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Columnista - 19 julio, 2023

Aeropuerto Internacional en Nazareth

No es un delirio el anuncio de un Aeropuerto Internacional en Nazareth-Uribia, el hogar ancestral de la etnia Wayú en la alta Guajira, para acortar distancia con las rancherías y ampliar la oferta turística, como lo ha planteado el presidente de los colombianos, Gustavo Petro Urrego, puesto que es casi misión imposible llegar hasta allá (sobre todo en invierno) por las deficientes vías de acceso terrestre, lo que se refleja en los altos costos del transporte y de la canasta familiar, sumada la inseguridad.

Por Miguel Aroca Yepes

No es un delirio el anuncio de un Aeropuerto Internacional en Nazareth-Uribia, el hogar ancestral de la etnia Wayú en la alta Guajira, para acortar distancia con las rancherías y ampliar la oferta turística, como lo ha planteado el presidente de los colombianos, Gustavo Petro Urrego, puesto que es casi misión imposible llegar hasta allá (sobre todo en invierno) por las deficientes vías de acceso terrestre, lo que se refleja en los altos costos del transporte y de la canasta familiar, sumada la inseguridad.

En medio de la aridez, Nazareth es una especie de oasis. A sus pies se eleva un bosque enano único en el mundo, y se levanta una serranía en la que se circunscribe el Parque Nacional Natural Makuira, propiedad ancestral del clan pausayu, cuna de los dioses de la sabiduría y epicentro de la alta Guajira.

Su belleza es singular, es fuente inagotable de agua, sin igual en la región, además de exóticas especies de aves, tigrillos, venados, orquídeas y helechos, lo hacen un ecosistema excepcional y universal.

Las dunas de Taroa en Punta Gallinas, el sitio más septentrional de Colombia y de Suramérica, en el desierto de La Guajira mágica y ancestral, exóticas por sus hermosas arenas doradas, vegetación característica de la zona y bañada por el mar Caribe, auguran convertirse en un emporio de riqueza turística copiando las experiencias de la cultura arábiga.

El Cabo de la Vela un paraíso por descubrir donde es imperdible visitar El Pilón de Azúcar, nadar en la playa del Pilón, comprar bolsas artesanales Wayúu, hacer kite-surf, visitar la playa de Ojo de Agua, ver un atardecer en el faro y dormir en hamacas wayúu, nada tiene que envidiarle a las dunas del desierto de Dubái.

La magia de reinventarse, como lo hizo Dubái, que el desierto lo convirtió en un potencial turístico sin depender de la riqueza petrolera que sembraron los 7 Emiratos Árabes Unidos y su capital Abu Dhabi, se podría replicar en la península, alrededor de un turismo de exportación, sin estar a merced del carbón, junto a un folclor y un Centro Cultural de la Música Vallenata llamados a ser sin espejismos el gran filón económico de La Guajira y el Cesar por su atractivo cultural y turístico. 

Petro culpó al carbón de las muertes y desnutrición de los niños. La riqueza de La Guajira ya no es, y quizás nunca lo fue, el carbón. Una riqueza que trajo muerte en el territorio guajiro y deja muerte en la humanidad. El mundo del carbón termina en 2034 con la concesión del Cerrejón. El jefe de Estado planteó el cambio de regalías por obras en lo que llamó la transición hacia la nueva economía del departamento: “Cambio de regalías por obras”, porque la plata se la roban.

El descubrimiento de petróleo en 1966 inició el desarrollo de Dubái, sin embargo, el jeque Rashid Bin Saeed Al Maktoum (gobernante desde 1958 hasta 1990) se percató de que un día se quedaría sin petróleo y comenzó a construir una economía que lo sobreviviera.

El jeque Rashid intuyó la necesidad de diversificar la economía del emirato basándose en la historia comercial de la ciudad y se propuso convertir a Dubái en el centro comercial y de servicios de la región. En 1979 transformó a Jebel Ali en el puerto artificial más grande del mundo, mejoró el Aeropuerto Internacional y construyó el World Trade Center, que entonces era el edificio más alto de Oriente Medio. 

A fines de la década de 1970 se preparó el escenario para la diversificación de la economía alejándose del petróleo y enfocándose hacia otras áreas, como el turismo.

