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Columnista - 7 junio, 2010

A Mockus no lo salva ni un milagro

Visión Universal Por: Luis Mendoza Sierra La Nación descubrió a tiempo las profundas falencias del candidato Antanas Mockus, porque de lo contrario nos habría metido en un laberinto sin retorno. Su propuesta insípida, sus planteamientos y su discurso confusos y en ocasiones vacíos, como su figura mal peinada y mítica, como chamán de caverna, alertaron […]

Visión Universal


Por: Luis Mendoza Sierra

La Nación descubrió a tiempo las profundas falencias del candidato Antanas Mockus, porque de lo contrario nos habría metido en un laberinto sin retorno. Su propuesta insípida, sus planteamientos y su discurso confusos y en ocasiones vacíos, como su figura mal peinada y mítica, como chamán de caverna, alertaron a los colombianos.

No pudieron ni sus excentricidades, ni la genuflexión sorprendente de los medios masivos de comunicación, ni la trampa tendida por algunos encuestadores, ni mucho menos el entusiasmo de logia que aplican muchos mockusianos, por lo menos en el Cesar, en donde se volvieron arrogantes, prepotentes y hasta agresivos. No lo digo porque estuvieran a punto de tragarme con ocasión de mi columna pasada, sino por la predisposición permanente a creer que los demás son unos apestados y es mejor mantenerse a raya.

Las posturas ideológicas y los argumentos con que los moskusianos puros defendían su causa, fueron generando un sentimiento generalizado de autoexclusión, porque posaban como mejor familia. Inexplicablemente, mientras más se equivocaba y rectificaba el candidato, lo cual sólo veíamos los demás mortales, pregonaban con arrogancia su éxito.

Es increíble, pero de lo que acusan a los demás tienen ellos una sobredosis. Los seguidores de Juan Manuel Santos, a quien se le reconoce como exponente clásico de las élites colombianas, lucen más humildes, rurales y en mejor armonía que el tropel mockusista, que aún con el ‘gomelo’ mayor en casa, señor Enrique Peñaloza, atacan, censuran, regañan y se consideran el modelo perfecto de la Sagrada Familia.

Tuvieron que aterrizar de barriga con el resultado del pasado 30 de mayo, para que despertaran de su sueño, pues no sólo se creían ganadores sino sobrados. El remate fue la disertación del candidato ‘verde’ luego de su derrota. Trémulo hasta para arengar, quedó demostrado que no tiene nada que hacer en el debate, a no ser, otro imposible, que renunciara para adherir a Germán Vargas Lleras. Es decir, al profesor Mockus no lo salva ni un milagro. No hay fórmula.

Colombia ya escogió al próximo Presidente de la República y es Juan Manuel Santos, quien representa seguridad, empleo, desarrollo económico y social. Un hombre con talla de estadista quien hereda del Presidente Uribe el reconocimiento por la tranquilidad que le ha devuelto a la Colombia rural de la que se acuerdan muy pocos, pero que ronca como león despierto cuando toca defender su presente y su futuro.

La Nación le ratificará el respaldo a Juan Manuel, no hay ninguna duda, ahora con más veras, si en vez de arrogante se ha mostrado humilde, conciliador y defensor de una estrategia de unidad de la que tenemos que hacer parte todos.

Al Cesar, le sirve Santos. Este es uno de los lugares rescatado del caos que significaban paramilitares y guerrilleros. Tiene muy claro que el campo colombiano tiene todo el futuro del mundo. Sabe que necesitamos distritos de riego, créditos y asistencia técnica. Sabe que requerimos mercados y sabe cómo conquistarlos.

Asegura subsidios en las circunstancias que lo requiera para convertirlo en locomotora de la economía. Tenemos tierra, agua y, por tanto, excelentes ventajas comparativas para competir globalmente, incluso como despensa de alimentos. Nos corresponde apuntarle a la incorporación de tecnologías en los procesos de producción. En general, aplicar una audaz estrategia de tecnología, innovación y desarrollo, es una urgencia. Para ello, contamos con recursos inútiles producto de las regalías.

Sabe Juan Manuel, porque conoce nuestra música y los atractivos naturales, que el Cesar es una potencia para promover el turismo nacional e internacional. Sergio Diazgranados es una garantía para este propósito, el que conoce el tema no sufre de engaño.

Estamos en un excelente momento de nuestra historia que sabremos aprovechar con sensatez, y siempre que el nuevo Presidente honre su palabra, lo cual no dudamos, será un hecho.


SABLAZO

Los que por distintas razones no pudimos disfrutar activamente la producción de Silvestre Dangond Corrales, no escapamos a la sobredosis de Chamamé. ‘Silvestrón’, como le decimos cariñosamente, es un monstruo de condiciones artísticas y personales muy parecidas a las de Diomedes Díaz. Dios le guarde y le prodigue madurez y sensatez para afrontar los riesgos que entraña la fama, que con frecuencia, el propio ‘Cacique podrá ratificarlo’, se convierte en una verdadera trampa.

