“Valledupar edénico lugar, que brilla bajo el cielo de la tierra mía, el corazón no puede soportar el profundo pesar que da tu lejanía. Valledupar el corazón confía a tus paisajes volver algún día, Valledupar coqueta y vanidosa yo volveré para cortar tus rosas”. “Viejo Valledupar si te volviera a ver como tú fuiste ayer, […]
“Valledupar edénico lugar, que brilla bajo el cielo de la tierra mía, el corazón no puede soportar el profundo pesar que da tu lejanía.
Valledupar el corazón confía a tus paisajes volver algún día, Valledupar coqueta y vanidosa yo volveré para cortar tus rosas”.
“Viejo Valledupar si te volviera a ver como tú fuiste ayer, típico y colonial, casitas de bahareque con sus palmas caladas, hojas de calicanto y sus tejas coloradas” …
“Valledupar te canto y te añoro, Valledupar, tú eres un tesoro. Tierra de paz y de esplendor, te brindo esta humilde canción, inspirada por el amor, viva mi valle y su folclor”. Cantos hermosos.
Y un poema especial, un decimal, del dilecto amigo y poeta insigne, José Atuesta Mindiola: “Valledupar yo te quiero, paraíso de lealtad, el abrazo es hermandad, aquí nadie es forastero.
Y dicen que los troveros, riegan versos en la greda, como una estera de seda, formada de hermosas flores. Quien viene buscando amores, con amor aquí se queda”.
Valledupar cumple 475 años, y cada uno de los poetas que se inspiran para entregarse de alma y corazón a cantarle a esta hermosa tierra dejan fluir ese inmenso amor que solo este terruño genera.
Yo soy vallenato, no valduparense, vallenato, y amo a Valledupar como nadie más. Como el más arraigado cañaguatero y pata pintá.
“Yo soy vallenato de los verdaderos, de muy pura cepa y de corazón, la sangre del indio en mis venas la llevo, con algo de negro y también de español.
Mi tierra es bendita y está en mis ancestros,
su cielo y paisaje lo guardan mis ojos, sus sueños y glorias en el pensamiento y
sus tradiciones cantémoslas todos.
Soy por eso parrandero, enamorado y cantador, ganadero, algodonero, gallero y agricultor, trovador algunos ratos de mi pena y mi dolor. En vez de llorar, yo canto a la vida y al amor.
Me gustan las hembras chuscas y bonitas para convencerlas con verbo y mañita… siendo pelioneras, bravas y celosas que sean cariñosas, francas y sinceras.
Amorosa y buena es la vallenata y cuando se entrega lo hace con el alma… amorosa y buena, que otra no la iguala”.
Y justo en esta fecha, 6 de enero, la ciudad de los Santos Reyes, Valledupar, fue visitada por estos santos, pero en esta oportunidad no trajeron regalos, no; vinieron a pedirnos que por favor no maltratemos la tierrita, vinieron a implorar que la cuidemos, que cuidemos su naturaleza hermosa, sus ríos, sus flores y flora.
Vinieron a advertirnos que, de no ser así, dentro de poco seremos un desierto, llenos de tierra árida y cerros desolados. Que un día se predijo como una infausta profecía.
Vinieron a pedirnos que cuidemos su música, esa música vernácula en la que se inspiran sus poetas para darle amor a esta tierra única. Que dejen la locura de cambiar el sentido folclórico de la que hacen gala los buenos acordeoneros de otrora.
Vinieron a decirle a los políticos que por favor no sean tan inescrupulosos y no se lleven los recursos para ellos, que inviertan en cosas útiles; que respetemos las normas, “Que la violencia se vaya del Valle”.
Que promocionemos los valores, los principios y que la ética y el respeto no solo sea un sueño de Carreño.
Vinieron, los Santos Reyes, a pedirnos que amemos a Valledupar. Feliz cumpleaños tierra amada. Sólo Eso.
