Y además… Por: Alberto Herazo Palmera Voy a comenzar con la primera inquietud, con un temita que hace días quería tratar y comentar. Se trata del Mercado Público (Mercaupar, sino me equivoco). Ojalá esta columna no me vaya a ocasionar problemas, pues recuerdo que en una ocasión hice una notica de crítica constructiva y la […]
Y además…
Por: Alberto Herazo Palmera
Voy a comenzar con la primera inquietud, con un temita que hace días quería tratar y comentar. Se trata del Mercado Público (Mercaupar, sino me equivoco). Ojalá esta columna no me vaya a ocasionar problemas, pues recuerdo que en una ocasión hice una notica de crítica constructiva y la gerente de entonces, cuyo nombre no recuerdo, se disgustó y se quejó ante las directivas de El Pilón; no está por demás decir que los directivos me dieron la razón.
Pero, entremos al tema: ahora que se está hablando de que será una realidad la construcción del nuevo estadio de fútbol Armando Maestre Pavajeau (en el mismo sitio), aprobado por el OCAD y la compra de 24 viviendas del barrio Pablo VI, aledaño al Estadio, sería bueno meterle la mano al actual Mercado Público, pues no sería nada agradable que al lado de un moderno estadio se conserve un sitio sucio, pestilente y pútrido como es el actual mercado en algunos de sus sectores. ¿No les parece?
Quienes tenemos algún conocimiento de la historia de Valledupar, sabemos que hace muchos años el Mercado Público fue modelo de establecimiento, empezando por su organización y limpieza, hoy, maloliente y descuidado. Existe un contraste descomunal entre el orden reinante en las épocas mencionadas y el caos vigente. Lo que antes llenaba de orgullo a los vallenatos, ahora constituye una vergüenza.
Ha faltado verdaderamente voluntad para evitar el desorden. Se toleró durante muchos años la indisciplina de los vendedores ambulantes. Cuando el problema todavía era manejable, a cambio de reglamentar sus colmenas, lo cual jamás se logró, por el contrario, fue creciendo más el problema, si el día que aparecieron los primeros negocios clandestinos, se les hubiera organizado adecuadamente, tal vez no se habría producido el desdibujamiento de esta zona.
El crecimiento de esta ciudad contribuyó a empeorar la crisis, sin embargo, hasta la fecha no se ha visto un esfuerzo oficial, coherente y dinámico, destinado a rescatar el orden más elemental en uno de los sectores que era considerado como uno de los pulmones de la ciudad. Ha faltado, ciertamente, autoridad para corregir las condiciones infrahumanas en las que se encuentran personas para trabajar en el sector mencionado, contaminando de paso a las muchas más numerosas que allí compran sus alimentos.
Razones suficientes las anteriores, para no tener que invocar el daño que el incalificable desorden en la plaza de mercado causa al desprestigio de la ciudad. Señor Alcalde, métale la mano y entre a organizar un poco este fétido desbarajuste cotidiano, y qué decir del despelote vehicular de este sitio.
Mi segunda inquietud, que dejará de ser inquietud cuando la comunidad respalde a la Policía, es que con entusiasmo recibieron los vallenatos, el lanzamiento de frentes de seguridad y escuelas de seguridad ciudadana en el marco de vigilancia comunitaria por cuadrantes. Una vez más refrendó el compromiso con la Policía comandada por el actual coronel Juan Pablo Guerrero, quien con el mayor Diego Mora, impulsa este programa bandera de la Policía. Los frentes de seguridad no son otra cosa que la comunidad organizada por sectores o cuadras para su seguridad.
La tercera inquietud es un S.O.S. por el río Guatapurí. Con un angustioso llamado de auxilio quiero poner sobre el tapete la crítica situación de nuestro río que no va a tener remedio en muy poco tiempo si no se hace un pronto y considerable esfuerzo para adicionar recursos a los proyectos de su recuperación. Dada la gravedad del problema, es de esperar que este S.O.S., no caiga en oídos sordos. Quisieran muchas ciudades tener esta hermosura de río, hoy descuidado. Cuidémoslo.
La cuarta inquietud es que siguen las quejas de que la música amplificada en algunos sectores de la ciudad, no dejan dormir a un centenar de vallenatos. En muchos sitios donde existen estancos, bares, discotecas, fiestas ruidosas y parlantes puestos en los vehículos a todo volumen son los que trasnochan y desesperan a la ciudadanía. Ojalá que la policía haga permanente operativo y sellen algunos establecimientos.
La quinta inquietud, es que he escuchado por parte de muchos vallenatos la necesidad que se implante el pico y placa en la ciudad, dizque es la solución mágica del caótico drama del tránsito. Me figuró que esta propuesta debe ser un maquillaje para desviar la atención de las deficiencias técnicas y de gestión de la Secretaría de Tránsito. Con relación a esto, no estoy de acuerdo al pico y placa, Valledupar es una ciudad muy pequeña y además equivale a sacarle el cuerpo a las verdaderas causas del caos vehicular en Valledupar. Se escucha también el cambio de algunos secretarios del Gabinete Municipal deben ser nombrados con criterio empresarial y se deje la politiquería por un lado.
Postdata:
Uno de sus secretarios en alguna oportunidad manifestó la reubicación del Aeropuerto Alfonso López en el corregimiento de Los Venados y la reubicación del sector El Boliche. ¿En qué ha quedado esto, o fue un simple protagonismo? Estas propuestas de no ser ciertas, son las que perjudican a su administración y finalmente les recuerdo: control físico, control del espacio público y tránsito están en nada, todo esto para que lo tengan en cuenta cuando cambien algunos funcionarios.
