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Columnista - 17 agosto, 2017

Alcaldadas ante la acción preventiva del Ministerio Público

No solamente la Procuraduría Regional le ha advertido al alcalde de Valledupar sobre los efectos de su inoperancia en el control urbano, también lo hizo la Comisión Regional de Moralización integrada por la Contraloría Mpal, Fiscalía y Defensoría del Pueblo, entre otros. Para el alcalde esas advertencias son solo letras muertas que no implican sino […]

No solamente la Procuraduría Regional le ha advertido al alcalde de Valledupar sobre los efectos de su inoperancia en el control urbano, también lo hizo la Comisión Regional de Moralización integrada por la Contraloría Mpal, Fiscalía y Defensoría del Pueblo, entre otros. Para el alcalde esas advertencias son solo letras muertas que no implican sino un buen manejo de la situación, porque no ha hecho nada distinto de anunciar el nombramiento de 18 agentes auxiliares para contrarrestar la evasión de impuestos y controlar el riesgo producido por las construcciones de edificios sin licencias, bajo el temor que se desplomen. Cualquiera que escucha la retórica del dirigente, se imagina la llegada de una comisión de expertos en esos asuntos, conocedores del tema de infracciones urbanísticas y que se encargarán de inmediato de esta misión. Lo que no conoce la gente es que son contratos con unos muchachos vinculados a la iglesia Cristiana, que no tienen ni idea de control físico, que andan como los sonámbulos recorriendo los barrios a pié y que su accionar ha complicado las cosas, porque a esos auxiliares hay que volverles a revisar  sus tareas por los innumerables errores de sus inspecciones. Dichas cuadrillas tampoco son acompañadas por los inspectores de policía, como lo exige la ley, porque tampoco el alcalde los ha nombrado.

 

Estas alcaldadas, solo son una permanente falta de respeto a las autoridades, las cuales se conforman con la habilidad de los funcionarios para justificar sus actuaciones, estrategia para engañar al pueblo con sus victorias tempranas y digo engañar, porque es fácil comprobar que el control físico no tiene estructura funcional alguna, donde se conozca el recurso humano utilizado, experiencias específicas y sus funciones; tampoco existen procedimientos de quejas y soluciones, equipo tecnológico insuficiente, no hay archivos que cumplan con la norma, falta de procedimiento total para el control.

 

Las contestaciones de los funcionarios a los requerimientos de las autoridades son infundadas en cuanto a gestión del control urbano en lo que se refiere a los falsos positivos denunciados por los curadores, porque fueron visitadas las obras cuando ya estaban terminadas, sin que los inspectores tuvieran las copias de los planos que tales titulares radicaron en las curadurías, es decir, que el informe de la Oficina de Planeación es otro falso positivo de los falsos positivos denunciados, debido a que se hizo la inspección sin prueba alguna justificativa.

 

Ya estamos llegando a la mitad del mandato, la estructura física y funcional del control urbano da pena ajena; solo basta con visitar las instalaciones y se comprobará que el alcalde no está haciendo lo que le corresponde en el cumplimiento del control urbano, porque todas las obras suspendidas se están terminando o se construyeron  en su totalidad, ahí está el monumento Eccehomo, recordándonos todos los días que tiene ya 11 años de ilegalidad de todo orden, amenazando ruina por desprotección total, sin la aplicación de una sola multa ni sanciones de ninguna clase. Pero, tranquilos, ahí están nombrados 18 auxiliares expertos en el control urbano.

 

Por: Augusto Enrique Orozco Sánchez.

([email protected])

Columnista
17 agosto, 2017

Alcaldadas ante la acción preventiva del Ministerio Público

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Augusto Enrique Orozco Sanchez

No solamente la Procuraduría Regional le ha advertido al alcalde de Valledupar sobre los efectos de su inoperancia en el control urbano, también lo hizo la Comisión Regional de Moralización integrada por la Contraloría Mpal, Fiscalía y Defensoría del Pueblo, entre otros. Para el alcalde esas advertencias son solo letras muertas que no implican sino […]


No solamente la Procuraduría Regional le ha advertido al alcalde de Valledupar sobre los efectos de su inoperancia en el control urbano, también lo hizo la Comisión Regional de Moralización integrada por la Contraloría Mpal, Fiscalía y Defensoría del Pueblo, entre otros. Para el alcalde esas advertencias son solo letras muertas que no implican sino un buen manejo de la situación, porque no ha hecho nada distinto de anunciar el nombramiento de 18 agentes auxiliares para contrarrestar la evasión de impuestos y controlar el riesgo producido por las construcciones de edificios sin licencias, bajo el temor que se desplomen. Cualquiera que escucha la retórica del dirigente, se imagina la llegada de una comisión de expertos en esos asuntos, conocedores del tema de infracciones urbanísticas y que se encargarán de inmediato de esta misión. Lo que no conoce la gente es que son contratos con unos muchachos vinculados a la iglesia Cristiana, que no tienen ni idea de control físico, que andan como los sonámbulos recorriendo los barrios a pié y que su accionar ha complicado las cosas, porque a esos auxiliares hay que volverles a revisar  sus tareas por los innumerables errores de sus inspecciones. Dichas cuadrillas tampoco son acompañadas por los inspectores de policía, como lo exige la ley, porque tampoco el alcalde los ha nombrado.

 

Estas alcaldadas, solo son una permanente falta de respeto a las autoridades, las cuales se conforman con la habilidad de los funcionarios para justificar sus actuaciones, estrategia para engañar al pueblo con sus victorias tempranas y digo engañar, porque es fácil comprobar que el control físico no tiene estructura funcional alguna, donde se conozca el recurso humano utilizado, experiencias específicas y sus funciones; tampoco existen procedimientos de quejas y soluciones, equipo tecnológico insuficiente, no hay archivos que cumplan con la norma, falta de procedimiento total para el control.

 

Las contestaciones de los funcionarios a los requerimientos de las autoridades son infundadas en cuanto a gestión del control urbano en lo que se refiere a los falsos positivos denunciados por los curadores, porque fueron visitadas las obras cuando ya estaban terminadas, sin que los inspectores tuvieran las copias de los planos que tales titulares radicaron en las curadurías, es decir, que el informe de la Oficina de Planeación es otro falso positivo de los falsos positivos denunciados, debido a que se hizo la inspección sin prueba alguna justificativa.

 

Ya estamos llegando a la mitad del mandato, la estructura física y funcional del control urbano da pena ajena; solo basta con visitar las instalaciones y se comprobará que el alcalde no está haciendo lo que le corresponde en el cumplimiento del control urbano, porque todas las obras suspendidas se están terminando o se construyeron  en su totalidad, ahí está el monumento Eccehomo, recordándonos todos los días que tiene ya 11 años de ilegalidad de todo orden, amenazando ruina por desprotección total, sin la aplicación de una sola multa ni sanciones de ninguna clase. Pero, tranquilos, ahí están nombrados 18 auxiliares expertos en el control urbano.

 

Por: Augusto Enrique Orozco Sánchez.

([email protected])