que nos asiste, y también la tolerancia y el sentido pluralista en el manejo de las noticias y toda la información que generan los actores violentos y en diálogo y los comentarios sobre los mismos y la evolución del proceso de negociación.
De allí que consideremos de la mayor importancia que organismos como el PDP Cesar, y el Círculo de Periodistas de Valledupar motiven la reflexión, la creación de conciencia y de una actitud responsable y comprometida de los medios y los periodistas del Cesar con el proceso de negociación que el gobierno del Presidente Santos iniciará en octubre, primero en Oslo, Noruega, y luego en Cuba.
Reiteramos de nuevo que los periodistas de manera individual y también de manera colectiva, en los medios, y en los gremios profesionales como el CPV, reflexionemos, desde ya, sobre el inmenso reto que tenemos en el manejo de la información en torno al proceso de paz y su incidencia a nivel nacional y regional.
La conmemoración de los 30 años de la revista Semana y la manera como se ha conocido y confirmado el proceso de acercamiento entre el gobierno nacional y las autodenominadas Fuerzas Armadas de Colombia (FARC), para iniciar una negociación de paz, en los primeros días de octubre, nuevamente traen a cuento la gran responsabilidad de […]
La conmemoración de los 30 años de la revista Semana y la manera como se ha conocido y confirmado el proceso de acercamiento entre el gobierno nacional y las autodenominadas Fuerzas Armadas de Colombia (FARC), para iniciar una negociación de paz, en los primeros días de octubre, nuevamente traen a cuento la gran responsabilidad de los medios de comunicación en el buen final del mismo.
El proceso de negociación próximo a iniciarse representa un reto inmenso para los medios de comunicación y para los periodistas colombianos. Debemos recordar que más allá del reto de publicar una primicia sobre el proceso, el famoso síndrome de la noticia, la verdad es la primera sacrificada en una guerra y así ha sucedido, en muchas ocasiones, en el conflicto colombiano.
Las negociaciones en medio de la guerra, es decir sin un cese al fuego, la existencia de otros actores armados, algunos de ellos enemigos del proceso de negociación, son factores que aumentan el reto de los medios y de los periodistas, en su conjunto, pero principalmente de aquellos que tendrán bajo su responsabilidad el cubrimiento del proceso de negociación.
En el mencionado foro de Semana, uno de los primeros en plantear ese reto fue el veterano periodista de radio y televisión, Yamid Amad Ruiz, director del noticiero CMI, quien puso el dedo en la llaga, como se dice popularmente, al reconocer que existe, en su opinión una gran contradicción entre el afán de informar y la discrecionalidad y prudencia que requiere informar de manera responsable sobre el proceso de negociación.
Hoy reiteramos que los medios de comunicación, tanto nacionales como regionales, y los periodistas en particular, tenemos esa gran responsabilidad en la construcción de escenarios e imaginarios que contribuyan a crear condiciones y un buen ambiente para ese proceso de paz.
En principio, podemos decir que la historia reciente de Colombia demuestra que los medios de comunicación, algunos de ellos con claros intereses políticos y económicos, legítimos por lo demás, han demostrado ser conscientes de esa responsabilidad en la información que se maneja; se debe tener mucho cuidado, verificar la información, revisar la calidad de las fuentes y los detalles de los hechos violentos que se puedan presentar en medio del proceso.
Sucesos como el ocurrido con el bus que transportaba a un grupo de trabajadores de la Drummond, en al vía entre San Diego y Codazzi, a todas luces repudiable, son un ejemplo de que se debe buscar la verdad, con rigor, aún en medio de la confusión existente y que sabemos persistirá durante buena parte del proceso de negociación entre el gobierno y las FARC.
Además de la búsqueda de esa objetividad esquiva, consideramos fundamental relevar esa responsabilidad social que nos asiste, y también la tolerancia y el sentido pluralista en el manejo de las noticias y toda la información que generan los actores violentos y en diálogo y los comentarios sobre los mismos y la evolución del proceso de negociación.
De allí que consideremos de la mayor importancia que organismos como el PDP Cesar, y el Círculo de Periodistas de Valledupar motiven la reflexión, la creación de conciencia y de una actitud responsable y comprometida de los medios y los periodistas del Cesar con el proceso de negociación que el gobierno del Presidente Santos iniciará en octubre, primero en Oslo, Noruega, y luego en Cuba.
Reiteramos de nuevo que los periodistas de manera individual y también de manera colectiva, en los medios, y en los gremios profesionales como el CPV, reflexionemos, desde ya, sobre el inmenso reto que tenemos en el manejo de la información en torno al proceso de paz y su incidencia a nivel nacional y regional.