“Valledupar edénico lugar, que brilla bajo el cielo de la tierra mía, el corazón no puede soportar el profundo pesar que da tu lejanía. Valledupar el corazón confía a tus paisajes volver algún día, Valledupar coqueta y vanidosa yo volveré para cortar tus rosas”. “Viejo Valledupar si te volviera a ver como tú fuiste ayer, […]
“Valledupar edénico lugar, que brilla bajo el cielo de la tierra mía, el corazón no puede soportar el profundo pesar que da tu lejanía.
Valledupar el corazón confía a tus paisajes volver algún día, Valledupar coqueta y vanidosa yo volveré para cortar tus rosas”.
“Viejo Valledupar si te volviera a ver como tú fuiste ayer, típico y colonial, casitas de bahareque con sus palmas caladas, hojas de calicanto y sus tejas coloradas” …
“Valledupar te canto y te añoro, Valledupar, tú eres un tesoro. Tierra de paz y de esplendor, te brindo esta humilde canción, inspirada por el amor, viva mi valle y su folclor”. Cantos hermosos.
Y un poema especial, un decimal, del dilecto amigo y poeta insigne, José Atuesta Mindiola: “Valledupar yo te quiero, paraíso de lealtad, el abrazo es hermandad, aquí nadie es forastero.
Y dicen que los troveros, riegan versos en la greda, como una estera de seda, formada de hermosas flores. Quien viene buscando amores, con amor aquí se queda”.
Valledupar cumple 475 años, y cada uno de los poetas que se inspiran para entregarse de alma y corazón a cantarle a esta hermosa tierra dejan fluir ese inmenso amor que solo este terruño genera.
Yo soy vallenato, no valduparense, vallenato, y amo a Valledupar como nadie más. Como el más arraigado cañaguatero y pata pintá.
“Yo soy vallenato de los verdaderos, de muy pura cepa y de corazón, la sangre del indio en mis venas la llevo, con algo de negro y también de español.
Mi tierra es bendita y está en mis ancestros,
su cielo y paisaje lo guardan mis ojos, sus sueños y glorias en el pensamiento y
sus tradiciones cantémoslas todos.
Soy por eso parrandero, enamorado y cantador, ganadero, algodonero, gallero y agricultor, trovador algunos ratos de mi pena y mi dolor. En vez de llorar, yo canto a la vida y al amor.
Me gustan las hembras chuscas y bonitas para convencerlas con verbo y mañita… siendo pelioneras, bravas y celosas que sean cariñosas, francas y sinceras.
Amorosa y buena es la vallenata y cuando se entrega lo hace con el alma… amorosa y buena, que otra no la iguala”.
Y justo en esta fecha, 6 de enero, la ciudad de los Santos Reyes, Valledupar, fue visitada por estos santos, pero en esta oportunidad no trajeron regalos, no; vinieron a pedirnos que por favor no maltratemos la tierrita, vinieron a implorar que la cuidemos, que cuidemos su naturaleza hermosa, sus ríos, sus flores y flora.
Vinieron a advertirnos que, de no ser así, dentro de poco seremos un desierto, llenos de tierra árida y cerros desolados. Que un día se predijo como una infausta profecía.
Vinieron a pedirnos que cuidemos su música, esa música vernácula en la que se inspiran sus poetas para darle amor a esta tierra única. Que dejen la locura de cambiar el sentido folclórico de la que hacen gala los buenos acordeoneros de otrora.
Vinieron a decirle a los políticos que por favor no sean tan inescrupulosos y no se lleven los recursos para ellos, que inviertan en cosas útiles; que respetemos las normas, “Que la violencia se vaya del Valle”.
Que promocionemos los valores, los principios y que la ética y el respeto no solo sea un sueño de Carreño.
Vinieron, los Santos Reyes, a pedirnos que amemos a Valledupar. Feliz cumpleaños tierra amada. Sólo Eso.