Columnista
19 julio, 2023

Aeropuerto Internacional en Nazareth

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

No es un delirio el anuncio de un Aeropuerto Internacional en Nazareth-Uribia, el hogar ancestral de la etnia Wayú en la alta Guajira, para acortar distancia con las rancherías y ampliar la oferta turística, como lo ha planteado el presidente de los colombianos, Gustavo Petro Urrego, puesto que es casi misión imposible llegar hasta allá (sobre todo en invierno) por las deficientes vías de acceso terrestre, lo que se refleja en los altos costos del transporte y de la canasta familiar, sumada la inseguridad.


Por Miguel Aroca Yepes

No es un delirio el anuncio de un Aeropuerto Internacional en Nazareth-Uribia, el hogar ancestral de la etnia Wayú en la alta Guajira, para acortar distancia con las rancherías y ampliar la oferta turística, como lo ha planteado el presidente de los colombianos, Gustavo Petro Urrego, puesto que es casi misión imposible llegar hasta allá (sobre todo en invierno) por las deficientes vías de acceso terrestre, lo que se refleja en los altos costos del transporte y de la canasta familiar, sumada la inseguridad.

En medio de la aridez, Nazareth es una especie de oasis. A sus pies se eleva un bosque enano único en el mundo, y se levanta una serranía en la que se circunscribe el Parque Nacional Natural Makuira, propiedad ancestral del clan pausayu, cuna de los dioses de la sabiduría y epicentro de la alta Guajira.

Su belleza es singular, es fuente inagotable de agua, sin igual en la región, además de exóticas especies de aves, tigrillos, venados, orquídeas y helechos, lo hacen un ecosistema excepcional y universal.

Las dunas de Taroa en Punta Gallinas, el sitio más septentrional de Colombia y de Suramérica, en el desierto de La Guajira mágica y ancestral, exóticas por sus hermosas arenas doradas, vegetación característica de la zona y bañada por el mar Caribe, auguran convertirse en un emporio de riqueza turística copiando las experiencias de la cultura arábiga.

El Cabo de la Vela un paraíso por descubrir donde es imperdible visitar El Pilón de Azúcar, nadar en la playa del Pilón, comprar bolsas artesanales Wayúu, hacer kite-surf, visitar la playa de Ojo de Agua, ver un atardecer en el faro y dormir en hamacas wayúu, nada tiene que envidiarle a las dunas del desierto de Dubái.

La magia de reinventarse, como lo hizo Dubái, que el desierto lo convirtió en un potencial turístico sin depender de la riqueza petrolera que sembraron los 7 Emiratos Árabes Unidos y su capital Abu Dhabi, se podría replicar en la península, alrededor de un turismo de exportación, sin estar a merced del carbón, junto a un folclor y un Centro Cultural de la Música Vallenata llamados a ser sin espejismos el gran filón económico de La Guajira y el Cesar por su atractivo cultural y turístico. 

Petro culpó al carbón de las muertes y desnutrición de los niños. La riqueza de La Guajira ya no es, y quizás nunca lo fue, el carbón. Una riqueza que trajo muerte en el territorio guajiro y deja muerte en la humanidad. El mundo del carbón termina en 2034 con la concesión del Cerrejón. El jefe de Estado planteó el cambio de regalías por obras en lo que llamó la transición hacia la nueva economía del departamento: “Cambio de regalías por obras”, porque la plata se la roban.

El descubrimiento de petróleo en 1966 inició el desarrollo de Dubái, sin embargo, el jeque Rashid Bin Saeed Al Maktoum (gobernante desde 1958 hasta 1990) se percató de que un día se quedaría sin petróleo y comenzó a construir una economía que lo sobreviviera.

El jeque Rashid intuyó la necesidad de diversificar la economía del emirato basándose en la historia comercial de la ciudad y se propuso convertir a Dubái en el centro comercial y de servicios de la región. En 1979 transformó a Jebel Ali en el puerto artificial más grande del mundo, mejoró el Aeropuerto Internacional y construyó el World Trade Center, que entonces era el edificio más alto de Oriente Medio. 

A fines de la década de 1970 se preparó el escenario para la diversificación de la economía alejándose del petróleo y enfocándose hacia otras áreas, como el turismo.