Publicidad
Categorías
Categorías
Editorial - 28 septiembre, 2018

¿Ad portas de la bonanza petrolera del Cesar?

El Cesar tiene un gran tesoro en su subsuelo. Se trata gigantescos yacimientos de petróleo y gas, que de ser aprobada la técnica del fracking en el país, con su aprovechamiento se garantizarían las reservas de crudo para los próximos 20 años y se generarían miles de millones dólares en regalías. Recordemos que el Cesar […]

El Cesar tiene un gran tesoro en su subsuelo. Se trata gigantescos yacimientos de petróleo y gas, que de ser aprobada la técnica del fracking en el país, con su aprovechamiento se garantizarían las reservas de crudo para los próximos 20 años y se generarían miles de millones dólares en regalías.

Recordemos que el Cesar pasó por la bonanza del algodón, que al igual que el carbón era comprado a buen precio en Estados Unidos; en su momento era el llamado el oro blanco, pero ya todos conocemos el triste final de nuestros algodoneros. Desde hace más de dos décadas se mantiene la explotación minera en el centro del departamento, principal renglón de la economía, y ahora hay gran expectativa por el potencial ya identificado para la producción de hidrocarburos.

Durante el foro sobre fracking, realizado ayer en Valledupar por la Comisión Quinta del Senado de la República, conocimos que en el Cesar se concentra el 38 por ciento del potencial de petróleo y 80 por ciento de gas con yacimientos no convencionales del Magdalena Medio. Así lo reveló el vicepresidente de Desarrollo y Producción de Ecopetrol, Héctor Manosalva, quien además indicó que con el fracking podrían generarse regalías por más de mil millones de dólares anuales y 124 mil empleos en el encadenamiento productivo.
Aunque podría hablarse de bonanza, sabemos que este término no se aplicaría en todo el sentido de la palabra; no hay que llamarse a engaños, pues hemos sido un pobre departamento rico debido a los malos manejos de los recursos de regalías. Además, los pobladores de las zonas productoras que no son enganchados laboralmente en el sector, terminan afectados porque se eleva el costo de vida.

Consideramos que debe fortalecerse la institucionalidad para que, de aprobarse el fracking, haya garantías y las transferencias que harían las petroleras al Estado no terminen en los bolsillos de los políticos corruptos y contratistas, como pasó con el carbón en Chiriguaná, El Paso, La Jagua de Ibirico, Becerril y Codazzi, en la época que las regalías llegaban a los municipios productores de manera directa.

De aprobarse el fracking, cuestionado por los impactos ambientales, la oportunidad debe ser para las comunidades, con mejores garantías para su desarrollo a través de inversiones en salud, educación, empleo y saneamiento básico.

Para lograr lo anterior, con los recursos que generarían los yacimientos no convencionales, el primer paso es avanzar en la reforma al sistema de regalías, que le devolva el 30 % de regalías a las zonas productoras. Así se daría una oportunidad para mejorar el panorama en los pueblos de la cuenca Cesar-Ranchería, en el sur del territorio cesarense (Aguachica, San Martín y San Alberto), donde está la mayor proyección del fracking, y también se le daría una segunda oportunidad a los municipios carboneros del centro del Cesar.

Editorial
28 septiembre, 2018

¿Ad portas de la bonanza petrolera del Cesar?

El Cesar tiene un gran tesoro en su subsuelo. Se trata gigantescos yacimientos de petróleo y gas, que de ser aprobada la técnica del fracking en el país, con su aprovechamiento se garantizarían las reservas de crudo para los próximos 20 años y se generarían miles de millones dólares en regalías. Recordemos que el Cesar […]


El Cesar tiene un gran tesoro en su subsuelo. Se trata gigantescos yacimientos de petróleo y gas, que de ser aprobada la técnica del fracking en el país, con su aprovechamiento se garantizarían las reservas de crudo para los próximos 20 años y se generarían miles de millones dólares en regalías.

Recordemos que el Cesar pasó por la bonanza del algodón, que al igual que el carbón era comprado a buen precio en Estados Unidos; en su momento era el llamado el oro blanco, pero ya todos conocemos el triste final de nuestros algodoneros. Desde hace más de dos décadas se mantiene la explotación minera en el centro del departamento, principal renglón de la economía, y ahora hay gran expectativa por el potencial ya identificado para la producción de hidrocarburos.

Durante el foro sobre fracking, realizado ayer en Valledupar por la Comisión Quinta del Senado de la República, conocimos que en el Cesar se concentra el 38 por ciento del potencial de petróleo y 80 por ciento de gas con yacimientos no convencionales del Magdalena Medio. Así lo reveló el vicepresidente de Desarrollo y Producción de Ecopetrol, Héctor Manosalva, quien además indicó que con el fracking podrían generarse regalías por más de mil millones de dólares anuales y 124 mil empleos en el encadenamiento productivo.
Aunque podría hablarse de bonanza, sabemos que este término no se aplicaría en todo el sentido de la palabra; no hay que llamarse a engaños, pues hemos sido un pobre departamento rico debido a los malos manejos de los recursos de regalías. Además, los pobladores de las zonas productoras que no son enganchados laboralmente en el sector, terminan afectados porque se eleva el costo de vida.

Consideramos que debe fortalecerse la institucionalidad para que, de aprobarse el fracking, haya garantías y las transferencias que harían las petroleras al Estado no terminen en los bolsillos de los políticos corruptos y contratistas, como pasó con el carbón en Chiriguaná, El Paso, La Jagua de Ibirico, Becerril y Codazzi, en la época que las regalías llegaban a los municipios productores de manera directa.

De aprobarse el fracking, cuestionado por los impactos ambientales, la oportunidad debe ser para las comunidades, con mejores garantías para su desarrollo a través de inversiones en salud, educación, empleo y saneamiento básico.

Para lograr lo anterior, con los recursos que generarían los yacimientos no convencionales, el primer paso es avanzar en la reforma al sistema de regalías, que le devolva el 30 % de regalías a las zonas productoras. Así se daría una oportunidad para mejorar el panorama en los pueblos de la cuenca Cesar-Ranchería, en el sur del territorio cesarense (Aguachica, San Martín y San Alberto), donde está la mayor proyección del fracking, y también se le daría una segunda oportunidad a los municipios carboneros del centro del Cesar.