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Editorial - 7 mayo, 2010

A propósito de la calidad de la educación en Valledupar y el Cesar

Una señal de alarma acaba de recibir la ciudadanía de Valledupar, en materia de educación; va de mal en peor, la calidad de la educación que se imparte en la capital del Cesar, en estos momentos. Se trata de las famosas pruebas saber, que realiza el Ministerio de Educación Nacional para conocer la calidad de […]

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Una señal de alarma acaba de recibir la ciudadanía de Valledupar, en materia de educación; va de mal en peor, la calidad de la educación que se imparte en la capital del Cesar, en estos momentos.
Se trata de las famosas pruebas saber, que realiza el Ministerio de Educación Nacional para conocer la calidad de la educación en los niveles de primeria y media básica.
Lo primero que hay que advertir es que la educación de primaria y media básica en Colombia presenta muchas deficiencias en materia de calidad, en comparación con los estándares de los países desarrollados, que son con aquellos con los cuales debemos compararnos.
No obstante lo anterior, frente a esa media nacional, la Costa Atlántica presenta indicadores que generalmente están por debajo de la media en las áreas de ciencias naturales, matemáticas, sociales, castellano e inglés. Este tema, de por sí preocupante ya ha sido objeto de análisis por parte  del propio Ministerio y de las Secretarías de Educación de los ocho departamentos del Caribe Colombiano.
No obstante, nos preocupa de manera puntual la situación de Valledupar y el Cesar, pero sobre el departamento no tenemos aún toda la información de los resultados.
En el caso de Valledupar, a partir de los resultados de las pruebas publicadas por el Mineducación, nuestros estudiantes tienen muestran deficiencias en el área del lenguaje, ciencias naturales, matemáticas, principalmente, por debajo de los promedios de todo el país, que de por sí son preocupantes insistimos. Y tenemos información que la situación en los otros 24 municipios del departamento es peor.
Sería bueno que las Secretarías de Educación, tanto Municipal como Departamental, divulgaran y explicaran de manera completa y detallada los resultados para saber ¿cómo estamos? y ¿cómo vamos?. Y a renglón seguido expongan qué van a hacer para superar esa situación que es negativa y perjudicial para los niños y jóvenes del Cesar, principalmente para quienes estudian en colegios públicos.
Este tema debe ser objeto de análisis y debate en el Concejo Municipal, y es mucha la importancia que le ha dado al problema el Concejal, Leonardo Maya Amaya. El cabildo debe tomar cartas en el asunto.
Pero, más allá de los debates y el control político, se trata de adoptar los correctivos del caso, en coordinación con los rectores de los colegios, los maestros, padres de familia y alumnos, para comprometerse en el objetivo común de mejorar, de manera sistemática y permanente la calidad de la educación en Valledupar y el Cesar, y que, dentro de dos años, cuando se vuelvan a realizar las pruebas, estas reflejen, ese mejoramiento, si se ha dado.
En estos temas, nadie se puede llamar a engaños y lo mejor es corregir de verdad, verdad. No se trata de invertir miles de millones de pesos, en programas de entrenamiento y simulacros como se hizo en las administraciones de Ciro Pupo y Rubén “Ava” Carvajal, cuyos resultados hoy están a la vista.
Las políticas de mejoramiento tienen que ser en serio, y tienen que partir de una mejor planificación de los programas académicos, un mayor control del tiempo real de estudio de los muchachos y de estimular a los rectores y profesores para lograr esas mejoras. En este tema, por supuesto, muchos aspectos dependen del gobierno nacional; pero también es mucho lo que pueden hace los gobiernos locales.
La primera variable es el tiempo dedicado al estudio, dentro  y fuera del aula. Cada vez los niños y jóvenes dedican menos tiempo al estudio en los colegios, se pierde mucho tiempo en fiestas, puentes festivos, semanas culturales, etc, y es tiempo que no se repone nunca. En otras palabras, los programas de cada materia no se ven de manera completa, es decir con la intensidad horaria que recomienda el Ministerio de Educación Nacional.
En segundo término, es necesario una mayor capacitación, actualización y especialización de los docentes de la educación primara y media básica; ya el perfil del educador no puede ser aquel que sabe de todo un poco y que enseña eso poco que sabe; el mundo global y competitivo exige maestros especializados.
Tercero, se requiere, como tenemos entendido que se va a hacer, invertir en nuevas tecnologías; las nuevas tecnologías de la informática y la telemática facilitan el acceso al conocimiento, pero su buen uso requiere la tutoría de los directivos, maestros y padres de familia,  para que sean bien aprovechadas.
Y en cuarto lugar, es necesario involucrar a los padres de familia y también a los alumnos, en ese proceso de mejoramiento continuo que exige la educación moderna. El futuro de estos niños y jóvenes dependen de la educación que obtengan hoy, de esos resultados dependerá su acceso a la universidad y su futuro laboral. No es cosa de poca monta lo que está en juego.

