Aunque me califico como arreligioso, no ateo, no puedo ocultar mi admiración al Papa Francisco, cuyas prédicas en procura del mejoramiento de la moralidad, tanto de los jerarcas como de los feligreses del catolicismo, le han generado enormes afugias, hasta el punto, que los católicos intransigentes contradictores de sus nobles reflexiones, le están pidiendo la renuncia al pontificado de la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana.

No cabe duda en que tales enemigos acérrimos del Papa Francisco, son aquellos católicos partidarios de seguir complaciendo de manera soterrada sus abominables pasiones, a quienes, el Sumo Pontífice, Obispo de Roma y máxima autoridad de la iglesia católica, en una de sus homilías los asemeja y denuncia como demonios mentirosos; sin embargo, millones de fieles al catolicismo ortodoxo respaldan a los fingidores, a pesar del desosiego que les producen los abusos cometidos por componentes de la jerarquía eclesiástica.

Sabemos que uno de los principios fundamentales del catolicismo, es la práctica del celibato por sus jerarcas, y la conservación de su vigencia ha sido causal  de cismas como el liderado por el fraile católico de Alemania, Martín Lutero, quien tuvo varios hijos con su cónyuge, Catalina de Bora. De esta división del catolicismo surgió la doctrina teológica conocida como Reforma Protestante o luteranismo. Además hay múltiples  religiones basadas en las sagradas escrituras de la biblia, conocidas como antiguo y nuevo testamento; es decir, antes y después de Jesucristo.

En el mensaje de la biblia sobre la creación del universo, se entiende que Dios eliminó el celibato de Adán cuando lo puso a convivir con Eva en el Edén. En realidad, como personas adultas de diferentes sexos no cometieron ningún pecado original. La perversión radica en que, tanto los hombres como las mujeres, adquieren o nacen con la inclinaciones o apetencias de tener relaciones íntimas, no solo homosexuales sino con los niños, estas últimas muy censuradas cuando se hacen con menores de 12 años, conocida como pedofilia o paidofilia, que es una de las parafilias más maligna, porque en la niñez produce injurias físicas y alteraciones psicológicas.

Me duele el sufrimiento del Papa Francisco, ya que sus perversos opositores lo amenazan con la punta de la espada y quienes los respaldan por sus sublimes prédicas lo empujan para que siga adelante es su gesta de erradicar las desviaciones de los católicos. Por tanta presión de ambos bandos, seguramente no durará mucho tiempo y posiblemente tampoco lo canonizarán, aunque haya actuado como un santo.
¡Gracias Papa Francisco por ser paradigma de mucha parte de la humanidad!

Por José Romero Churio