Dos de mis hermanos viven en Venezuela. Ambos migraron al país vecino en el final de la década de 1970, en busca de trabajo porque en nuestro país no tuvieron la oportunidad de conseguirlo siendo profesionales universitarios.

Hermes con título de Ingeniero Industrial, recién casado viajó a Caracas con su esposa Fisioterapeuta de la Universidad Nacional de Colombia. Allá su cónyuge en breve tiempo logró ejercer su profesión, un poco más tarde a Hermes lo contrataron como administrador de una empresa constructora de viviendas.

Rápidamente, adquirieron apartamento en Venezuela. Hermes incursionó en el periodismo y fue socio de un periódico comunitario donde publicaba columnas de opinión y escribía crónicas de diversos temas. También se graduó como abogado y actualmente vive en confortable residencia de su propiedad, con su segunda esposa, en Ocumare del Tuy, pequeña ciudad cercana a Caracas. Ya está pensionado por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales desde cuando cumplió 60 años.  Además, es profesor de la Universidad Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Bolivariana y del Instituto Tecnológico ‘José Antonio Sucre’. Lógicamente, es Chavista y partidario del presidente Nicolás Maduro, un obstinado sindicalista a ultranza del marxismo.

Mi hermana Dora, economista de la Universidad Libre de Colombia, siguió los pasos de su hermano Hermes y desde hace muchos años trabaja en Puerto Ordaz, la ciudad industrial de Venezuela, allí estudió en la Universidad Experimental ‘Antonio José de Sucre’ y recibió el diploma de Ingeniero Metalúrgico, hizo las maestrías de Ingeniería y Ciencia de los Materiales y de Ingeniería de Control de Procesos. Desde hace varios años es la gerente de Orinoco Castings, C.A., una empresa transformadora de aluminio propiedad de alemanes. Dora vive en agradable conjunto residencial con su hija llamada Fernanda de Jesús, bajo la incertidumbre del desbarajuste económico venezolano, producido por el populista Hugo Chávez Frías, con su desastroso régimen gubernamental denominado socialismo del siglo 21.

Aflige la situación actual de Venezuela, otrora refugio no solo de profesionales universitarios sino de técnicos, tecnólogos y humildes campesinos empíricos en labores agropecuarias. Si en Venezuela sigue gobernando Nicolás Maduro o cualquiera del régimen implantado por Hugo Chávez, lo más probable es que mi hermana Dora que no comulga con tal ideología, tendrá que regresar a Colombia en peores condiciones de cuando emigró al vecino país, por su avanzada edad y sin poder traer de allá lo que ha conseguido con enorme sacrificio.