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Columnista - 3 septiembre, 2022

Alfonso Araújo Cotes, un hombre intergeneracional 

La fortaleza que ha venido tomando en el departamento del Cesar, la universidad pública de mayor relevancia académica en el país. 

Cuando recientemente se informó, que está abierta la licitación pública para la construcción de la segunda fase de la Universidad Nacional de Colombia, sede La Paz, se evidenció, una vez más, la fortaleza que ha venido tomando en el departamento del Cesar, la universidad pública de mayor relevancia académica en el país. 

Dicha situación la traigo a colación, para recordar a las nuevas generaciones de Cesarenses y Valduparenses, que cuando se habla de la sede de La Paz de esta universidad, necesariamente se debe hacer referencia al nombre del doctor Alfonso Araújo Cotes. No se debe olvidar que la primera fase de la construcción de esta sede, evidenció serios problemas en términos de avances en la ejecución contractual, del cumplimiento de los plazos y de la terminación de la obra; fue precisamente frente a estas situaciones críticas cuando por iniciativa de la Contraloría General de la República se conformó en mayo del 2017, con todas las formas, una veeduría ciudadana que presidió Alfonso Araújo Cotes. 

Veeduría cuya finalidad, como lo resaltó las páginas de este periódico: “estaba dada en lograr que el contratista avanzara en la obra y la concluyera; pero más importante aún que los recursos del Sistema General de Regalías comprometidos prestaran por fin una utilidad pública”.

La mencionada sede en su primera fase tardó 4 años, 11 meses y 17 días para que se pudiera entregar como obra concluida. Para Ignacio Mantilla Prada, quien fue rector de la Universidad Nacional de Colombia, entidad que ejercía la interventoría del contrato de obra de la sede hoy apreciada por todos, “la presencia de la veeduría que presidió Araujo Cotes y que se conformó con un grupo de excelentes y expertos profesionales, fue determinante en lograr lo que antes de ese rol de los veedores no se había logrado; es decir, nada más y nada menos que la terminación de la obra”.

En la segunda fase de esta obra, ya de manera individual también estuvo presente la mano de Araújo Cotes. Así como fui testigo del trabajo decidido y disciplinado de este exgobernador del Cesar, en lo concerniente a la primera fase de la mencionada universidad; también conocí de primera mano, sus actuaciones para que no se fuera a quedar la universidad, sin los recursos públicos del orden nacional, que permitieran llevar a cabo la segunda fase del proyecto. Araújo Cotes convocó en distintas oportunidades a la alcaldía de su municipio La Paz, para que certificara la necesidad de la obra.

Esa faceta de veedor ciudadano, también de primera mano, se la conocí a Araújo Cotes, frente al entonces proyecto de la rehabilitación y/o pavimentación de la vía El Zanjón – Pueblo Bello. Proyecto que buscaba materializarse a través de la ejecución de un contrato de obra celebrado en el año 2013, cuyos recursos tenían origen en un convenio suscrito por el INVIAS con la Gobernación del Cesar. Ante la notoria lentitud en la ejecución de las obras del mencionado contrato, fue necesario que en el año 2014 se constituyera una veeduría ciudadana con la presencia de distintos veedores, personas con un interés común que era la terminación de la obra.

El día de ayer cumplió años, Alfonso Araújo Cotes. Particularmente le tengo aprecio y respeto; pero siempre que tengo la oportunidad de hablar con él, me llama la atención, es su condición de hombre intergeneracional, me llama la atención que no fue o no ha sido un hombre solo de su generación o intrageneracional.

Muchas generaciones lo conocieron siendo gobernador, e hizo; otras generaciones lo conocieron siendo congresista, e hizo; y algunas generaciones de Cesarenses lo recuerdan como cabeza del Instituto de Fomento Municipal – Insfopal, donde gestionó acueductos y alcantarillados. 

Siempre hizo, siempre pensando en su región; siempre pensando en el bienestar de sus paisanos, indistintamente de la generación a la que pertenezcan. 

Hoy con casi un siglo de vida y sigue vigente, el nombre de Alfonso Araújo Cotes.

