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Columnista - 12 noviembre, 2021

Adaptarnos para salvar el planeta Tierra

Nosotros en esta oportunidad pretendemos enviar una serie de mensajes o inventario, como clamor para los que nos siguen desoyendo, ya que no valoramos el deterioro progresivo de las condiciones de vida a nivel mundial, y claro, como decía Pedro Duran Farell, participante del club de Roma: “Se trata de actuar localmente después de haber […]

Nosotros en esta oportunidad pretendemos enviar una serie de mensajes o inventario, como clamor para los que nos siguen desoyendo, ya que no valoramos el deterioro progresivo de las condiciones de vida a nivel mundial, y claro, como decía Pedro Duran Farell, participante del club de Roma: “Se trata de actuar localmente después de haber pensado globalmente”. 

Enviamos en este escrito algunas reflexiones a propósito de todo lo que nos está pasando en el mundo, y sobre lo que nos toca actuar frente a las gestiones ambientales y de los recursos naturales, en el entendido que deben ser desarrollados tanto en países industrializados como en vía de desarrollo o tercermundista, como se han tratado en algún momento. 

Se trata de una propuesta con mensajes bastantes puntuales sobre la gestión de los recursos biosféricos y nuevas pautas de conductas personal y general, que contribuyan a corregir desde la base tantos desequilibrios inquietantes, como quien dice, tenemos que cambiar para seguir viviendo. 

Con lo anterior, planteamos la necesidad de una nueva ética, ya que hay que apostar por el ecologismo sensato de vanguardia como fuerza propiciadora de esta sociedad post- industrial que ha impuesto una economía o producción en línea  con base en los combustibles fósiles, por eso, se está proponiendo la subversión de muchos patrones de conducta para cambiar, para vivir y para honrar la vida en la naturaleza, porque más que vivir hay que honrar la vida.

Por tanto, hay que aprender a aprehender, necesitamos el cambio de pautas de comportamiento, que solo podrá conseguirse cambiando mentalidades, esto es, educando, ya que una palabra decisiva para todo lo planteado por el cambio es la educación. 

El reto que tenemos hoy es darnos cuenta, por ejemplo, de la transcendencia del trato  ambiental, comprendiendo que la educación ambiental es el instrumento del que debe valerse la sociedad para convertir la información científica sobre el ambiente en actitudes positivas de uso y de gestión, es decir, de pautas educativas de comportamiento, porque la investigación ecológica por sí sola no va a resolver los problemas ambientales del planeta. La investigación informa, pero no educa. 

Antes del inventario de aplicaciones o acciones debemos prepararnos para no perder la resiliencia que necesitamos para resistir las catástrofes, tanto naturales como artificiales, ya que vivimos un panorama de cambios, al cual debemos enfrentar para recuperar y conservar el planeta. Se trata de buscar la sostenibilidad de la naturaleza. 

Todo lo que nos está pasando nos obliga a forzar la marcha para llevar a cabo una transición rápida al nuevo sistema, aunque tengamos que superar muchos obstáculos para encontrar soluciones. Expresado lo anterior, nos permitimos realizar un pequeño inventario de las acciones que tenemos que implementar para adaptarnos: 

Cambiar y adaptar muchas practicas agropecuarias, respetando las leyes naturales para lograr la sostenibilidad. 

Adaptarnos a nuevas tecnologías. 

Tener mucha resiliencia para los cambios de comportamiento.

Aplicación de un sistema económico, como la economía circular, que implica necesariamente (reciclaje, ecodiseño, reelaboración, consumo, redistribución y recolección entre otros). 

Adaptar nuevos sistemas de empaque (desechando los plásticos).

Sistema de transporte con energías limpias (terrestres, aéreas y marítimas). 

Protección prioritaria a la biodiversidad. 

Sembrar millones de árboles en todo el mundo. 

Control poblacional. 

Racionalización del uso del agua. 

Racionalizar los alimentos. 

Protección a las fuentes de agua dulce (manaderos, arrollos, ciénagas, ríos, lagunas y aguas del subsuelo).

Adoptar un sistema robusto de salud preventiva.

Adoptar masivamente las energías limpias. 

Tratar en todo sentido las aguas residuales.

Controlar la contaminación marina. 

Implementar políticas estratégicas para el ecoturismo. 

Protección prioritaria a los ecosistemas en general.

Explotación minera responsable, aplicando nuevas tecnologías para una baja contaminación. 

Enseñanza de medio ambiente en los hogares. 

Inclusión prioritaria de políticas ambientales en todos los planes de desarrollo y de acción de municipios, empresas, departamentos, provincias, estados y demás organizaciones estatales. 

Lo dicho aplica para todo el mundo, hay que cambiar el chip.

