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Columnista - 14 enero, 2016

¿Acaso no son hombres?

Evoco el discurso de Antón de Montesinos pronunciado en el sermón para la Villa del Sancti Spiritu en Pentecostés, el 21 de diciembre de 1511, en Santo Domingo. Evoco el discurso, el primer grito en defensa de los derechos humanos de la población aborigen americana. Lo evoco ante la determinación adoptada por la Comisión Interamericana […]

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Evoco el discurso de Antón de Montesinos pronunciado en el sermón para la Villa del Sancti Spiritu en Pentecostés, el 21 de diciembre de 1511, en Santo Domingo. Evoco el discurso, el primer grito en defensa de los derechos humanos de la población aborigen americana. Lo evoco ante la determinación adoptada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CID) el 11 de diciembre pasado, en la que se le ordenó a nuestro Estado que tomara, en forma urgente, un conjunto de medidas cautelares.

El discurso de Montesinos no puede ser olvidado por ninguna autoridad americana porque se ofreció en respuesta ante la violencia, servidumbre, explotación y destrucción de la dignidad humana que realizaban los encomenderos y autoridades. Se preguntaba si los indígenas acaso no eran hombres. Las medidas cautelares hoy invitan a recordar ese discurso.

Las medidas cautelares dictadas por la CID le ordenan al Estado colombiano adoptar las acciones necesarias para preservar la vida e integridad personal de las niñas, niños y adolescentes de las comunidades de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao de la nación Wayúu, dada la situación de emergencia y se asegure la disponibilidad, accesibilidad y calidad de los servicios de salud.

Asimismo, se ordena que se garantice inmediatamente seguridad alimentaria y agua potable.

Las medidas cautelares son una triste constatación de que la población wayúu no es tratada en forma humana. Es algo gravísimo e indica que las cosas no son tratadas bajo un modelo que satisfaga la inclusión de esta comunidad aborigen.

Es sabido que este tipo de medidas se dictan frente a ostensibles violaciones a los derechos humanos que de no ser superadas será condenada la República de Colombia. Por lo que invita a que se delibere acerca de las causas que generan esta exclusión y a que se construya un consenso político que auspicie una solución democrática y radical a la situación descrita por los denunciantes. Insisto, de no ser superada la situación que generó las medidas cautelares nuestra república será condenada, no se dude.

La adopción de las medidas cautelares son el rostro visible de la tragedia de la exclusión de la población aborigen de la Región Caribe, en la que se concentra más del 49% de pobreza. De la misma forma, son el rostro que se puede ver del fracaso de una política de diseño de Estado y de construcción de una república que de verdad sea diversa y que asegure la igualdad real de todos y el derecho de participación política de todos para su autogobierno.

Precisamente, la queja de la nación Wayúu ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos estriba en que la nación, es decir, el poder central y el centralismo, ha adoptado políticas que son las responsables directas del estado de postración, exclusión, pobreza y trato no humano que padecen.

La queja en lo que respecta a la salud y a la muerte de 4.770 niños en el lapso de los últimos 8 años, por hambre y falta de atención en salud, es un drama, que invita a revisar todo el modelo de país. El asunto no se puede reducir al cumplimiento de las medidas cautelares que hay que cumplir de urgencia. Igualmente, en la queja se reitera que la prestación de los servicios de salud no será superada, si no se supera el problema intercultural, en la medida en que no existe comunicación lingüística que imposibilita la atención.

La no atención de los asuntos en la propia lengua, refleja la exclusión de la nación wayúu. La población aborigen no interviene en la solución de sus propios asuntos, lo que imposibilita la superación de la trágica situación. Revisemos.

Columnista
14 enero, 2016

¿Acaso no son hombres?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo Verano De La Rosa

Evoco el discurso de Antón de Montesinos pronunciado en el sermón para la Villa del Sancti Spiritu en Pentecostés, el 21 de diciembre de 1511, en Santo Domingo. Evoco el discurso, el primer grito en defensa de los derechos humanos de la población aborigen americana. Lo evoco ante la determinación adoptada por la Comisión Interamericana […]


Evoco el discurso de Antón de Montesinos pronunciado en el sermón para la Villa del Sancti Spiritu en Pentecostés, el 21 de diciembre de 1511, en Santo Domingo. Evoco el discurso, el primer grito en defensa de los derechos humanos de la población aborigen americana. Lo evoco ante la determinación adoptada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CID) el 11 de diciembre pasado, en la que se le ordenó a nuestro Estado que tomara, en forma urgente, un conjunto de medidas cautelares.

El discurso de Montesinos no puede ser olvidado por ninguna autoridad americana porque se ofreció en respuesta ante la violencia, servidumbre, explotación y destrucción de la dignidad humana que realizaban los encomenderos y autoridades. Se preguntaba si los indígenas acaso no eran hombres. Las medidas cautelares hoy invitan a recordar ese discurso.

Las medidas cautelares dictadas por la CID le ordenan al Estado colombiano adoptar las acciones necesarias para preservar la vida e integridad personal de las niñas, niños y adolescentes de las comunidades de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao de la nación Wayúu, dada la situación de emergencia y se asegure la disponibilidad, accesibilidad y calidad de los servicios de salud.

Asimismo, se ordena que se garantice inmediatamente seguridad alimentaria y agua potable.

Las medidas cautelares son una triste constatación de que la población wayúu no es tratada en forma humana. Es algo gravísimo e indica que las cosas no son tratadas bajo un modelo que satisfaga la inclusión de esta comunidad aborigen.

Es sabido que este tipo de medidas se dictan frente a ostensibles violaciones a los derechos humanos que de no ser superadas será condenada la República de Colombia. Por lo que invita a que se delibere acerca de las causas que generan esta exclusión y a que se construya un consenso político que auspicie una solución democrática y radical a la situación descrita por los denunciantes. Insisto, de no ser superada la situación que generó las medidas cautelares nuestra república será condenada, no se dude.

La adopción de las medidas cautelares son el rostro visible de la tragedia de la exclusión de la población aborigen de la Región Caribe, en la que se concentra más del 49% de pobreza. De la misma forma, son el rostro que se puede ver del fracaso de una política de diseño de Estado y de construcción de una república que de verdad sea diversa y que asegure la igualdad real de todos y el derecho de participación política de todos para su autogobierno.

Precisamente, la queja de la nación Wayúu ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos estriba en que la nación, es decir, el poder central y el centralismo, ha adoptado políticas que son las responsables directas del estado de postración, exclusión, pobreza y trato no humano que padecen.

La queja en lo que respecta a la salud y a la muerte de 4.770 niños en el lapso de los últimos 8 años, por hambre y falta de atención en salud, es un drama, que invita a revisar todo el modelo de país. El asunto no se puede reducir al cumplimiento de las medidas cautelares que hay que cumplir de urgencia. Igualmente, en la queja se reitera que la prestación de los servicios de salud no será superada, si no se supera el problema intercultural, en la medida en que no existe comunicación lingüística que imposibilita la atención.

La no atención de los asuntos en la propia lengua, refleja la exclusión de la nación wayúu. La población aborigen no interviene en la solución de sus propios asuntos, lo que imposibilita la superación de la trágica situación. Revisemos.