Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 30 septiembre, 2015

Acallaron otra voz

El lunes anterior llegué a motilarme en una peluquería de Valledupar. En el lugar solo estaban la dueña, dos empleadas y una joven universitaria. A los pocos minutos llegó un agente de la Policía y cinco minutos después llegó otro agente más. Parecía que estaban de carrera, uno le preguntó al otro por qué no […]

Boton Wpp

El lunes anterior llegué a motilarme en una peluquería de Valledupar. En el lugar solo estaban la dueña, dos empleadas y una joven universitaria.

A los pocos minutos llegó un agente de la Policía y cinco minutos después llegó otro agente más. Parecía que estaban de carrera, uno le preguntó al otro por qué no se había ido el domingo para Barranquilla. El más joven de los dos torció la boca y murmuró: “nada hermano, el viaje quedó aplazado por orden de mi Coronel”. El otro replicó: “ñerdaaa yo tampoco puedo viajar, por el crimen contra la periodista mi Coronel nos aplazó a todos y hasta que no capturemos al HP ese que la mató no hay viaje para nadie”. Una de las empleadas preguntó: “¿ya saben quién fue?” – “aún no, pero por nuestro bien, el de nuestra familia y el de todos, ese HP lo capturamos más temprano que tarde”.

Ahí en ese salón de belleza, volví a estremecerme. Ya había sufrido el primer impacto cuando supe que a eso de las 2 y 30 de la madrugada del domingo habían asesinado a la periodista Nimia Esther Peña Pedrozo, de 28 años, cuando se iba a subir a un carro junto a dos amigas y un amigo, en la Avenida Simón Bolívar con calle 25. Un criminal terrorista la asesinó para robarle su bolso: que horror.

Pero ya para qué sirve la redada de la Policía, la Fiscalía, los 20 millones de pesos que ofrece el Alcalde por la captura del criminal terrorista, los aplazamientos de los viajes de los policías ni los despliegues y las órdenes del Coronel, si Nimia está muerta, asesinada por un balazo que le propinó un criminal que la acechó durante un largo rato en el mismo lugar en donde ella estaba riendo, gozando y divirtiéndose –sanamente- con sus amigas y amigos. Ese delincuente seguramente –como dice ahora la Policía- la vio con su celular de alta gama y con su bolso elegante, así como era ella: tranquila y divertida, sana y muy profesional.

Como afirman mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan: “ya no importa que estés con 20 ni 30 personas juntas, el delincuente terrorista salta y te mata, por llevarse tu celular, tu bolso o tu mochila”.

Señor Gobernador, señor Alcalde, señor Coronel, señores: mañana no vayan a salir a condecorar ni hacer alardes de despliegues a quienes capturen al criminal que asesinó a la periodista Nimia Esther, No. Hay que seguir trabajando para poder vivir en paz.

Lo que implora la ciudadanía es protección de sus autoridades, que no siga cayendo nadie más, que todos podamos salir a la calle hablando por el celular, con nuestras mochilas y nuestros bolsos, que podamos arrimar a la tienda, ir al parque, visitar a nuestros amigos y a nuestros familiares a pie. Que podamos sentarnos en las puertas de la calle. No es mucho pedir, apenas es lo justo.

Tampoco se pretende que haya impunidad, las autoridades deben capturar al criminal que asesinó a Nimia Esther, al terrorista que acalló su voz, al miserable que la asesinó para arrebatarle lo suyo y sobre él debe caer todo el peso de la Ley; lo otro que pide la ciudadanía es prevención, perseguir a los delincuentes hasta capturarlos y darles de su botella un trago, y a los jueces de la República que endurezcan sus decisiones, porque de lo contrario nos lleva mandinga.

Hasta la próxima semana.

Columnista
30 septiembre, 2015

Acallaron otra voz

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

El lunes anterior llegué a motilarme en una peluquería de Valledupar. En el lugar solo estaban la dueña, dos empleadas y una joven universitaria. A los pocos minutos llegó un agente de la Policía y cinco minutos después llegó otro agente más. Parecía que estaban de carrera, uno le preguntó al otro por qué no […]


El lunes anterior llegué a motilarme en una peluquería de Valledupar. En el lugar solo estaban la dueña, dos empleadas y una joven universitaria.

A los pocos minutos llegó un agente de la Policía y cinco minutos después llegó otro agente más. Parecía que estaban de carrera, uno le preguntó al otro por qué no se había ido el domingo para Barranquilla. El más joven de los dos torció la boca y murmuró: “nada hermano, el viaje quedó aplazado por orden de mi Coronel”. El otro replicó: “ñerdaaa yo tampoco puedo viajar, por el crimen contra la periodista mi Coronel nos aplazó a todos y hasta que no capturemos al HP ese que la mató no hay viaje para nadie”. Una de las empleadas preguntó: “¿ya saben quién fue?” – “aún no, pero por nuestro bien, el de nuestra familia y el de todos, ese HP lo capturamos más temprano que tarde”.

Ahí en ese salón de belleza, volví a estremecerme. Ya había sufrido el primer impacto cuando supe que a eso de las 2 y 30 de la madrugada del domingo habían asesinado a la periodista Nimia Esther Peña Pedrozo, de 28 años, cuando se iba a subir a un carro junto a dos amigas y un amigo, en la Avenida Simón Bolívar con calle 25. Un criminal terrorista la asesinó para robarle su bolso: que horror.

Pero ya para qué sirve la redada de la Policía, la Fiscalía, los 20 millones de pesos que ofrece el Alcalde por la captura del criminal terrorista, los aplazamientos de los viajes de los policías ni los despliegues y las órdenes del Coronel, si Nimia está muerta, asesinada por un balazo que le propinó un criminal que la acechó durante un largo rato en el mismo lugar en donde ella estaba riendo, gozando y divirtiéndose –sanamente- con sus amigas y amigos. Ese delincuente seguramente –como dice ahora la Policía- la vio con su celular de alta gama y con su bolso elegante, así como era ella: tranquila y divertida, sana y muy profesional.

Como afirman mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan: “ya no importa que estés con 20 ni 30 personas juntas, el delincuente terrorista salta y te mata, por llevarse tu celular, tu bolso o tu mochila”.

Señor Gobernador, señor Alcalde, señor Coronel, señores: mañana no vayan a salir a condecorar ni hacer alardes de despliegues a quienes capturen al criminal que asesinó a la periodista Nimia Esther, No. Hay que seguir trabajando para poder vivir en paz.

Lo que implora la ciudadanía es protección de sus autoridades, que no siga cayendo nadie más, que todos podamos salir a la calle hablando por el celular, con nuestras mochilas y nuestros bolsos, que podamos arrimar a la tienda, ir al parque, visitar a nuestros amigos y a nuestros familiares a pie. Que podamos sentarnos en las puertas de la calle. No es mucho pedir, apenas es lo justo.

Tampoco se pretende que haya impunidad, las autoridades deben capturar al criminal que asesinó a Nimia Esther, al terrorista que acalló su voz, al miserable que la asesinó para arrebatarle lo suyo y sobre él debe caer todo el peso de la Ley; lo otro que pide la ciudadanía es prevención, perseguir a los delincuentes hasta capturarlos y darles de su botella un trago, y a los jueces de la República que endurezcan sus decisiones, porque de lo contrario nos lleva mandinga.

Hasta la próxima semana.