A Álvaro Gómez lo silenció el régimen que él mismo combatió y que le temió. En estos 26 años hemos tenido que escuchar hipótesis de todo tipo, que sólo generan carcajadas por lo ridículas que resultan ser. Una de las más absurdas es reciente, aquella que dice que las FARC fueron las responsables de ese […]
A Álvaro Gómez lo silenció el régimen que él mismo combatió y que le temió.
En estos 26 años hemos tenido que escuchar hipótesis de todo tipo, que sólo generan carcajadas por lo ridículas que resultan ser. Una de las más absurdas es reciente, aquella que dice que las FARC fueron las responsables de ese hecho; carreta, mentira, esta teoría ha sido planteada para limpiar las manos de los verdaderos responsables. Tampoco hay detenidos por el proceso, a pesar de que el asesinato del Dr. Gómez fue declarado como crimen de lesa humanidad a finales del 2017, lo que evita que éste prescriba. De estos hechos sólo habla la familia del inmolado líder conservador y los medios de comunicación que lo recuerdan cada 2 de noviembre.
Pero, ¿qué fue lo que pasó? Para noviembre de 1995 Colombia estaba en pleno desarrollo del Proceso 8000, el proceso que según ese radicado de la Fiscalía General de la Nación, correspondía al caso de ingreso de dineros del cartel de Cali a la campaña presidencial del liberal Ernesto Samper, un año antes. Desde finales de 1993 yo trabajaba en el Comité Ejecutivo de la campaña de Andrés Pastrana en Chía, municipio satélite cercano a Bogotá. Pastrana era el principal contendor de Samper.
Las cosas fueron así. Desde la sede de la campaña de Pastrana en Bogotá, se creó para la segunda vuelta presidencial una estrategia denominada “1+1”, que consistía en que todo aquel que había votado por nuestro candidato en la primera vuelta, debía conseguir a un votante nuevo para la segunda. A pesar de que la maquinaria liberal había sido fuertemente aceitada, Samper había ganado la primera vuelta por un estrechísimo margen de 18 mil votos. Los resultados del “1+1” nos sorprendían en la misma campaña, la gente se lo tomó muy en serio y las encuestas mostraban, muy cerca al día de la elección, que íbamos muy bien, que llegaríamos a la Presidencia. Creo que precisamente ese factor, con el que no contaban en la campaña liberal, llevó a que su candidato decidiera aceptar recursos del cartel de Cali, destinados a comprar votos y apoyos políticos.
Finalmente Samper, gracias a los “dineros calientes” de los Rodríguez Orejuela, se impuso en la segunda vuelta por escasos 150 mil votos. Unos días después de la elección le llegaron a Pastrana los “narco casetes”, él los compartió en la Casa de Nariño con el Presidente César Gaviria y luego los envió a la Fiscalía General para darle inicio al Proceso 8000. Esto afectó enormemente la gobernabilidad de Samper, que se pasó los 4 años defendiéndose para que no lo tumbaran sus “pecadillos”.
Y el Dr. Gómez Hurtado, desde sus editoriales de “El Nuevo Siglo”, poco a poco se fue erigiendo como “el guía moral de la República” y, parece ser, que quienes generaban un “ruido de sables” lo escogieron para presidir una Junta Militar, que al serle ofrecida, no aceptó por ser dicha práctica antidemocrática; recordemos que su a padre lo derrocó el General Rojas Pinilla en el 1953. Por eso lo habrían asesinado. Yo la verdad no creo. Mi entender y las maneras de la política, además de los pocos escrúpulos de quienes se la jugaron por financiar la campaña Samper Presidente, me llevan a pensar que al ser el Dr. Gómez el único capaz de unir al país y devolverle la majestad a la muy maltrecha figura presidencial, decidieron en mala hora silenciarlo para siempre y así, silenciar el “ruido de sables”.
Sólo hay que atar cabos. Samper, como otros, se la jugó toda por el fallido Acuerdo de Paz de La Habana y pocos años después, en agradecimiento, la guerrillerada de las FARC inventa que fueron ellos quienes asesinaron al Dr. Gómez. Esta era la coartada perfecta para lavarle las manos a Ernestico, el hijo de Helenita Pizano, hermano de Daniel y tío del youtuber del mismo nombre, el que sólo soñaba con ser Expresidente, el mismo que dijo “…a mis espaldas”; al que los gringos de quitaron la visa, al que en un viaje a Nueva York le encontraron cocaína en el avión presidencial, al culpable de que nos descertificaran por varios años, el mismo que permitió acuñar el mote de narco-estado, el mismo defensor de Chávez y de Maduro, Ernestico.
Cada 2 de noviembre recordaremos con admiración al Dr. Gómez: el único colombiano que sin llegar a ocupar la Presidencia, tuvo el talante que uno espera de los expresidentes.