[email protected]

Columnista
7 junio, 2010

A Mockus no lo salva ni un milagro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Mendoza S.

Visión Universal Por: Luis Mendoza Sierra La Nación descubrió a tiempo las profundas falencias del candidato Antanas Mockus, porque de lo contrario nos habría metido en un laberinto sin retorno. Su propuesta insípida, sus planteamientos y su discurso confusos y en ocasiones vacíos, como su figura mal peinada y mítica, como chamán de caverna, alertaron […]


Visión Universal


Por: Luis Mendoza Sierra

La Nación descubrió a tiempo las profundas falencias del candidato Antanas Mockus, porque de lo contrario nos habría metido en un laberinto sin retorno. Su propuesta insípida, sus planteamientos y su discurso confusos y en ocasiones vacíos, como su figura mal peinada y mítica, como chamán de caverna, alertaron a los colombianos.

No pudieron ni sus excentricidades, ni la genuflexión sorprendente de los medios masivos de comunicación, ni la trampa tendida por algunos encuestadores, ni mucho menos el entusiasmo de logia que aplican muchos mockusianos, por lo menos en el Cesar, en donde se volvieron arrogantes, prepotentes y hasta agresivos. No lo digo porque estuvieran a punto de tragarme con ocasión de mi columna pasada, sino por la predisposición permanente a creer que los demás son unos apestados y es mejor mantenerse a raya.

Las posturas ideológicas y los argumentos con que los moskusianos puros defendían su causa, fueron generando un sentimiento generalizado de autoexclusión, porque posaban como mejor familia. Inexplicablemente, mientras más se equivocaba y rectificaba el candidato, lo cual sólo veíamos los demás mortales, pregonaban con arrogancia su éxito.

Es increíble, pero de lo que acusan a los demás tienen ellos una sobredosis. Los seguidores de Juan Manuel Santos, a quien se le reconoce como exponente clásico de las élites colombianas, lucen más humildes, rurales y en mejor armonía que el tropel mockusista, que aún con el ‘gomelo’ mayor en casa, señor Enrique Peñaloza, atacan, censuran, regañan y se consideran el modelo perfecto de la Sagrada Familia.

Tuvieron que aterrizar de barriga con el resultado del pasado 30 de mayo, para que despertaran de su sueño, pues no sólo se creían ganadores sino sobrados. El remate fue la disertación del candidato ‘verde’ luego de su derrota. Trémulo hasta para arengar, quedó demostrado que no tiene nada que hacer en el debate, a no ser, otro imposible, que renunciara para adherir a Germán Vargas Lleras. Es decir, al profesor Mockus no lo salva ni un milagro. No hay fórmula.

Colombia ya escogió al próximo Presidente de la República y es Juan Manuel Santos, quien representa seguridad, empleo, desarrollo económico y social. Un hombre con talla de estadista quien hereda del Presidente Uribe el reconocimiento por la tranquilidad que le ha devuelto a la Colombia rural de la que se acuerdan muy pocos, pero que ronca como león despierto cuando toca defender su presente y su futuro.

La Nación le ratificará el respaldo a Juan Manuel, no hay ninguna duda, ahora con más veras, si en vez de arrogante se ha mostrado humilde, conciliador y defensor de una estrategia de unidad de la que tenemos que hacer parte todos.

Al Cesar, le sirve Santos. Este es uno de los lugares rescatado del caos que significaban paramilitares y guerrilleros. Tiene muy claro que el campo colombiano tiene todo el futuro del mundo. Sabe que necesitamos distritos de riego, créditos y asistencia técnica. Sabe que requerimos mercados y sabe cómo conquistarlos.

Asegura subsidios en las circunstancias que lo requiera para convertirlo en locomotora de la economía. Tenemos tierra, agua y, por tanto, excelentes ventajas comparativas para competir globalmente, incluso como despensa de alimentos. Nos corresponde apuntarle a la incorporación de tecnologías en los procesos de producción. En general, aplicar una audaz estrategia de tecnología, innovación y desarrollo, es una urgencia. Para ello, contamos con recursos inútiles producto de las regalías.

Sabe Juan Manuel, porque conoce nuestra música y los atractivos naturales, que el Cesar es una potencia para promover el turismo nacional e internacional. Sergio Diazgranados es una garantía para este propósito, el que conoce el tema no sufre de engaño.

Estamos en un excelente momento de nuestra historia que sabremos aprovechar con sensatez, y siempre que el nuevo Presidente honre su palabra, lo cual no dudamos, será un hecho.


SABLAZO

Los que por distintas razones no pudimos disfrutar activamente la producción de Silvestre Dangond Corrales, no escapamos a la sobredosis de Chamamé. ‘Silvestrón’, como le decimos cariñosamente, es un monstruo de condiciones artísticas y personales muy parecidas a las de Diomedes Díaz. Dios le guarde y le prodigue madurez y sensatez para afrontar los riesgos que entraña la fama, que con frecuencia, el propio ‘Cacique podrá ratificarlo’, se convierte en una verdadera trampa.

[email protected]