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Columnista - 29 junio, 2015

¿A que le juegan?

En vísperas de un proceso electoral para elegir gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de las juntas administradoras locales, es preciso advertir a quienes tienen aspiraciones y que con todo derecho buscan su espacio político queriendo quizás con buenas intenciones llegar a un cargo público de jurisdicción y mando, que es hora de hacerse un […]

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En vísperas de un proceso electoral para elegir gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de las juntas administradoras locales, es preciso advertir a quienes tienen aspiraciones y que con todo derecho buscan su espacio político queriendo quizás con buenas intenciones llegar a un cargo público de jurisdicción y mando, que es hora de hacerse un examen de conciencia antes de asumir la enorme responsabilidad que el pueblo pueda delegarle a través del voto, pues sería grave y muy penoso que al termino de unos días, resulte con problemas de inhabilidad e incompatibilidad para ejercer el cargo encomendado por sus electores.

Ya estamos, si no todos, la mayoría de los ciudadanos aptos para sufragar, como se dice en el argot popular, “hasta la coronilla”, de tanto soportar a políticos que por años se han colgado los más notables galardones ganados a base de mentiras y engaños a los conciudadanos que esperanzados en elegir personas probas, los llevan a las posiciones de elección popular con su voto.

El examen de conciencia que estoy sugiriéndole se hagan los aspirantes a cargos públicos, es porque ya hemos sido blanco de engañosas acciones de personajes de la vida política en los distintos niveles, que escondiendo inhabilidades e incompatibilidades se han hecho elegir del pueblo, para luego dedicarse la mayoría del tiempo a su defensa ante los estrados judiciales del orden contencioso administrativo y penal, donde la justicia actuando en defensa de las sanas costumbres de un Estado Social de Derechos, les castiga y les condena por su osada y grotesca actitud, que posteriormente es reprochada por ese mismo pueblo que lo eligió, que en sumas, es el perjudicado al no recibir las acciones sociales que con expectativa esperaba de quien hizo tantas promesas y nada cumplió.

No basta que el aspirante ostente el certificado disciplinario que expide la Procuraduría General de la Nación a todo ciudadano que registre o no antecedentes disciplinarios, o que el certificado judicial le sea expedido por la Policía Nacional porque no tiene problemas penales y que la Contraloría General de la República le entregue el certificado respectivo porque no presenta problemas por incumplimiento contractual con el Estado.
Lo primero a lo que tendrían que jugarle los aspirantes a ser elegidos en las próximas elecciones, es a la honestidad, la honorabilidad y la sabia condición de buen ciudadano, para que no exista asomo alguno de posibles inhabilidades que más adelante les causen malestares y seguimientos judiciales, pues no es un secreto que al más noble aspirante suelen aparecerles enemigos de toda calaña, que en un abrir y cerrar de ojos, le hacen la triquiñuela.

No en vano en los últimos meses se han venido tejiendo comentarios que apuntan a muchos de los que hoy fungen como pre candidatos o candidatos a elección popular, y eso sería bueno analizarlo.
Si nos amarramos al adagio popular que dice que “Cuando el rio suena piedras trae”, estaríamos quizás acuñando desconfianza en cada uno de quienes andan en busca del voto de los electores. Pero no, estamos seguros que muchos de ellos no están asumiendo el papel responsable de auto examinarse, pues como siempre están pretendiendo meterle gato por liebre al pueblo sin siquiera tomar en la cuenta que hay quienes le siguen paso a paso auscultándole todo, por si llegan a coronar su pretensión a costas de no ser honesto al momento de hacerse elegir.
Sabemos que son muchos los que andan en estas, por lo que vale la pena preguntarle: ¿A que le juegan?

Por Crispín Eduardo Rodríguez Pinedo

Columnista
29 junio, 2015

¿A que le juegan?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
El Pilón

En vísperas de un proceso electoral para elegir gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de las juntas administradoras locales, es preciso advertir a quienes tienen aspiraciones y que con todo derecho buscan su espacio político queriendo quizás con buenas intenciones llegar a un cargo público de jurisdicción y mando, que es hora de hacerse un […]


En vísperas de un proceso electoral para elegir gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y miembros de las juntas administradoras locales, es preciso advertir a quienes tienen aspiraciones y que con todo derecho buscan su espacio político queriendo quizás con buenas intenciones llegar a un cargo público de jurisdicción y mando, que es hora de hacerse un examen de conciencia antes de asumir la enorme responsabilidad que el pueblo pueda delegarle a través del voto, pues sería grave y muy penoso que al termino de unos días, resulte con problemas de inhabilidad e incompatibilidad para ejercer el cargo encomendado por sus electores.

Ya estamos, si no todos, la mayoría de los ciudadanos aptos para sufragar, como se dice en el argot popular, “hasta la coronilla”, de tanto soportar a políticos que por años se han colgado los más notables galardones ganados a base de mentiras y engaños a los conciudadanos que esperanzados en elegir personas probas, los llevan a las posiciones de elección popular con su voto.

El examen de conciencia que estoy sugiriéndole se hagan los aspirantes a cargos públicos, es porque ya hemos sido blanco de engañosas acciones de personajes de la vida política en los distintos niveles, que escondiendo inhabilidades e incompatibilidades se han hecho elegir del pueblo, para luego dedicarse la mayoría del tiempo a su defensa ante los estrados judiciales del orden contencioso administrativo y penal, donde la justicia actuando en defensa de las sanas costumbres de un Estado Social de Derechos, les castiga y les condena por su osada y grotesca actitud, que posteriormente es reprochada por ese mismo pueblo que lo eligió, que en sumas, es el perjudicado al no recibir las acciones sociales que con expectativa esperaba de quien hizo tantas promesas y nada cumplió.

No basta que el aspirante ostente el certificado disciplinario que expide la Procuraduría General de la Nación a todo ciudadano que registre o no antecedentes disciplinarios, o que el certificado judicial le sea expedido por la Policía Nacional porque no tiene problemas penales y que la Contraloría General de la República le entregue el certificado respectivo porque no presenta problemas por incumplimiento contractual con el Estado.
Lo primero a lo que tendrían que jugarle los aspirantes a ser elegidos en las próximas elecciones, es a la honestidad, la honorabilidad y la sabia condición de buen ciudadano, para que no exista asomo alguno de posibles inhabilidades que más adelante les causen malestares y seguimientos judiciales, pues no es un secreto que al más noble aspirante suelen aparecerles enemigos de toda calaña, que en un abrir y cerrar de ojos, le hacen la triquiñuela.

No en vano en los últimos meses se han venido tejiendo comentarios que apuntan a muchos de los que hoy fungen como pre candidatos o candidatos a elección popular, y eso sería bueno analizarlo.
Si nos amarramos al adagio popular que dice que “Cuando el rio suena piedras trae”, estaríamos quizás acuñando desconfianza en cada uno de quienes andan en busca del voto de los electores. Pero no, estamos seguros que muchos de ellos no están asumiendo el papel responsable de auto examinarse, pues como siempre están pretendiendo meterle gato por liebre al pueblo sin siquiera tomar en la cuenta que hay quienes le siguen paso a paso auscultándole todo, por si llegan a coronar su pretensión a costas de no ser honesto al momento de hacerse elegir.
Sabemos que son muchos los que andan en estas, por lo que vale la pena preguntarle: ¿A que le juegan?

Por Crispín Eduardo Rodríguez Pinedo