Editorial
7 mayo, 2010

A propósito de la calidad de la educación en Valledupar y el Cesar

Una señal de alarma acaba de recibir la ciudadanía de Valledupar, en materia de educación; va de mal en peor, la calidad de la educación que se imparte en la capital del Cesar, en estos momentos. Se trata de las famosas pruebas saber, que realiza el Ministerio de Educación Nacional para conocer la calidad de […]


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Una señal de alarma acaba de recibir la ciudadanía de Valledupar, en materia de educación; va de mal en peor, la calidad de la educación que se imparte en la capital del Cesar, en estos momentos.
Se trata de las famosas pruebas saber, que realiza el Ministerio de Educación Nacional para conocer la calidad de la educación en los niveles de primeria y media básica.
Lo primero que hay que advertir es que la educación de primaria y media básica en Colombia presenta muchas deficiencias en materia de calidad, en comparación con los estándares de los países desarrollados, que son con aquellos con los cuales debemos compararnos.
No obstante lo anterior, frente a esa media nacional, la Costa Atlántica presenta indicadores que generalmente están por debajo de la media en las áreas de ciencias naturales, matemáticas, sociales, castellano e inglés. Este tema, de por sí preocupante ya ha sido objeto de análisis por parte  del propio Ministerio y de las Secretarías de Educación de los ocho departamentos del Caribe Colombiano.
No obstante, nos preocupa de manera puntual la situación de Valledupar y el Cesar, pero sobre el departamento no tenemos aún toda la información de los resultados.
En el caso de Valledupar, a partir de los resultados de las pruebas publicadas por el Mineducación, nuestros estudiantes tienen muestran deficiencias en el área del lenguaje, ciencias naturales, matemáticas, principalmente, por debajo de los promedios de todo el país, que de por sí son preocupantes insistimos. Y tenemos información que la situación en los otros 24 municipios del departamento es peor.
Sería bueno que las Secretarías de Educación, tanto Municipal como Departamental, divulgaran y explicaran de manera completa y detallada los resultados para saber ¿cómo estamos? y ¿cómo vamos?. Y a renglón seguido expongan qué van a hacer para superar esa situación que es negativa y perjudicial para los niños y jóvenes del Cesar, principalmente para quienes estudian en colegios públicos.
Este tema debe ser objeto de análisis y debate en el Concejo Municipal, y es mucha la importancia que le ha dado al problema el Concejal, Leonardo Maya Amaya. El cabildo debe tomar cartas en el asunto.
Pero, más allá de los debates y el control político, se trata de adoptar los correctivos del caso, en coordinación con los rectores de los colegios, los maestros, padres de familia y alumnos, para comprometerse en el objetivo común de mejorar, de manera sistemática y permanente la calidad de la educación en Valledupar y el Cesar, y que, dentro de dos años, cuando se vuelvan a realizar las pruebas, estas reflejen, ese mejoramiento, si se ha dado.
En estos temas, nadie se puede llamar a engaños y lo mejor es corregir de verdad, verdad. No se trata de invertir miles de millones de pesos, en programas de entrenamiento y simulacros como se hizo en las administraciones de Ciro Pupo y Rubén “Ava” Carvajal, cuyos resultados hoy están a la vista.
Las políticas de mejoramiento tienen que ser en serio, y tienen que partir de una mejor planificación de los programas académicos, un mayor control del tiempo real de estudio de los muchachos y de estimular a los rectores y profesores para lograr esas mejoras. En este tema, por supuesto, muchos aspectos dependen del gobierno nacional; pero también es mucho lo que pueden hace los gobiernos locales.
La primera variable es el tiempo dedicado al estudio, dentro  y fuera del aula. Cada vez los niños y jóvenes dedican menos tiempo al estudio en los colegios, se pierde mucho tiempo en fiestas, puentes festivos, semanas culturales, etc, y es tiempo que no se repone nunca. En otras palabras, los programas de cada materia no se ven de manera completa, es decir con la intensidad horaria que recomienda el Ministerio de Educación Nacional.
En segundo término, es necesario una mayor capacitación, actualización y especialización de los docentes de la educación primara y media básica; ya el perfil del educador no puede ser aquel que sabe de todo un poco y que enseña eso poco que sabe; el mundo global y competitivo exige maestros especializados.
Tercero, se requiere, como tenemos entendido que se va a hacer, invertir en nuevas tecnologías; las nuevas tecnologías de la informática y la telemática facilitan el acceso al conocimiento, pero su buen uso requiere la tutoría de los directivos, maestros y padres de familia,  para que sean bien aprovechadas.
Y en cuarto lugar, es necesario involucrar a los padres de familia y también a los alumnos, en ese proceso de mejoramiento continuo que exige la educación moderna. El futuro de estos niños y jóvenes dependen de la educación que obtengan hoy, de esos resultados dependerá su acceso a la universidad y su futuro laboral. No es cosa de poca monta lo que está en juego.