Columnista
3 septiembre, 2022

Alfonso Araújo Cotes, un hombre intergeneracional 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Antonio Soto Murgas

La fortaleza que ha venido tomando en el departamento del Cesar, la universidad pública de mayor relevancia académica en el país. 


Cuando recientemente se informó, que está abierta la licitación pública para la construcción de la segunda fase de la Universidad Nacional de Colombia, sede La Paz, se evidenció, una vez más, la fortaleza que ha venido tomando en el departamento del Cesar, la universidad pública de mayor relevancia académica en el país. 

Dicha situación la traigo a colación, para recordar a las nuevas generaciones de Cesarenses y Valduparenses, que cuando se habla de la sede de La Paz de esta universidad, necesariamente se debe hacer referencia al nombre del doctor Alfonso Araújo Cotes. No se debe olvidar que la primera fase de la construcción de esta sede, evidenció serios problemas en términos de avances en la ejecución contractual, del cumplimiento de los plazos y de la terminación de la obra; fue precisamente frente a estas situaciones críticas cuando por iniciativa de la Contraloría General de la República se conformó en mayo del 2017, con todas las formas, una veeduría ciudadana que presidió Alfonso Araújo Cotes. 

Veeduría cuya finalidad, como lo resaltó las páginas de este periódico: “estaba dada en lograr que el contratista avanzara en la obra y la concluyera; pero más importante aún que los recursos del Sistema General de Regalías comprometidos prestaran por fin una utilidad pública”.

La mencionada sede en su primera fase tardó 4 años, 11 meses y 17 días para que se pudiera entregar como obra concluida. Para Ignacio Mantilla Prada, quien fue rector de la Universidad Nacional de Colombia, entidad que ejercía la interventoría del contrato de obra de la sede hoy apreciada por todos, “la presencia de la veeduría que presidió Araujo Cotes y que se conformó con un grupo de excelentes y expertos profesionales, fue determinante en lograr lo que antes de ese rol de los veedores no se había logrado; es decir, nada más y nada menos que la terminación de la obra”.

En la segunda fase de esta obra, ya de manera individual también estuvo presente la mano de Araújo Cotes. Así como fui testigo del trabajo decidido y disciplinado de este exgobernador del Cesar, en lo concerniente a la primera fase de la mencionada universidad; también conocí de primera mano, sus actuaciones para que no se fuera a quedar la universidad, sin los recursos públicos del orden nacional, que permitieran llevar a cabo la segunda fase del proyecto. Araújo Cotes convocó en distintas oportunidades a la alcaldía de su municipio La Paz, para que certificara la necesidad de la obra.

Esa faceta de veedor ciudadano, también de primera mano, se la conocí a Araújo Cotes, frente al entonces proyecto de la rehabilitación y/o pavimentación de la vía El Zanjón – Pueblo Bello. Proyecto que buscaba materializarse a través de la ejecución de un contrato de obra celebrado en el año 2013, cuyos recursos tenían origen en un convenio suscrito por el INVIAS con la Gobernación del Cesar. Ante la notoria lentitud en la ejecución de las obras del mencionado contrato, fue necesario que en el año 2014 se constituyera una veeduría ciudadana con la presencia de distintos veedores, personas con un interés común que era la terminación de la obra.

El día de ayer cumplió años, Alfonso Araújo Cotes. Particularmente le tengo aprecio y respeto; pero siempre que tengo la oportunidad de hablar con él, me llama la atención, es su condición de hombre intergeneracional, me llama la atención que no fue o no ha sido un hombre solo de su generación o intrageneracional.

Muchas generaciones lo conocieron siendo gobernador, e hizo; otras generaciones lo conocieron siendo congresista, e hizo; y algunas generaciones de Cesarenses lo recuerdan como cabeza del Instituto de Fomento Municipal – Insfopal, donde gestionó acueductos y alcantarillados. 

Siempre hizo, siempre pensando en su región; siempre pensando en el bienestar de sus paisanos, indistintamente de la generación a la que pertenezcan. 

Hoy con casi un siglo de vida y sigue vigente, el nombre de Alfonso Araújo Cotes.