Columnista
12 noviembre, 2021

Adaptarnos para salvar el planeta Tierra

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Nosotros en esta oportunidad pretendemos enviar una serie de mensajes o inventario, como clamor para los que nos siguen desoyendo, ya que no valoramos el deterioro progresivo de las condiciones de vida a nivel mundial, y claro, como decía Pedro Duran Farell, participante del club de Roma: “Se trata de actuar localmente después de haber […]


Nosotros en esta oportunidad pretendemos enviar una serie de mensajes o inventario, como clamor para los que nos siguen desoyendo, ya que no valoramos el deterioro progresivo de las condiciones de vida a nivel mundial, y claro, como decía Pedro Duran Farell, participante del club de Roma: “Se trata de actuar localmente después de haber pensado globalmente”. 

Enviamos en este escrito algunas reflexiones a propósito de todo lo que nos está pasando en el mundo, y sobre lo que nos toca actuar frente a las gestiones ambientales y de los recursos naturales, en el entendido que deben ser desarrollados tanto en países industrializados como en vía de desarrollo o tercermundista, como se han tratado en algún momento. 

Se trata de una propuesta con mensajes bastantes puntuales sobre la gestión de los recursos biosféricos y nuevas pautas de conductas personal y general, que contribuyan a corregir desde la base tantos desequilibrios inquietantes, como quien dice, tenemos que cambiar para seguir viviendo. 

Con lo anterior, planteamos la necesidad de una nueva ética, ya que hay que apostar por el ecologismo sensato de vanguardia como fuerza propiciadora de esta sociedad post- industrial que ha impuesto una economía o producción en línea  con base en los combustibles fósiles, por eso, se está proponiendo la subversión de muchos patrones de conducta para cambiar, para vivir y para honrar la vida en la naturaleza, porque más que vivir hay que honrar la vida.

Por tanto, hay que aprender a aprehender, necesitamos el cambio de pautas de comportamiento, que solo podrá conseguirse cambiando mentalidades, esto es, educando, ya que una palabra decisiva para todo lo planteado por el cambio es la educación. 

El reto que tenemos hoy es darnos cuenta, por ejemplo, de la transcendencia del trato  ambiental, comprendiendo que la educación ambiental es el instrumento del que debe valerse la sociedad para convertir la información científica sobre el ambiente en actitudes positivas de uso y de gestión, es decir, de pautas educativas de comportamiento, porque la investigación ecológica por sí sola no va a resolver los problemas ambientales del planeta. La investigación informa, pero no educa. 

Antes del inventario de aplicaciones o acciones debemos prepararnos para no perder la resiliencia que necesitamos para resistir las catástrofes, tanto naturales como artificiales, ya que vivimos un panorama de cambios, al cual debemos enfrentar para recuperar y conservar el planeta. Se trata de buscar la sostenibilidad de la naturaleza. 

Todo lo que nos está pasando nos obliga a forzar la marcha para llevar a cabo una transición rápida al nuevo sistema, aunque tengamos que superar muchos obstáculos para encontrar soluciones. Expresado lo anterior, nos permitimos realizar un pequeño inventario de las acciones que tenemos que implementar para adaptarnos: 

Cambiar y adaptar muchas practicas agropecuarias, respetando las leyes naturales para lograr la sostenibilidad. 

Adaptarnos a nuevas tecnologías. 

Tener mucha resiliencia para los cambios de comportamiento.

Aplicación de un sistema económico, como la economía circular, que implica necesariamente (reciclaje, ecodiseño, reelaboración, consumo, redistribución y recolección entre otros). 

Adaptar nuevos sistemas de empaque (desechando los plásticos).

Sistema de transporte con energías limpias (terrestres, aéreas y marítimas). 

Protección prioritaria a la biodiversidad. 

Sembrar millones de árboles en todo el mundo. 

Control poblacional. 

Racionalización del uso del agua. 

Racionalizar los alimentos. 

Protección a las fuentes de agua dulce (manaderos, arrollos, ciénagas, ríos, lagunas y aguas del subsuelo).

Adoptar un sistema robusto de salud preventiva.

Adoptar masivamente las energías limpias. 

Tratar en todo sentido las aguas residuales.

Controlar la contaminación marina. 

Implementar políticas estratégicas para el ecoturismo. 

Protección prioritaria a los ecosistemas en general.

Explotación minera responsable, aplicando nuevas tecnologías para una baja contaminación. 

Enseñanza de medio ambiente en los hogares. 

Inclusión prioritaria de políticas ambientales en todos los planes de desarrollo y de acción de municipios, empresas, departamentos, provincias, estados y demás organizaciones estatales. 

Lo dicho aplica para todo el mundo, hay que cambiar el chip.