Sin dejar de lado sus instrumentos, guacharaca y caja, apoyados en todo momento por sus papás quienes los impulsan y les llaman la atención ocasionalmente, así corren, siempre dando muestra de su infancia, los pequeños que completan las agrupaciones vallenatas de los acordeoneros que se presentan en el festival.
Sin dejar de lado sus instrumentos, guacharaca y caja, apoyados en todo momento por sus papás quienes los impulsan y les llaman la atención ocasionalmente, así corren, siempre dando muestra de su infancia, los pequeños que completan las agrupaciones vallenatas de los acordeoneros que se presentan en el festival.
Se afanan entre una presentación y otra para poder cumplir con los compromisos que han adquirido con diferentes acordeoneros en la competencia. Incluso a veces retrasan un poco la programación puesto que se debe esperar que terminen en una tarima para que lleguen a otra a hacer su presencia en escena.
Para garantizar sus presentaciones pueden cobrar entres 600 mil pesos o un millón de pesos, cifra que van tazando de acuerdo con la experiencia que van sumando de años anteriores y los resultados que han ayudado a obtener a los participantes con los que han estado, según explicó Luis Fernando Pachón Mindiola, de 12 años, y quien ya completa cuatro participaciones en festival tocando la guacharaca, algo que hace desde los tres años de edad.
“Da emoción, como persona me he sentido muy feliz al momento de tocar”, expresó, a la vez que recordó que en la versión anterior del festival pasó con dos acordeoneros a la final mientras que este año acompaña a cinco concursantes. Para cumplir con todos admitió que siempre organizan diferentes horarios para practicar los diferentes temas.
Casi siempre su otro compañero de fórmula es Juan David Maestre Toncel, quien en esta oportunidad acompaña en la caja a cuatro acordeoneros. En su caso, hace un año ha estado entregado a la interpretación de la caja donde ha demostrado mucha fuerza, precisión y carisma, puesto que durante el registro de sus golpes al instrumento nunca falta una sonrisa. Sin embargo, desde los cinco años ya hacía presencia en los festivales tocando la guacharaca.
Por: Daniela Rincones Julio / EL PILÓN
[email protected]
Sin dejar de lado sus instrumentos, guacharaca y caja, apoyados en todo momento por sus papás quienes los impulsan y les llaman la atención ocasionalmente, así corren, siempre dando muestra de su infancia, los pequeños que completan las agrupaciones vallenatas de los acordeoneros que se presentan en el festival.
Sin dejar de lado sus instrumentos, guacharaca y caja, apoyados en todo momento por sus papás quienes los impulsan y les llaman la atención ocasionalmente, así corren, siempre dando muestra de su infancia, los pequeños que completan las agrupaciones vallenatas de los acordeoneros que se presentan en el festival.
Se afanan entre una presentación y otra para poder cumplir con los compromisos que han adquirido con diferentes acordeoneros en la competencia. Incluso a veces retrasan un poco la programación puesto que se debe esperar que terminen en una tarima para que lleguen a otra a hacer su presencia en escena.
Para garantizar sus presentaciones pueden cobrar entres 600 mil pesos o un millón de pesos, cifra que van tazando de acuerdo con la experiencia que van sumando de años anteriores y los resultados que han ayudado a obtener a los participantes con los que han estado, según explicó Luis Fernando Pachón Mindiola, de 12 años, y quien ya completa cuatro participaciones en festival tocando la guacharaca, algo que hace desde los tres años de edad.
“Da emoción, como persona me he sentido muy feliz al momento de tocar”, expresó, a la vez que recordó que en la versión anterior del festival pasó con dos acordeoneros a la final mientras que este año acompaña a cinco concursantes. Para cumplir con todos admitió que siempre organizan diferentes horarios para practicar los diferentes temas.
Casi siempre su otro compañero de fórmula es Juan David Maestre Toncel, quien en esta oportunidad acompaña en la caja a cuatro acordeoneros. En su caso, hace un año ha estado entregado a la interpretación de la caja donde ha demostrado mucha fuerza, precisión y carisma, puesto que durante el registro de sus golpes al instrumento nunca falta una sonrisa. Sin embargo, desde los cinco años ya hacía presencia en los festivales tocando la guacharaca.
Por: Daniela Rincones Julio / EL PILÓN
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