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Columnista - 1 febrero, 2021

Acotaciones de la independencia de Valledupar

La guitarra en manos de la trova juglaresca española acompañaba al conquistador en el tiempo de descanso, porque la música era la mejor manera para iluminar el silencio de la noche y celebrar la victoria por las tierras conquistadas.  Pero en aquel glorioso día, 4 de febrero de 1813, cuando María Concepción Loperena Ustariz de Fernández de Castro redacta y lee el acta […]

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La guitarra en manos de la trova juglaresca española acompañaba al conquistador en el tiempo de descanso, porque la música era la mejor manera para iluminar el silencio de la noche y celebrar la victoria por las tierras conquistadas.  Pero en aquel glorioso día, 4 de febrero de 1813, cuando María Concepción Loperena Ustariz de Fernández de Castro redacta y lee el acta de la independencia del Valle de Upar en el Cabildo de Justicia y Regimiento de esta ciudad, el júbilo por el magnífico acontecimiento se prolonga hasta altas horas de la noche y las guitarras en manos de cabildantes sonaron acompañando las coplas libertarias.

Esa noche, las melodías de cuerdas tenían la frescura de las brisas del río que pasaba muy cerca del cabildo. Nadie le cantó un verso al guerrero invasor ni a los reyes de España. El espíritu independentista era el motivo del canto y en la memoria del viento siguen sonando aquellos versos que despertaron la magia musical de esta tierra. Después de 208 años, ese histórico acontecimiento permanece casi olvidado. En una calle de Valledupar se observa un gigante monumento en honor al conquistador, pero a la heroína pocos la recuerdan. 

Lo cierto es que el nombre de María Concepción Loperena es un símbolo de la vallenatía. El mejor homenaje a la heroína lo hizo el Congreso de la República a través de la Ley 95 de 1940 que creó el Colegio Nacional Loperena. En la Ley 43 de 1963, el Congreso se asocia a los 150 años de la independencia de Valledupar y ordena la construcción de un monumento de la heroína Loperena en la entrada de la ciudad.

El Concejo Municipal (por peticiones reiteradas de este modesto columnista) aprobó el Acuerdo 002 el 14 de febrero de 2004, que reconoce esta fecha, y en sus cuatro primeros artículos determina: Institucionalizar el 4 de febrero como fecha histórica para el municipio de Valledupar; ordénese izar la bandera del municipio en todos los establecimientos públicos, especialmente en los colegios; ordénese a la Secretaría de Educación Municipal realizar la investigación y la compilación de todos los datos históricos de la ciudad de Valledupar y la zona corregimental; inclúyase en los programas de historia en los colegios del municipio la enseñanza de la cátedra de la historia regional local.

La verdad es que no se le ha dado cumplimiento cabal al Acuerdo. El 4 de febrero nunca se ha celebrado con la trascendencia que merece. Son pocos los colegios en el municipio de Valledupar que han venido realizando eventos cívicos y académicos sobre el tema. Respetuosamente, reiteramos la invitación patriótica a la Secretaría de Educación y a la Oficina de Cultura Municipal para que lideren el cumplimiento de este acuerdo: celebrar la libertad de un pueblo es honrar la dignidad, fortalecer el sentido de pertenencia y la conciencia de ciudadanía.

Columnista
1 febrero, 2021

Acotaciones de la independencia de Valledupar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

La guitarra en manos de la trova juglaresca española acompañaba al conquistador en el tiempo de descanso, porque la música era la mejor manera para iluminar el silencio de la noche y celebrar la victoria por las tierras conquistadas.  Pero en aquel glorioso día, 4 de febrero de 1813, cuando María Concepción Loperena Ustariz de Fernández de Castro redacta y lee el acta […]


La guitarra en manos de la trova juglaresca española acompañaba al conquistador en el tiempo de descanso, porque la música era la mejor manera para iluminar el silencio de la noche y celebrar la victoria por las tierras conquistadas.  Pero en aquel glorioso día, 4 de febrero de 1813, cuando María Concepción Loperena Ustariz de Fernández de Castro redacta y lee el acta de la independencia del Valle de Upar en el Cabildo de Justicia y Regimiento de esta ciudad, el júbilo por el magnífico acontecimiento se prolonga hasta altas horas de la noche y las guitarras en manos de cabildantes sonaron acompañando las coplas libertarias.

Esa noche, las melodías de cuerdas tenían la frescura de las brisas del río que pasaba muy cerca del cabildo. Nadie le cantó un verso al guerrero invasor ni a los reyes de España. El espíritu independentista era el motivo del canto y en la memoria del viento siguen sonando aquellos versos que despertaron la magia musical de esta tierra. Después de 208 años, ese histórico acontecimiento permanece casi olvidado. En una calle de Valledupar se observa un gigante monumento en honor al conquistador, pero a la heroína pocos la recuerdan. 

Lo cierto es que el nombre de María Concepción Loperena es un símbolo de la vallenatía. El mejor homenaje a la heroína lo hizo el Congreso de la República a través de la Ley 95 de 1940 que creó el Colegio Nacional Loperena. En la Ley 43 de 1963, el Congreso se asocia a los 150 años de la independencia de Valledupar y ordena la construcción de un monumento de la heroína Loperena en la entrada de la ciudad.

El Concejo Municipal (por peticiones reiteradas de este modesto columnista) aprobó el Acuerdo 002 el 14 de febrero de 2004, que reconoce esta fecha, y en sus cuatro primeros artículos determina: Institucionalizar el 4 de febrero como fecha histórica para el municipio de Valledupar; ordénese izar la bandera del municipio en todos los establecimientos públicos, especialmente en los colegios; ordénese a la Secretaría de Educación Municipal realizar la investigación y la compilación de todos los datos históricos de la ciudad de Valledupar y la zona corregimental; inclúyase en los programas de historia en los colegios del municipio la enseñanza de la cátedra de la historia regional local.

La verdad es que no se le ha dado cumplimiento cabal al Acuerdo. El 4 de febrero nunca se ha celebrado con la trascendencia que merece. Son pocos los colegios en el municipio de Valledupar que han venido realizando eventos cívicos y académicos sobre el tema. Respetuosamente, reiteramos la invitación patriótica a la Secretaría de Educación y a la Oficina de Cultura Municipal para que lideren el cumplimiento de este acuerdo: celebrar la libertad de un pueblo es honrar la dignidad, fortalecer el sentido de pertenencia y la conciencia de ciudadanía.