Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 9 septiembre, 2019

Abrazos que sanan

Ahora se habla de ‘abrazoterapia’, de todas las bondades que un simple gesto de afecto puede producir en el ser humano; Kathleen Keating, en su interesante libro “Abrázame”, dice del abrazo: “Es agradable; ahuyenta la soledad; aquieta los miedos; abre la puerta de los sentimientos y los fortalece…” y más. Todos podemos ser abrazoterapeutas o […]

Ahora se habla de ‘abrazoterapia’, de todas las bondades que un simple gesto de afecto puede producir en el ser humano; Kathleen Keating, en su interesante libro “Abrázame”, dice del abrazo: “Es agradable; ahuyenta la soledad; aquieta los miedos; abre la puerta de los sentimientos y los fortalece…” y más.

Todos podemos ser abrazoterapeutas o pacientes, solo tenemos que estar predispuestos a brindar o a recibir abrazos. Muchas veces nos es más fácil acariciar o abrazar a nuestra mascota -lo cual es hermoso- que a una persona, por lo que van a pensar, lo que van a decir, a ver si lo malinterpretan, o nos tachan de lanzados, en fin, el temor que daña tantos gestos que se podían hacer inolvidables para cualquier persona. Dice la Keating, que hay diferentes tipos de abrazos, de la enorme lista que tiene extraje estos:

Abrazo de oso: entre padres e hijos, abuelos y nietos, amigos, cualquiera que desee decir sin palabras “cuenta conmigo”. Es un abrazo envolvente.
Abrazo de mejilla: modo delicado de saludar a un amigo o amiga que no se ve hace tiempo.

Abrazo impetuoso: modo práctico de cumplir con muchos abrazos rápidos: en la oficina o en la cocina, para desear suerte antes de una función, de una reunión, es como la traducción silenciosa de la frase “Te adoro, pero estoy súper apurado”

Abrazo de corazón: viene bien cuando los abrazantes son muy viejos amigos, con muchos antecedentes de convergencias en el camino.
Abrazo a la medida: es elegir el abrazo que venga bien en ese momento. Ser creativos.

De estos prefiero el abrazo de corazón; el que no soportaría – no está mencionado aquí- , es el de políticos en época de campaña con las adicionales palmaditas en la espalda; sin embargo, las palmadotas se los amigos que se encuentran y se abrazan son emocionantes.

Según la autora mencionada, aunque los abrazadores están convencidos de que el abrazo es para todos, existen algunos escépticos a los que les cuesta aceptarlo. Creen, erróneamente que el único propósito del abrazo es cimentar una relación de intimidad física.

El abrazo físicamente íntimo también puede ser bello, pero corresponde a otro nivel de necesidades. Ese tipo de abrazo jamás podrá reemplazar a un buen abrazo terapéutico. Hasta las parejas necesitan montones de abrazos comunes, por añadidura. Un abrazoterapeuta ha de esforzarse en lo posible por divulgar ese concepto más amplio del contacto físico y del abrazo, predicando la fe en que un día lleno de abrazos puede otorgar una satisfacción y una serenidad indecibles.

Fuera de recomendar el libro a los huraños, intocables, tímidos y a todos los que temen abrazar, estoy segura de que las expresiones de afecto nos llevarían a construir un mundo mejor, no se necesitarían días de la no violencia contra la mujer, ni días contra el maltrato infantil, ni días contra el abandono a los ancianos. Todo sería más llevadero con el abrazo oportuno o la sonrisa inesperada, ¡qué buenos regalos!, en un mundo tan violento como el que estamos viviendo.

Columnista
9 septiembre, 2019

Abrazos que sanan

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Mary Daza Orozco

Ahora se habla de ‘abrazoterapia’, de todas las bondades que un simple gesto de afecto puede producir en el ser humano; Kathleen Keating, en su interesante libro “Abrázame”, dice del abrazo: “Es agradable; ahuyenta la soledad; aquieta los miedos; abre la puerta de los sentimientos y los fortalece…” y más. Todos podemos ser abrazoterapeutas o […]


Ahora se habla de ‘abrazoterapia’, de todas las bondades que un simple gesto de afecto puede producir en el ser humano; Kathleen Keating, en su interesante libro “Abrázame”, dice del abrazo: “Es agradable; ahuyenta la soledad; aquieta los miedos; abre la puerta de los sentimientos y los fortalece…” y más.

Todos podemos ser abrazoterapeutas o pacientes, solo tenemos que estar predispuestos a brindar o a recibir abrazos. Muchas veces nos es más fácil acariciar o abrazar a nuestra mascota -lo cual es hermoso- que a una persona, por lo que van a pensar, lo que van a decir, a ver si lo malinterpretan, o nos tachan de lanzados, en fin, el temor que daña tantos gestos que se podían hacer inolvidables para cualquier persona. Dice la Keating, que hay diferentes tipos de abrazos, de la enorme lista que tiene extraje estos:

Abrazo de oso: entre padres e hijos, abuelos y nietos, amigos, cualquiera que desee decir sin palabras “cuenta conmigo”. Es un abrazo envolvente.
Abrazo de mejilla: modo delicado de saludar a un amigo o amiga que no se ve hace tiempo.

Abrazo impetuoso: modo práctico de cumplir con muchos abrazos rápidos: en la oficina o en la cocina, para desear suerte antes de una función, de una reunión, es como la traducción silenciosa de la frase “Te adoro, pero estoy súper apurado”

Abrazo de corazón: viene bien cuando los abrazantes son muy viejos amigos, con muchos antecedentes de convergencias en el camino.
Abrazo a la medida: es elegir el abrazo que venga bien en ese momento. Ser creativos.

De estos prefiero el abrazo de corazón; el que no soportaría – no está mencionado aquí- , es el de políticos en época de campaña con las adicionales palmaditas en la espalda; sin embargo, las palmadotas se los amigos que se encuentran y se abrazan son emocionantes.

Según la autora mencionada, aunque los abrazadores están convencidos de que el abrazo es para todos, existen algunos escépticos a los que les cuesta aceptarlo. Creen, erróneamente que el único propósito del abrazo es cimentar una relación de intimidad física.

El abrazo físicamente íntimo también puede ser bello, pero corresponde a otro nivel de necesidades. Ese tipo de abrazo jamás podrá reemplazar a un buen abrazo terapéutico. Hasta las parejas necesitan montones de abrazos comunes, por añadidura. Un abrazoterapeuta ha de esforzarse en lo posible por divulgar ese concepto más amplio del contacto físico y del abrazo, predicando la fe en que un día lleno de abrazos puede otorgar una satisfacción y una serenidad indecibles.

Fuera de recomendar el libro a los huraños, intocables, tímidos y a todos los que temen abrazar, estoy segura de que las expresiones de afecto nos llevarían a construir un mundo mejor, no se necesitarían días de la no violencia contra la mujer, ni días contra el maltrato infantil, ni días contra el abandono a los ancianos. Todo sería más llevadero con el abrazo oportuno o la sonrisa inesperada, ¡qué buenos regalos!, en un mundo tan violento como el que estamos viviendo.