Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 2 julio, 2019

Alguito de campañas

No voy a referirme con nombre propio a campaña alguna porque no se trata de criticar el funcionamiento de una de ellas en especial, simplemente enumeraré características que incluso pueden ser comunes a varias y que al calor de la contienda no son percibidas por los protagonistas, pero que al momento de contar los votos pasarán su cuenta de cobro, muy seguramente poniendo en riesgo la elección.

No voy a referirme con nombre propio a campaña alguna porque no se trata de criticar el funcionamiento de una de ellas en especial, simplemente enumeraré características que incluso pueden ser comunes a varias y que al calor de la contienda no son percibidas por los protagonistas, pero que al momento de contar los votos pasarán su cuenta de cobro, muy seguramente poniendo en riesgo la elección.

Por ejemplo, vemos a una campaña política más parecida a una bolsa de valores, que al proceso organizado para influir en la voluntad colectiva a favor de un candidato o tendencia ideológica. Ese mercado bursátil se mueve de acuerdo a las encuestas de favorabilidad y opinión, así tasan el precio del coequipero y hasta de periodistas.

En sus cuarteles no se habla de acuerdos programáticos, solo alquilan una estructura política para el debate y el lunes siguiente al día de elecciones ya la camaradería de la campaña finaliza, por eso los que creen que ganan y hasta festejan el supuesto triunfo, a los pocos días comienzan a sufrir la indiferencia que únicamente acaba cuando llega una próxima elección.

Hay otra campaña que parece autista, menosprecian el impacto político de sus decisiones internas, la estructura organizacional sacrifica las potencialidades del candidato en procura de protagonismos particulares, creo que solo están preocupados por el desempeño individual dentro de la campaña sin contemplar la oportunidad de triunfo.

Viven en una fantasía, pero no hacen lo pertinente para convertir esa ilusión en realidad. Las elecciones se ganan con votos; buscarlos, contarlos y cuidarlos debe ser el fin supremo de un equipo electoral.

Otra colecciona adhesiones como el niño que llena un álbum de monas, confiándole el resultado de la campaña a la capacidad de endoso que tenga cierto líder o partido político. Ojalá acudieran a la fuerza del voto ciudadano, creando esperanzas y planteando alternativas ciertas de futuro, no solo para ese minúsculo sector que ha venido gozando de las mieles del poder a expensas de las carencias generales, sino para quienes sin saberlo tienen la fuerza para derrotar los crueles esquemas electoreros que pisotean la dignidad del hombre.

¿Qué decir de las que solo confían en los atributos de sus aliados, cuando éstos al mismo tiempo pueden llegar a convertirse en su talón de Aquiles? O de aquellas que, sin planteamientos programáticos claros, solo se fundamentan en una enconada crítica como estrategia para conseguir el favor popular.

Entonces señores candidatos, cuando con la inscripción ya en el horizonte aparece el inicio de la contienda como tal, sería prudente revisar alguno de estos puntos que serán fundamentales para la masa votante. Acuérdense que hay más votos de opinión, en contra de las ocultas desdichas de una elección controlada.

Personalmente confío en el libre y soberano pronunciamiento del pueblo, independiente a los ‘amarres’ políticos, los ríos de dinero o el miedo, solo tras un bienestar que los cantos de sirena han confundido ancestralmente. Un abrazo.

Antonio María Araújo Calderón
@antoniomariaA

Columnista
2 julio, 2019

Alguito de campañas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

No voy a referirme con nombre propio a campaña alguna porque no se trata de criticar el funcionamiento de una de ellas en especial, simplemente enumeraré características que incluso pueden ser comunes a varias y que al calor de la contienda no son percibidas por los protagonistas, pero que al momento de contar los votos pasarán su cuenta de cobro, muy seguramente poniendo en riesgo la elección.


No voy a referirme con nombre propio a campaña alguna porque no se trata de criticar el funcionamiento de una de ellas en especial, simplemente enumeraré características que incluso pueden ser comunes a varias y que al calor de la contienda no son percibidas por los protagonistas, pero que al momento de contar los votos pasarán su cuenta de cobro, muy seguramente poniendo en riesgo la elección.

Por ejemplo, vemos a una campaña política más parecida a una bolsa de valores, que al proceso organizado para influir en la voluntad colectiva a favor de un candidato o tendencia ideológica. Ese mercado bursátil se mueve de acuerdo a las encuestas de favorabilidad y opinión, así tasan el precio del coequipero y hasta de periodistas.

En sus cuarteles no se habla de acuerdos programáticos, solo alquilan una estructura política para el debate y el lunes siguiente al día de elecciones ya la camaradería de la campaña finaliza, por eso los que creen que ganan y hasta festejan el supuesto triunfo, a los pocos días comienzan a sufrir la indiferencia que únicamente acaba cuando llega una próxima elección.

Hay otra campaña que parece autista, menosprecian el impacto político de sus decisiones internas, la estructura organizacional sacrifica las potencialidades del candidato en procura de protagonismos particulares, creo que solo están preocupados por el desempeño individual dentro de la campaña sin contemplar la oportunidad de triunfo.

Viven en una fantasía, pero no hacen lo pertinente para convertir esa ilusión en realidad. Las elecciones se ganan con votos; buscarlos, contarlos y cuidarlos debe ser el fin supremo de un equipo electoral.

Otra colecciona adhesiones como el niño que llena un álbum de monas, confiándole el resultado de la campaña a la capacidad de endoso que tenga cierto líder o partido político. Ojalá acudieran a la fuerza del voto ciudadano, creando esperanzas y planteando alternativas ciertas de futuro, no solo para ese minúsculo sector que ha venido gozando de las mieles del poder a expensas de las carencias generales, sino para quienes sin saberlo tienen la fuerza para derrotar los crueles esquemas electoreros que pisotean la dignidad del hombre.

¿Qué decir de las que solo confían en los atributos de sus aliados, cuando éstos al mismo tiempo pueden llegar a convertirse en su talón de Aquiles? O de aquellas que, sin planteamientos programáticos claros, solo se fundamentan en una enconada crítica como estrategia para conseguir el favor popular.

Entonces señores candidatos, cuando con la inscripción ya en el horizonte aparece el inicio de la contienda como tal, sería prudente revisar alguno de estos puntos que serán fundamentales para la masa votante. Acuérdense que hay más votos de opinión, en contra de las ocultas desdichas de una elección controlada.

Personalmente confío en el libre y soberano pronunciamiento del pueblo, independiente a los ‘amarres’ políticos, los ríos de dinero o el miedo, solo tras un bienestar que los cantos de sirena han confundido ancestralmente. Un abrazo.

Antonio María Araújo Calderón
@antoniomariaA