-->
Mejor que el presidente Petro termine su mandato gobernando por decreto para no frustrar a la opinión, que tiene el derecho de cambiar, malo sería malgastar el tiempo y arar en el desierto, a no ser que los israelíes, con la mayor experticia en agronomía, lo conviertan en tierra fértil, pero difícil, porque infortunadamente todo el mundo intenta utilizarse para sus propios intereses.
Mejor que el presidente Petro termine su mandato gobernando por decreto para no frustrar a la opinión, que tiene el derecho de cambiar, malo sería malgastar el tiempo y arar en el desierto, a no ser que los israelíes, con la mayor experticia en agronomía, lo conviertan en tierra fértil, pero difícil, porque infortunadamente todo el mundo intenta utilizarse para sus propios intereses.
Colombia votó por el cambio y dentro de esa estructura de gobierno despuntaban las reformas de salud, la laboral, que se someterá a Consulta Popular, educación, justicia, u otras que la misma dinámica geopolítica, social, cultural y económica lo exigen en un contexto de transformaciones impulsadas por el internet, la inteligencia artificial, la robótica, los algoritmos, los sistemas informáticos y la tecnología en general.
Es tal la capacidad para desinformar y distorsionar, que el mismo presidente, en alocución televisada por canales públicos y privados, alertó sobre la campaña de una prensa perversa y una matriz de opinión con vocería de las EPS para confundir y engañar al más grande poder del mundo y verdadero contrapoder de una sociedad, incluso más fuerte que la misma legislatura, como lo es la opinión pública.
El Sistema de Salud de Colombia con la crisis de siempre, no de ahora, se sustenta en un sistema de aseguramiento financiero, como si la gente fuera carro o cualquier objeto, y no un sistema universal de derechos a la salud, elucubró el presidente de la República, Gustavo Petro, aunque en virtud de la ley 100 de 1993 dejamos de ser pacientes para convertirnos en clientes, y la salud un bien explotable que se maneja como una mercancía.
El mismo expresidente, premio Nobel de Paz y de los contados Latinoamericano miembro del grupo Rockefeller, Juan Manuel Santos, quien gobernó a Colombia entre 2010 y 2018, admitió que recibió de su antecesor, Álvaro Uribe Vélez, un sistema de salud colapsado.
Necesariamente le toca al presidente gobernar por decreto, porque el Acuerdo sobre lo fundamental, el gran legado de Álvaro Gómez Hurtado, no hizo eco en el rico Epulón, menos en la codicia, o en la acción macabra de esconder los medicamentos para hacerle mala imagen al presidente, cuando el afectado es el paciente.
¿Qué nos enseña la parábola de Lázaro y el rico Epulón?
El que se apega a las cosas materiales, como el rico, se verá despojado de todo, tras la muerte, pues lo único que ha acumulado en vida, las riquezas, también perecerán.
Pasó la reforma pensional, pero trasquilada, y está en veremos en la Corte Constitucional, demandada por falta de debates, como se dice en el argot, sacada a pupitrazo.
Falta ahora el concepto del Procurador General, Gregorio Eljach Pacheco, para que el alto Tribunal declare la reforma pensional exequible o inexequible.
Aunque el presidente de los colombianos insistió porque el umbral al menos alcanzara los $4 millones, los congresistas redujeron la mesada pensional a 2.3 millones, que es la plata que por cotización recibiría Colpensiones, es decir, el hueso, y la pulpa los fondos privados, que equivale al excedente de las mayores pensiones, para un manejo de rentabilidad que deprecia el ahorro, en detrimento del que cotiza, pero benéfico para estos fondos.
Sin embargo, no soslayó, no eludió el Jefe de Estado en su alocución presidencial y Consejo ampliado de ministros la importancia de la atención primaria en salud, antes de que el paciente llegue a un cáncer terminal, confinado a una máquina de diálisis por afección renal, una isquemia cerebral o una patología cardiovascular, lo que sería catastrófico tanto en términos de salud como económicos, contraste que desnudó la pandemia del COVID 19 entre los países que aplicaron modelos preventivos y curativos.
Lo curioso es la tutela contra el presidente Petro, que ya admitió el Consejo de Estado, para impedir que el mandatario les hable a los colombianos, que tienen derecho a la libre expresión y pluralidad informativa y a conocer la verdad por mandato constitucional, a través de los Consejos de ministros televisados, algo innovador y de esencia democrática.
Estas intervenciones le sobraron al expresidente Iván Duque y nadie chistó, en los albores de la pandemia del COVID 19, cuando el gobierno nacional se gastó $117 billones, sin embargo, el país registró más de 150 mil muertes asociadas a la enfermedad, entre 2020 y 2022, según la Organización Mundial de la salud, de los 15 millones de personas que mató el virus en todo el mundo.
Por: Miguel Aroca Yepes.