Y además… Por: Alberto Herazo Palmera Voy a comenzar con la primera inquietud, con un temita que hace días quería tratar y comentar. Se trata del Mercado Público (Mercaupar, sino me equivoco). Ojalá esta columna no me vaya a ocasionar problemas, pues recuerdo que en una ocasión hice una notica de crítica constructiva y la […]
Y además…
Por: Alberto Herazo Palmera
Voy a comenzar con la primera inquietud, con un temita que hace días quería tratar y comentar. Se trata del Mercado Público (Mercaupar, sino me equivoco). Ojalá esta columna no me vaya a ocasionar problemas, pues recuerdo que en una ocasión hice una notica de crítica constructiva y la gerente de entonces, cuyo nombre no recuerdo, se disgustó y se quejó ante las directivas de El Pilón; no está por demás decir que los directivos me dieron la razón.
Pero, entremos al tema: ahora que se está hablando de que será una realidad la construcción del nuevo estadio de fútbol Armando Maestre Pavajeau (en el mismo sitio), aprobado por el OCAD y la compra de 24 viviendas del barrio Pablo VI, aledaño al Estadio, sería bueno meterle la mano al actual Mercado Público, pues no sería nada agradable que al lado de un moderno estadio se conserve un sitio sucio, pestilente y pútrido como es el actual mercado en algunos de sus sectores. ¿No les parece?
Quienes tenemos algún conocimiento de la historia de Valledupar, sabemos que hace muchos años el Mercado Público fue modelo de establecimiento, empezando por su organización y limpieza, hoy, maloliente y descuidado. Existe un contraste descomunal entre el orden reinante en las épocas mencionadas y el caos vigente. Lo que antes llenaba de orgullo a los vallenatos, ahora constituye una vergüenza.
Ha faltado verdaderamente voluntad para evitar el desorden. Se toleró durante muchos años la indisciplina de los vendedores ambulantes. Cuando el problema todavía era manejable, a cambio de reglamentar sus colmenas, lo cual jamás se logró, por el contrario, fue creciendo más el problema, si el día que aparecieron los primeros negocios clandestinos, se les hubiera organizado adecuadamente, tal vez no se habría producido el desdibujamiento de esta zona.
El crecimiento de esta ciudad contribuyó a empeorar la crisis, sin embargo, hasta la fecha no se ha visto un esfuerzo oficial, coherente y dinámico, destinado a rescatar el orden más elemental en uno de los sectores que era considerado como uno de los pulmones de la ciudad. Ha faltado, ciertamente, autoridad para corregir las condiciones infrahumanas en las que se encuentran personas para trabajar en el sector mencionado, contaminando de paso a las muchas más numerosas que allí compran sus alimentos.
Razones suficientes las anteriores, para no tener que invocar el daño que el incalificable desorden en la plaza de mercado causa al desprestigio de la ciudad. Señor Alcalde, métale la mano y entre a organizar un poco este fétido desbarajuste cotidiano, y qué decir del despelote vehicular de este sitio.
Mi segunda inquietud, que dejará de ser inquietud cuando la comunidad respalde a la Policía, es que con entusiasmo recibieron los vallenatos, el lanzamiento de frentes de seguridad y escuelas de seguridad ciudadana en el marco de vigilancia comunitaria por cuadrantes. Una vez más refrendó el compromiso con la Policía comandada por el actual coronel Juan Pablo Guerrero, quien con el mayor Diego Mora, impulsa este programa bandera de la Policía. Los frentes de seguridad no son otra cosa que la comunidad organizada por sectores o cuadras para su seguridad.
La tercera inquietud es un S.O.S. por el río Guatapurí. Con un angustioso llamado de auxilio quiero poner sobre el tapete la crítica situación de nuestro río que no va a tener remedio en muy poco tiempo si no se hace un pronto y considerable esfuerzo para adicionar recursos a los proyectos de su recuperación. Dada la gravedad del problema, es de esperar que este S.O.S., no caiga en oídos sordos. Quisieran muchas ciudades tener esta hermosura de río, hoy descuidado. Cuidémoslo.
La cuarta inquietud es que siguen las quejas de que la música amplificada en algunos sectores de la ciudad, no dejan dormir a un centenar de vallenatos. En muchos sitios donde existen estancos, bares, discotecas, fiestas ruidosas y parlantes puestos en los vehículos a todo volumen son los que trasnochan y desesperan a la ciudadanía. Ojalá que la policía haga permanente operativo y sellen algunos establecimientos.
La quinta inquietud, es que he escuchado por parte de muchos vallenatos la necesidad que se implante el pico y placa en la ciudad, dizque es la solución mágica del caótico drama del tránsito. Me figuró que esta propuesta debe ser un maquillaje para desviar la atención de las deficiencias técnicas y de gestión de la Secretaría de Tránsito. Con relación a esto, no estoy de acuerdo al pico y placa, Valledupar es una ciudad muy pequeña y además equivale a sacarle el cuerpo a las verdaderas causas del caos vehicular en Valledupar. Se escucha también el cambio de algunos secretarios del Gabinete Municipal deben ser nombrados con criterio empresarial y se deje la politiquería por un lado.
Postdata:
Uno de sus secretarios en alguna oportunidad manifestó la reubicación del Aeropuerto Alfonso López en el corregimiento de Los Venados y la reubicación del sector El Boliche. ¿En qué ha quedado esto, o fue un simple protagonismo? Estas propuestas de no ser ciertas, son las que perjudican a su administración y finalmente les recuerdo: control físico, control del espacio público y tránsito están en nada, todo esto para que lo tengan en cuenta cuando cambien algunos funcionarios.