Impulsar la transición hacia una economía productiva y descarbonizada para poner fin al carbón y las energías fósiles antes que destruyan el planeta, exhortó el grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático IPCC de la ONU, tema que será expuesto en la Cumbre del Clima COP 26, en Glasgow, Escocia (Reino Unido), del 1 […]
Impulsar la transición hacia una economía productiva y descarbonizada para poner fin al carbón y las energías fósiles antes que destruyan el planeta, exhortó el grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático IPCC de la ONU, tema que será expuesto en la Cumbre del Clima COP 26, en Glasgow, Escocia (Reino Unido), del 1 al 12 de noviembre próximo.
La consigna mundial es reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero para atenuar el desbarajuste del cambio climático. El planeta ya ha alcanzado un aumento de temperatura de 1.1 grados centígrados por encima del registro actual, lo que provoca incendios que arrasan el oeste de Estados Unidos, Grecia o Turquía; diluvios que inundan Alemania y China; olas de calor y otros fenómenos que son punto de inflexión sobre eventos irreversibles, medibles con termómetros que rozan los 50 grados centígrados de temperatura en Canadá.
El Acuerdo de París pretendía reducir el calentamiento global en 2 grados centígrados a 2050 y el efecto ha sido contrario, y prevén los expertos que a 2030 haya aumentado en 1.5 grados.
China con 1.400 millones de habitantes y su explosivo crecimiento económico es el mayor emisor de carbono del mundo y responsable de más de una cuarta parte de las descargas globales de gases de efecto invernadero para el planeta. El carbón ha sido la principal fuente de energía del país oriental y su uso va en aumento, con el compromiso de reducir gradualmente la utilización de este combustible, pero a partir de 2026, y en 2050 sustituirlo por electricidad y energía nuclear, pero lejos de cerrar la brecha abre de manera exponencial nuevas plantas eléctricas de carbón.
Para desarrollar su economía y reversar la pobreza, China financia estas fuentes de energía fuera de su territorio a través de la ruta de la seda, sin dejar de ser pionera en tecnología ecológica mirando el enorme potencial económico en términos de empleo e ingresos a millones de chinos, además de ir disminuyendo la dependencia del petróleo, lo que significa liderar una transición energética global, generar energía solar más que cualquier país del mundo y triplicar en energía eólica a todas las naciones.
A la par de programas forestales, sin dejar de movilizar inversiones a gran escala, el gigante asiático diseña y ejecuta esquemas para vencer a través de la descarbonización el cambio climático.
Impulsar la transición hacia una economía productiva y descarbonizada para poner fin al carbón y las energías fósiles antes que destruyan el planeta, exhortó el grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático IPCC de la ONU, tema que será expuesto en la Cumbre del Clima COP 26, en Glasgow, Escocia (Reino Unido), del 1 […]
Impulsar la transición hacia una economía productiva y descarbonizada para poner fin al carbón y las energías fósiles antes que destruyan el planeta, exhortó el grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático IPCC de la ONU, tema que será expuesto en la Cumbre del Clima COP 26, en Glasgow, Escocia (Reino Unido), del 1 al 12 de noviembre próximo.
La consigna mundial es reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero para atenuar el desbarajuste del cambio climático. El planeta ya ha alcanzado un aumento de temperatura de 1.1 grados centígrados por encima del registro actual, lo que provoca incendios que arrasan el oeste de Estados Unidos, Grecia o Turquía; diluvios que inundan Alemania y China; olas de calor y otros fenómenos que son punto de inflexión sobre eventos irreversibles, medibles con termómetros que rozan los 50 grados centígrados de temperatura en Canadá.
El Acuerdo de París pretendía reducir el calentamiento global en 2 grados centígrados a 2050 y el efecto ha sido contrario, y prevén los expertos que a 2030 haya aumentado en 1.5 grados.
China con 1.400 millones de habitantes y su explosivo crecimiento económico es el mayor emisor de carbono del mundo y responsable de más de una cuarta parte de las descargas globales de gases de efecto invernadero para el planeta. El carbón ha sido la principal fuente de energía del país oriental y su uso va en aumento, con el compromiso de reducir gradualmente la utilización de este combustible, pero a partir de 2026, y en 2050 sustituirlo por electricidad y energía nuclear, pero lejos de cerrar la brecha abre de manera exponencial nuevas plantas eléctricas de carbón.
Para desarrollar su economía y reversar la pobreza, China financia estas fuentes de energía fuera de su territorio a través de la ruta de la seda, sin dejar de ser pionera en tecnología ecológica mirando el enorme potencial económico en términos de empleo e ingresos a millones de chinos, además de ir disminuyendo la dependencia del petróleo, lo que significa liderar una transición energética global, generar energía solar más que cualquier país del mundo y triplicar en energía eólica a todas las naciones.
A la par de programas forestales, sin dejar de movilizar inversiones a gran escala, el gigante asiático diseña y ejecuta esquemas para vencer a través de la descarbonización el cambio climático.