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Columnista - 15 agosto, 2012

Agua pura: salud

Desde Mí Cocina Por Silvia Betancourt Alliegro Si estuviera en mis manos un gran capital, y además poseyera el poder, obsequiaría a todos los ciudadanos agua pura. La salud debe ser  preventiva, y ello se logra con agua: para beber, cocinar, limpiar. Se lee simple, y lo es. ¿De qué nos puede servir ostentar obras […]

Desde Mí Cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro

Si estuviera en mis manos un gran capital, y además poseyera el poder, obsequiaría a todos los ciudadanos agua pura.
La salud debe ser  preventiva, y ello se logra con agua: para beber, cocinar, limpiar. Se lee simple, y lo es.
¿De qué nos puede servir ostentar obras monumentales, que el nomadismo (desplazamiento) hacen inútiles, y que antaño eran paradigmas de la autoridad de un rey con corona, y de la teocracia,  que ahora se ejercita desde cualquier garaje o parque?

La estética es exquisita, pero ¿de qué le sirve al humano que se arrastra con hambre, llagas, sucio, enfermo y deprimido, y que es el habitante principal de los espacios magníficos donde pide limosna?
Además, ahora la hermosura es sinónimo de velocidad, que a su vez destruye la concepción del espacio y del tiempo.

Y  así algún filósofo haya asegurado que la guerra es la higiene total del mundo, y que el militarismo, el patriotismo, el anarquismo, las ideas y las mujeres también; insisto en que con agua se logran todas las cosas exquisitas de la vida: verduras y frutas; arroz, trigo y maíz;  leche, carne y huevos. El baño diario, ropajes limpios, camas provocativas, pisos donde se pueda hasta dormir…todo sumado da como resultado: salud.

Los que tienen acceso a todas esas perfecciones pueden ser contagiados desde las calles y plazas (que son de uso público), por los que no las disfrutan; así que deberán, así sea por su propio beneficio, interesarse en planes de desarrollo ambiental, porque, que yo sepa, hasta ahora no hay espacios privados donde no se puedan introducir los bacilos, bacterias y demás.

No pongo ejemplos, de que los hay…, pero cómo sería de acertado que desde las universidades públicas (las privadas pasarían cuenta de cobro) se elaborarán proyectos que beneficien a la comunidad; en lugar de estar utilizando el tiempo, pagado por el Estado,  en maquinar malversaciones y producir calumnias y amenazas de muerte.

Los privilegiados del Estado tendrían que aportar al gobierno, a su pueblo,  un mínimo de capacidad intelectual, y desde sus trincheras- Facultades, propender por:

Primero: transmitir sus nociones sin egoísmos, porque ahora, con el pretexto de que el conocimiento debe ser autónomo, ni siquiera preparan con excelencia sus cátedras.

Segundo: Debería ser obligación que cada Facultad, en cada semestre, realizara planes de desarrollo experimental con los alumnos.

Tercero: Se requerirían los aportes de todas las áreas del saber: Ingenierías, Medicina, Derecho, Enfermería, Especialistas en Idiomas, Filosofía y Letras; Antropólogos, Economistas, Agrónomos, Veterinarios, Contadores, Periodistas científicos y docentes.

Es que alcanzar la magnificencia a título personal no debería ser la meta, los proyectos  nacidos de nuestras observaciones pertenecen a la humanidad.

[email protected]  Twitter: @yastao

Columnista
15 agosto, 2012

Agua pura: salud

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Silvia Betancourt Alliegro

Desde Mí Cocina Por Silvia Betancourt Alliegro Si estuviera en mis manos un gran capital, y además poseyera el poder, obsequiaría a todos los ciudadanos agua pura. La salud debe ser  preventiva, y ello se logra con agua: para beber, cocinar, limpiar. Se lee simple, y lo es. ¿De qué nos puede servir ostentar obras […]


Desde Mí Cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro

Si estuviera en mis manos un gran capital, y además poseyera el poder, obsequiaría a todos los ciudadanos agua pura.
La salud debe ser  preventiva, y ello se logra con agua: para beber, cocinar, limpiar. Se lee simple, y lo es.
¿De qué nos puede servir ostentar obras monumentales, que el nomadismo (desplazamiento) hacen inútiles, y que antaño eran paradigmas de la autoridad de un rey con corona, y de la teocracia,  que ahora se ejercita desde cualquier garaje o parque?

La estética es exquisita, pero ¿de qué le sirve al humano que se arrastra con hambre, llagas, sucio, enfermo y deprimido, y que es el habitante principal de los espacios magníficos donde pide limosna?
Además, ahora la hermosura es sinónimo de velocidad, que a su vez destruye la concepción del espacio y del tiempo.

Y  así algún filósofo haya asegurado que la guerra es la higiene total del mundo, y que el militarismo, el patriotismo, el anarquismo, las ideas y las mujeres también; insisto en que con agua se logran todas las cosas exquisitas de la vida: verduras y frutas; arroz, trigo y maíz;  leche, carne y huevos. El baño diario, ropajes limpios, camas provocativas, pisos donde se pueda hasta dormir…todo sumado da como resultado: salud.

Los que tienen acceso a todas esas perfecciones pueden ser contagiados desde las calles y plazas (que son de uso público), por los que no las disfrutan; así que deberán, así sea por su propio beneficio, interesarse en planes de desarrollo ambiental, porque, que yo sepa, hasta ahora no hay espacios privados donde no se puedan introducir los bacilos, bacterias y demás.

No pongo ejemplos, de que los hay…, pero cómo sería de acertado que desde las universidades públicas (las privadas pasarían cuenta de cobro) se elaborarán proyectos que beneficien a la comunidad; en lugar de estar utilizando el tiempo, pagado por el Estado,  en maquinar malversaciones y producir calumnias y amenazas de muerte.

Los privilegiados del Estado tendrían que aportar al gobierno, a su pueblo,  un mínimo de capacidad intelectual, y desde sus trincheras- Facultades, propender por:

Primero: transmitir sus nociones sin egoísmos, porque ahora, con el pretexto de que el conocimiento debe ser autónomo, ni siquiera preparan con excelencia sus cátedras.

Segundo: Debería ser obligación que cada Facultad, en cada semestre, realizara planes de desarrollo experimental con los alumnos.

Tercero: Se requerirían los aportes de todas las áreas del saber: Ingenierías, Medicina, Derecho, Enfermería, Especialistas en Idiomas, Filosofía y Letras; Antropólogos, Economistas, Agrónomos, Veterinarios, Contadores, Periodistas científicos y docentes.

Es que alcanzar la magnificencia a título personal no debería ser la meta, los proyectos  nacidos de nuestras observaciones pertenecen a la humanidad.

[email protected]  Twitter: @yastao