Mejor que el presidente Petro termine su mandato gobernando por decreto para no frustrar a la opinión, que tiene el derecho de cambiar, malo sería malgastar el tiempo y arar en el desierto, a no ser que los israelíes, con la mayor experticia en agronomía, lo conviertan en tierra fértil, pero difícil, porque infortunadamente todo el mundo intenta utilizarse para sus propios intereses.
Mejor que el presidente Petro termine su mandato gobernando por decreto para no frustrar a la opinión, que tiene el derecho de cambiar, malo sería malgastar el tiempo y arar en el desierto, a no ser que los israelíes, con la mayor experticia en agronomía, lo conviertan en tierra fértil, pero difícil, porque infortunadamente todo el mundo intenta utilizarse para sus propios intereses.
Colombia votó por el cambio y dentro de esa estructura de gobierno despuntaban las reformas de salud, la laboral, que se someterá a Consulta Popular, educación, justicia, u otras que la misma dinámica geopolítica, social, cultural y económica lo exigen en un contexto de transformaciones impulsadas por el internet, la inteligencia artificial, la robótica, los algoritmos, los sistemas informáticos y la tecnología en general.
Es tal la capacidad para desinformar y distorsionar, que el mismo presidente, en alocución televisada por canales públicos y privados, alertó sobre la campaña de una prensa perversa y una matriz de opinión con vocería de las EPS para confundir y engañar al más grande poder del mundo y verdadero contrapoder de una sociedad, incluso más fuerte que la misma legislatura, como lo es la opinión pública.
El Sistema de Salud de Colombia con la crisis de siempre, no de ahora, se sustenta en un sistema de aseguramiento financiero, como si la gente fuera carro o cualquier objeto, y no un sistema universal de derechos a la salud, elucubró el presidente de la República, Gustavo Petro, aunque en virtud de la ley 100 de 1993 dejamos de ser pacientes para convertirnos en clientes, y la salud un bien explotable que se maneja como una mercancía.
El mismo expresidente, premio Nobel de Paz y de los contados Latinoamericano miembro del grupo Rockefeller, Juan Manuel Santos, quien gobernó a Colombia entre 2010 y 2018, admitió que recibió de su antecesor, Álvaro Uribe Vélez, un sistema de salud colapsado.
Necesariamente le toca al presidente gobernar por decreto, porque el Acuerdo sobre lo fundamental, el gran legado de Álvaro Gómez Hurtado, no hizo eco en el rico Epulón, menos en la codicia, o en la acción macabra de esconder los medicamentos para hacerle mala imagen al presidente, cuando el afectado es el paciente.
¿Qué nos enseña la parábola de Lázaro y el rico Epulón?
El que se apega a las cosas materiales, como el rico, se verá despojado de todo, tras la muerte, pues lo único que ha acumulado en vida, las riquezas, también perecerán.
Pasó la reforma pensional, pero trasquilada, y está en veremos en la Corte Constitucional, demandada por falta de debates, como se dice en el argot, sacada a pupitrazo.
Falta ahora el concepto del Procurador General, Gregorio Eljach Pacheco, para que el alto Tribunal declare la reforma pensional exequible o inexequible.
Aunque el presidente de los colombianos insistió porque el umbral al menos alcanzara los $4 millones, los congresistas redujeron la mesada pensional a 2.3 millones, que es la plata que por cotización recibiría Colpensiones, es decir, el hueso, y la pulpa los fondos privados, que equivale al excedente de las mayores pensiones, para un manejo de rentabilidad que deprecia el ahorro, en detrimento del que cotiza, pero benéfico para estos fondos.
Sin embargo, no soslayó, no eludió el Jefe de Estado en su alocución presidencial y Consejo ampliado de ministros la importancia de la atención primaria en salud, antes de que el paciente llegue a un cáncer terminal, confinado a una máquina de diálisis por afección renal, una isquemia cerebral o una patología cardiovascular, lo que sería catastrófico tanto en términos de salud como económicos, contraste que desnudó la pandemia del COVID 19 entre los países que aplicaron modelos preventivos y curativos.
Lo curioso es la tutela contra el presidente Petro, que ya admitió el Consejo de Estado, para impedir que el mandatario les hable a los colombianos, que tienen derecho a la libre expresión y pluralidad informativa y a conocer la verdad por mandato constitucional, a través de los Consejos de ministros televisados, algo innovador y de esencia democrática.
Estas intervenciones le sobraron al expresidente Iván Duque y nadie chistó, en los albores de la pandemia del COVID 19, cuando el gobierno nacional se gastó $117 billones, sin embargo, el país registró más de 150 mil muertes asociadas a la enfermedad, entre 2020 y 2022, según la Organización Mundial de la salud, de los 15 millones de personas que mató el virus en todo el mundo.
Por: Miguel Aroca Yepes.