En esta semana los negociadores del gobierno y de las Farc están discutiendo en La Habana el cese bilateral del fuego, que es imprescindible para el logro del acuerdo que facilite la terminación del conflicto armado interno colombiano, cuyo garante será el Consejo de Seguridad de la ONU, organismo con reconocida experiencia en el mantenimiento […]
En esta semana los negociadores del gobierno y de las Farc están discutiendo en La Habana el cese bilateral del fuego, que es imprescindible para el logro del acuerdo que facilite la terminación del conflicto armado interno colombiano, cuyo garante será el Consejo de Seguridad de la ONU, organismo con reconocida experiencia en el mantenimiento de las condiciones para la solución de conflictos armados complejos, tanto internos como entre países.
Los orígenes principales del conflicto armado colombiano son sociales, económicos y políticos, por ende su solución debe ser el mejoramiento de estos componentes, bajo el concierto diplomático (léase negociación), porque de sobra sabemos que la imposición violenta conlleva mayor violencia, más muertos, aumento de la población pobre con peores desigualdades sociales, mayores resentimientos con odios intransigentes y lo más grave es la terrible lucha por la supervivencia mediante acciones indecentes que desvirtúan el ordenamiento jurídico.
Desde que comenzó nuestro conflicto armado, todos los gobiernos han querido acabarlo a través del dialogo y en vista de que no han podido -por múltiples circunstancias e intereses-, algunos mandatarios han recurrido a la fuerza con los resultados que todos conocemos. Como ejemplos de estos gobernantes tenemos al difunto Guillermo León Valencia y al expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Cuando eligieron por primera vez a JM Santos como presidente del país (digo eligieron porque no voté por él), nadie de los uribistas ni de la gente común y corriente, imaginaba que emprendería la búsqueda de la paz como nunca la había buscado otro Presidente.
Debido a que soy consciente en que conseguir acuerdo de paz con los contumaces comandantes de las Farc es un proceso largo y difícil de materializar, lo apoyé con mi voto en su reelección presidencial, de lo cual no me arrepiento, ya que no ha perdido el entusiasmo a pesar de las inclementes críticas, tanto de los abiertos opositores de la paz y sus falsos defensores, además de otras zancadillas que le han metido al proceso de paz que se negocia en La Habana.
Aunque todos lo sabíamos, el presidente JM Santos lo advirtió que pactar la paz con las Farc sería tarea muy difícil y quienes lo acompañaran les tocaría tragarse sapos repugnantes provenientes de muchas vertientes. Así embuchados y atragantados por tales sapos lo apoyaremos hasta el final los que verdaderamente creemos que lo mejor para los colombianos es vivir sin temor a perder las extremidades inferiores o la vida por el estallido de minas antipersonas o quiebra patas, sin miedo a morir en un sitio de negocios o de recreo y en cualquier situación por un atentado terrorista de la guerrilla.
Adelante presidente Santos en la búsqueda de la paz, que todavía somos muchos los que lo acompañamos, además sabemos que por su tartamudeo tiene dificultades en transmitir mensajes orales, pero esto no le quita su inteligencia ni su empeño, tampoco su valentía de seguir con la expectativa de que el interés superior de los colombianos es la convivencia pacífica.
En esta semana los negociadores del gobierno y de las Farc están discutiendo en La Habana el cese bilateral del fuego, que es imprescindible para el logro del acuerdo que facilite la terminación del conflicto armado interno colombiano, cuyo garante será el Consejo de Seguridad de la ONU, organismo con reconocida experiencia en el mantenimiento […]
En esta semana los negociadores del gobierno y de las Farc están discutiendo en La Habana el cese bilateral del fuego, que es imprescindible para el logro del acuerdo que facilite la terminación del conflicto armado interno colombiano, cuyo garante será el Consejo de Seguridad de la ONU, organismo con reconocida experiencia en el mantenimiento de las condiciones para la solución de conflictos armados complejos, tanto internos como entre países.
Los orígenes principales del conflicto armado colombiano son sociales, económicos y políticos, por ende su solución debe ser el mejoramiento de estos componentes, bajo el concierto diplomático (léase negociación), porque de sobra sabemos que la imposición violenta conlleva mayor violencia, más muertos, aumento de la población pobre con peores desigualdades sociales, mayores resentimientos con odios intransigentes y lo más grave es la terrible lucha por la supervivencia mediante acciones indecentes que desvirtúan el ordenamiento jurídico.
Desde que comenzó nuestro conflicto armado, todos los gobiernos han querido acabarlo a través del dialogo y en vista de que no han podido -por múltiples circunstancias e intereses-, algunos mandatarios han recurrido a la fuerza con los resultados que todos conocemos. Como ejemplos de estos gobernantes tenemos al difunto Guillermo León Valencia y al expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Cuando eligieron por primera vez a JM Santos como presidente del país (digo eligieron porque no voté por él), nadie de los uribistas ni de la gente común y corriente, imaginaba que emprendería la búsqueda de la paz como nunca la había buscado otro Presidente.
Debido a que soy consciente en que conseguir acuerdo de paz con los contumaces comandantes de las Farc es un proceso largo y difícil de materializar, lo apoyé con mi voto en su reelección presidencial, de lo cual no me arrepiento, ya que no ha perdido el entusiasmo a pesar de las inclementes críticas, tanto de los abiertos opositores de la paz y sus falsos defensores, además de otras zancadillas que le han metido al proceso de paz que se negocia en La Habana.
Aunque todos lo sabíamos, el presidente JM Santos lo advirtió que pactar la paz con las Farc sería tarea muy difícil y quienes lo acompañaran les tocaría tragarse sapos repugnantes provenientes de muchas vertientes. Así embuchados y atragantados por tales sapos lo apoyaremos hasta el final los que verdaderamente creemos que lo mejor para los colombianos es vivir sin temor a perder las extremidades inferiores o la vida por el estallido de minas antipersonas o quiebra patas, sin miedo a morir en un sitio de negocios o de recreo y en cualquier situación por un atentado terrorista de la guerrilla.
Adelante presidente Santos en la búsqueda de la paz, que todavía somos muchos los que lo acompañamos, además sabemos que por su tartamudeo tiene dificultades en transmitir mensajes orales, pero esto no le quita su inteligencia ni su empeño, tampoco su valentía de seguir con la expectativa de que el interés superior de los colombianos es la convivencia pacífica.