Desde cuando se anunció con bombos y platillos que en el 2023, la cátedra del vallenato sería implementada en colegios de Valledupar con el objetivo de salvaguardar el patrimonio cultural, hemos estado esperando la socialización del documento final que involucre a todos los sectores culturales y educativos, para afianzar una propuesta pedagógica y curricular que sin afanes, produzca un impacto real, no solo de salvaguarda, sino de transformación en nuestra forma de percibir el binomio educación-cultura, que durante tantas décadas ha estado de espaldas a nuestra realidad cultural y de frente al arte y música eurocentrista.

Esta maravillosa intención de crear una cátedra o asignatura viene desde el 2011 cuando el entonces diputado de la Asamblea del Cesar, Hilario Añez propuso y consiguió su aprobación; no obstante, se ha quedado solo en anuncios de gobiernos de turno.

Ya en las postrimerías del 2022, a unos cuantos días del 2023, poco se conoce el desarrollo de esta propuesta, que como nunca tendría un impacto real, si se pone en marcha un trabajo conjunto, constante y serio desde los sectores académicos, pedagógicos y culturales, tal como lo expresó el presidente Petro el 26 de diciembre a través de un trino en Twitter “Si se logra impartir música en todos los colegios públicos con alta calidad teórica y práctica tendremos un verdadero estallido cultural”

El Gobierno nacional tiene entre sus objetivos impulsar el arte, la creación y la cultura para hacer de Colombia una sociedad sensible a la vida. Tenemos entonces las mejores oportunidades para hacer de nuestra cultura musical vallenata una herramienta de transformación, pero para eso debemos aprovechar la experiencia de la academia que viene trabajando desde hace años en un proyecto educativo que construya una hoja de ruta hacia el fortalecimiento de nuestra cultura musical vallenata, que intencionalmente mantiene unos nexos poderosos con nuestra oralidad, con la gastronomía, con nuestras etnias, nuestra historia local y regional y con nuestra forma de interpretar el mundo.

Desde esta columna hago un llamado al alcalde y al gobernador, a los secretarios de educación municipal de Valledupar y del Departamento del Cesar, a que dirijan la mirada hacia la Universidad Popular del Cesar y la integren a este proyecto, al que la UPC tiene mucho que aportarle no solo  a través de la Facultad de Bellas Artes, sino de la Facultad de Educación y del Programa de Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana que, hoy es el único programa acreditado en alta calidad en la universidad, precisamente porque entre sus resultados tiene investigaciones y productos en música vallenata y sobre todo una asignatura denominada Literatura y Música vallenata inserta en una malla curricular con componentes pedagógicos, culturales y educativos que seguro aportarán elementos valiosos para consolidar la cátedra de música vallenata en los colegios. 

El programa de Licenciatura en Literatura se viene preparando para liderar este proyecto, para el cual pedimos se nos involucre, por eso está formando un profesional en el área del lenguaje y sus múltiples representaciones que involucran el arte, la producción estética, la cultura y la música vallenata, así como la mediación pedagógica entre educación, saberes ancestrales y tradición de la palabra, como acciones creativas que necesitan comprender en forma integral la etiología de lo que se desea aprender y enseñar a través de la constante investigación y reflexión, conducida a fortalecer sus competencias educativas e investigativas para solucionar problemas relacionados con el contexto, desde una perspectiva ética que le permita a sus estudiantes y egresados reconocerse a sí mismo como gestores de una paz total, desde la validación de los otros y el entorno en el que viven.

Desde el programa de Licenciatura en literatura y lengua castellana, adscrito al Departamento de Lenguas Modernas y de La Facultad de Educación, estamos dispuestos a aportar nuestra experiencia y conocimiento en el área, para echar andar La Cátedra de Música Vallenata que hoy tiene la mejor oportunidad de desarrollarse, orientada por un centro de educación superior como nuestra universidad Popular del Cesar que quiere y merece ser protagonista del desarrollo educativo de nuestra región.

Por Óscar Andrés Ariza Daza