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Columnista - 27 abril, 2023

A propósito de las lluvias… ¿Qué nos pasa?

Esta semana inició con un buen aguacero en la ciudad de Valledupar y vino acompañado de la falta de cultura ciudadana.

Esta semana inició con un buen aguacero en la ciudad de Valledupar y vino acompañado de la falta de cultura ciudadana. Camionetas esperando a la entrada de un colegio, en el lobby de un edificio o justo en frente de algún local, sin importar el trancón que generaban. 

Primero ellos, segundo ellos y tercero ellos. El resto que mire a ver de dónde se arman de paciencia y esperan. Es lo propio de las sociedades donde las instituciones políticas son excluyentes y exclusivas, tal como lo exponen Robinson y Acemoglu en sus trabajos ‘Por qué fracasan los países’ y ‘El corredor estrecho’, que recomiendo leer con mucha atención. 

El artículo 13 de la Constitución Política de Colombia establece que “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”. Sin embargo, y como consecuencia de lo que algunos teóricos han dado en llamar el camino de dependencia (path dependence), el famoso “aquí se ha hecho así siempre”, muchos han interiorizado que la ley, los acuerdos, lo básico de la sana convivencia no es con ellos. 

La semana pasada pregunté a un agente de tránsito si era normal que justo en frente de él los motociclistas hicieran uso del andén, que todos sabemos es para los peatones. Para mi sorpresa, me espetó que él o regulaba el tráfico o estaba pendiente de los andenes. 

Aquel artículo constitucional según el cual los funcionarios públicos responden por omisión y extralimitación de sus funciones, mientras que los particulares respondemos por el incumplimiento de la carta política, no estuvo dentro de sus lecturas básicas, como parece no estarlo para tantos que permiten el abuso de unos pocos, que irrespetan permanentemente los derechos de los muchos. 

Basta ver la cantidad de camionetas estacionadas justo en frente de un letrero de prohibido parquear, custodiadas por agentes de policía o por integrantes de la Unidad Nacional de Protección. ¿Ese es el ejemplo que dan a la ciudadanía quienes ejercen cargos públicos?

Reflexionando sobre esto, me topé con un amigo que frecuentemente usa la frase “ostenta un cargo importante” y encuentro que allí puede haber una explicación. Los cargos importantes no se ostentan, se ejercen. Los funcionarios públicos y todo aquél que ejerza algún liderazgo debe ser y dar ejemplo. 

Valledupar está ubicada estratégicamente. Pocos kilómetros al sur del mar caribe, pocos kilómetros al norte del río Magdalena. Entre la serranía del Perijá y la Sierra Nevada. Cuando expuse esto en Londres hace unos meses, alguien dijo “en la mitad de la nada”, a lo que respondí: “en el centro de todo”. Lo que nos falta es cultura ciudadana, asumirnos como ciudad pequeña y no como pueblo grande. Díganme soñador, pero creo que el Valle puede ser un polo de desarrollo. Depende de todos nosotros. O cambiamos, o cada día estaremos peor.

Por Santiago José Castro Agudelo

Columnista
27 abril, 2023

A propósito de las lluvias… ¿Qué nos pasa?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Santiago José Castro Agudelo

Esta semana inició con un buen aguacero en la ciudad de Valledupar y vino acompañado de la falta de cultura ciudadana.


Esta semana inició con un buen aguacero en la ciudad de Valledupar y vino acompañado de la falta de cultura ciudadana. Camionetas esperando a la entrada de un colegio, en el lobby de un edificio o justo en frente de algún local, sin importar el trancón que generaban. 

Primero ellos, segundo ellos y tercero ellos. El resto que mire a ver de dónde se arman de paciencia y esperan. Es lo propio de las sociedades donde las instituciones políticas son excluyentes y exclusivas, tal como lo exponen Robinson y Acemoglu en sus trabajos ‘Por qué fracasan los países’ y ‘El corredor estrecho’, que recomiendo leer con mucha atención. 

El artículo 13 de la Constitución Política de Colombia establece que “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”. Sin embargo, y como consecuencia de lo que algunos teóricos han dado en llamar el camino de dependencia (path dependence), el famoso “aquí se ha hecho así siempre”, muchos han interiorizado que la ley, los acuerdos, lo básico de la sana convivencia no es con ellos. 

La semana pasada pregunté a un agente de tránsito si era normal que justo en frente de él los motociclistas hicieran uso del andén, que todos sabemos es para los peatones. Para mi sorpresa, me espetó que él o regulaba el tráfico o estaba pendiente de los andenes. 

Aquel artículo constitucional según el cual los funcionarios públicos responden por omisión y extralimitación de sus funciones, mientras que los particulares respondemos por el incumplimiento de la carta política, no estuvo dentro de sus lecturas básicas, como parece no estarlo para tantos que permiten el abuso de unos pocos, que irrespetan permanentemente los derechos de los muchos. 

Basta ver la cantidad de camionetas estacionadas justo en frente de un letrero de prohibido parquear, custodiadas por agentes de policía o por integrantes de la Unidad Nacional de Protección. ¿Ese es el ejemplo que dan a la ciudadanía quienes ejercen cargos públicos?

Reflexionando sobre esto, me topé con un amigo que frecuentemente usa la frase “ostenta un cargo importante” y encuentro que allí puede haber una explicación. Los cargos importantes no se ostentan, se ejercen. Los funcionarios públicos y todo aquél que ejerza algún liderazgo debe ser y dar ejemplo. 

Valledupar está ubicada estratégicamente. Pocos kilómetros al sur del mar caribe, pocos kilómetros al norte del río Magdalena. Entre la serranía del Perijá y la Sierra Nevada. Cuando expuse esto en Londres hace unos meses, alguien dijo “en la mitad de la nada”, a lo que respondí: “en el centro de todo”. Lo que nos falta es cultura ciudadana, asumirnos como ciudad pequeña y no como pueblo grande. Díganme soñador, pero creo que el Valle puede ser un polo de desarrollo. Depende de todos nosotros. O cambiamos, o cada día estaremos peor.

Por Santiago José Castro Agudelo