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Columnista - 29 octubre, 2020

A pasar la hoja del pasado

La página de la paz de Colombia quedó mal escrita, siempre lo ha estado; pero es necesario para huir de la trampa del pasado darle vuelta a esa última mala plana de Santos y volverla historia so pena de quedarnos por secula seculorum atrapados en unos callejones sin salida que  no dejan avanzar al país. […]

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La página de la paz de Colombia quedó mal escrita, siempre lo ha estado; pero es necesario para huir de la trampa del pasado darle vuelta a esa última mala plana de Santos y volverla historia so pena de quedarnos por secula seculorum atrapados en unos callejones sin salida que  no dejan avanzar al país.

Pero no sólo es indispensable pasar la hoja del pasado, es preciso también comenzar a escribir una nueva agenda: la del siglo XXI porque Colombia, lamentablemente, sigue arrastrándose en la del siglo anterior  como si el tiempo se hubiera congelado en esos tiempos ya idos. Ello desconecta al país  con el “para dónde va el mundo”.

Y esa agenda del pasado no sólo es de los partidos políticos sino también de los sectores sociales, de fecode, opinadores y otros muchos más. Es de parte de la izquierda y de parte de  la derecha.  Y el covid-19 puede ser la excusa, el punto de inflexión, para hacer el tránsito de la historia al futuro. La pandemia cambió la agenda pública y privada y está enterrando el pasado. No se puede volver atrás, volver atrás es quedarse atrás.

Todo indica que habrá un antes y un después del covid-19 y ello marcará la próxima brecha entre países. La brecha estará entre los que pretendan volver a lo que fue y ya no es (antes de la peste) y los que hagan el giro, ajusten sus agendas e incorporen nuevos  asuntos  como, por ejemplo, tecnología digital, virtualidad, macrodatos, inteligencia artificial y las nuevas estructuras geopolíticas porque casi todo, se está reacomodando.

Hasta el covid está reordenando el poder político. La gente está entendiendo que, por la pandemia las decisiones del Gobierno entraron a la sala de su casa, que le afectan y le incumben y por eso está votando la gestión de la peste. Prueba de ello es que el partido laboralista de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Arden, arrolló en las elecciones, lo mismo que el partido de la canciller Ángela Merkel de Alemania y la semana entrante seguramente Trump, por negacionista y por su mala gestión, será derrotado.

Ojalá que en Colombia los candidatos presidenciales se casen con  pasar la página y propongan una agenda de futuro (de lo contrario fracasarán en su intento de colocar nuevamente los temas de la campaña del 2018,  ya no funcionarán, a Trump que hizo lo propio, no le está funcionando). La agenda de país ya no es el pasado sino el futuro. No son los acuerdos con las Farc sino el empleo de emergencia, ingresos, PIB, corrupción, orden público, seguridad, despolarización del país, inclusión, covid-19 y seguridad alimentaria y por supuesto, virtualidad, movilidad tecnológica, inteligencia artificial, digitalización de la agricultura y nueva estructura geopolítica para la producción.

Columnista
29 octubre, 2020

A pasar la hoja del pasado

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Enrique Herrera Araujo

La página de la paz de Colombia quedó mal escrita, siempre lo ha estado; pero es necesario para huir de la trampa del pasado darle vuelta a esa última mala plana de Santos y volverla historia so pena de quedarnos por secula seculorum atrapados en unos callejones sin salida que  no dejan avanzar al país. […]


La página de la paz de Colombia quedó mal escrita, siempre lo ha estado; pero es necesario para huir de la trampa del pasado darle vuelta a esa última mala plana de Santos y volverla historia so pena de quedarnos por secula seculorum atrapados en unos callejones sin salida que  no dejan avanzar al país.

Pero no sólo es indispensable pasar la hoja del pasado, es preciso también comenzar a escribir una nueva agenda: la del siglo XXI porque Colombia, lamentablemente, sigue arrastrándose en la del siglo anterior  como si el tiempo se hubiera congelado en esos tiempos ya idos. Ello desconecta al país  con el “para dónde va el mundo”.

Y esa agenda del pasado no sólo es de los partidos políticos sino también de los sectores sociales, de fecode, opinadores y otros muchos más. Es de parte de la izquierda y de parte de  la derecha.  Y el covid-19 puede ser la excusa, el punto de inflexión, para hacer el tránsito de la historia al futuro. La pandemia cambió la agenda pública y privada y está enterrando el pasado. No se puede volver atrás, volver atrás es quedarse atrás.

Todo indica que habrá un antes y un después del covid-19 y ello marcará la próxima brecha entre países. La brecha estará entre los que pretendan volver a lo que fue y ya no es (antes de la peste) y los que hagan el giro, ajusten sus agendas e incorporen nuevos  asuntos  como, por ejemplo, tecnología digital, virtualidad, macrodatos, inteligencia artificial y las nuevas estructuras geopolíticas porque casi todo, se está reacomodando.

Hasta el covid está reordenando el poder político. La gente está entendiendo que, por la pandemia las decisiones del Gobierno entraron a la sala de su casa, que le afectan y le incumben y por eso está votando la gestión de la peste. Prueba de ello es que el partido laboralista de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Arden, arrolló en las elecciones, lo mismo que el partido de la canciller Ángela Merkel de Alemania y la semana entrante seguramente Trump, por negacionista y por su mala gestión, será derrotado.

Ojalá que en Colombia los candidatos presidenciales se casen con  pasar la página y propongan una agenda de futuro (de lo contrario fracasarán en su intento de colocar nuevamente los temas de la campaña del 2018,  ya no funcionarán, a Trump que hizo lo propio, no le está funcionando). La agenda de país ya no es el pasado sino el futuro. No son los acuerdos con las Farc sino el empleo de emergencia, ingresos, PIB, corrupción, orden público, seguridad, despolarización del país, inclusión, covid-19 y seguridad alimentaria y por supuesto, virtualidad, movilidad tecnológica, inteligencia artificial, digitalización de la agricultura y nueva estructura geopolítica para la producción.