Mientras tanto: lo único que Petro hizo con Álvaro Gómez fue secuestrarlo, nada más…
A Álvaro Gómez lo silenció el régimen que él mismo combatió y que le temió. En estos 26 años hemos tenido que escuchar hipótesis de todo tipo, que sólo generan carcajadas por lo ridículas que resultan ser. Una de las más absurdas es reciente, aquella que dice que las FARC fueron las responsables de ese […]
A Álvaro Gómez lo silenció el régimen que él mismo combatió y que le temió.
En estos 26 años hemos tenido que escuchar hipótesis de todo tipo, que sólo generan carcajadas por lo ridículas que resultan ser. Una de las más absurdas es reciente, aquella que dice que las FARC fueron las responsables de ese hecho; carreta, mentira, esta teoría ha sido planteada para limpiar las manos de los verdaderos responsables. Tampoco hay detenidos por el proceso, a pesar de que el asesinato del Dr. Gómez fue declarado como crimen de lesa humanidad a finales del 2017, lo que evita que éste prescriba. De estos hechos sólo habla la familia del inmolado líder conservador y los medios de comunicación que lo recuerdan cada 2 de noviembre.
Pero, ¿qué fue lo que pasó? Para noviembre de 1995 Colombia estaba en pleno desarrollo del Proceso 8000, el proceso que según ese radicado de la Fiscalía General de la Nación, correspondía al caso de ingreso de dineros del cartel de Cali a la campaña presidencial del liberal Ernesto Samper, un año antes. Desde finales de 1993 yo trabajaba en el Comité Ejecutivo de la campaña de Andrés Pastrana en Chía, municipio satélite cercano a Bogotá. Pastrana era el principal contendor de Samper.
Las cosas fueron así. Desde la sede de la campaña de Pastrana en Bogotá, se creó para la segunda vuelta presidencial una estrategia denominada “1+1”, que consistía en que todo aquel que había votado por nuestro candidato en la primera vuelta, debía conseguir a un votante nuevo para la segunda. A pesar de que la maquinaria liberal había sido fuertemente aceitada, Samper había ganado la primera vuelta por un estrechísimo margen de 18 mil votos. Los resultados del “1+1” nos sorprendían en la misma campaña, la gente se lo tomó muy en serio y las encuestas mostraban, muy cerca al día de la elección, que íbamos muy bien, que llegaríamos a la Presidencia. Creo que precisamente ese factor, con el que no contaban en la campaña liberal, llevó a que su candidato decidiera aceptar recursos del cartel de Cali, destinados a comprar votos y apoyos políticos.
Finalmente Samper, gracias a los “dineros calientes” de los Rodríguez Orejuela, se impuso en la segunda vuelta por escasos 150 mil votos. Unos días después de la elección le llegaron a Pastrana los “narco casetes”, él los compartió en la Casa de Nariño con el Presidente César Gaviria y luego los envió a la Fiscalía General para darle inicio al Proceso 8000. Esto afectó enormemente la gobernabilidad de Samper, que se pasó los 4 años defendiéndose para que no lo tumbaran sus “pecadillos”.
Y el Dr. Gómez Hurtado, desde sus editoriales de “El Nuevo Siglo”, poco a poco se fue erigiendo como “el guía moral de la República” y, parece ser, que quienes generaban un “ruido de sables” lo escogieron para presidir una Junta Militar, que al serle ofrecida, no aceptó por ser dicha práctica antidemocrática; recordemos que su a padre lo derrocó el General Rojas Pinilla en el 1953. Por eso lo habrían asesinado. Yo la verdad no creo. Mi entender y las maneras de la política, además de los pocos escrúpulos de quienes se la jugaron por financiar la campaña Samper Presidente, me llevan a pensar que al ser el Dr. Gómez el único capaz de unir al país y devolverle la majestad a la muy maltrecha figura presidencial, decidieron en mala hora silenciarlo para siempre y así, silenciar el “ruido de sables”.
Sólo hay que atar cabos. Samper, como otros, se la jugó toda por el fallido Acuerdo de Paz de La Habana y pocos años después, en agradecimiento, la guerrillerada de las FARC inventa que fueron ellos quienes asesinaron al Dr. Gómez. Esta era la coartada perfecta para lavarle las manos a Ernestico, el hijo de Helenita Pizano, hermano de Daniel y tío del youtuber del mismo nombre, el que sólo soñaba con ser Expresidente, el mismo que dijo “…a mis espaldas”; al que los gringos de quitaron la visa, al que en un viaje a Nueva York le encontraron cocaína en el avión presidencial, al culpable de que nos descertificaran por varios años, el mismo que permitió acuñar el mote de narco-estado, el mismo defensor de Chávez y de Maduro, Ernestico.
Cada 2 de noviembre recordaremos con admiración al Dr. Gómez: el único colombiano que sin llegar a ocupar la Presidencia, tuvo el talante que uno espera de los expresidentes.
Mientras tanto: lo único que Petro hizo con Álvaro Gómez fue secuestrarlo, nada más…