Hace 20 meses hicimos un conversatorio sobre Aguachica, sus perspectivas, el recuerdo de su consulta de paz. Surgió el compromiso de hacer una programación de eventos previos a la celebración de los 25 años de la Consulta Popular, el pasado 27 de agosto. Nos proponíamos hacer certámenes culturales, foros, ferias con colegios, universitarios, artistas, músicos y en general su población. Era una de las grandes tareas para el 2020 que la pandemia nos frustró.
Hace 20 meses hicimos un conversatorio sobre Aguachica, sus perspectivas, el recuerdo de su consulta de paz. Surgió el compromiso de hacer una programación de eventos previos a la celebración de los 25 años de la Consulta Popular, el pasado 27 de agosto. Nos proponíamos hacer certámenes culturales, foros, ferias con colegios, universitarios, artistas, músicos y en general su población. Era una de las grandes tareas para el 2020 que la pandemia nos frustró.
Sin embargo, no vamos a dejar pasar el año aciago que nos ha tocado en que se han generado grandes reflexiones sobre la sociedad, el papel del individuo, sus hábitos, modo de producción, su relación con los demás, sus principios de solidaridad, su desigualdad frente a bienes materiales y la tecnología, la forma de trabajar, la relación con la naturaleza, su existencia misma, su propósito de vida, sin provocar algunas inquietudes sobre el estado de la nación y el departamento, no solo sobre sus aspectos socioeconómicos, sino el más importante de su estado de movilización social y los caminos de la siempre anhelada paz.
Precedidos de la zozobra y de la muerte, Aguachica en la década de los 90 vivió su peor y su mejor época. Los atentados, secuestros y homicidios selectivos, que no eran para robarle al prójimo, tenían al borde del desespero a su población y hubo que designar un alcalde militar, ante la renuncia el 31 de mayo de 1994 de la alcaldesa liberal Patricia Rojas por la amenaza del ELN. Fue sucedido por Luis Fernando Rincón, un reincorporado del M-19, que después de ganar las elecciones inició su mandato en enero de 1995. Los sucesos no paraban y guerrillas y paramilitares decían actuar a nombre del pueblo, la fuerza pública se veía desbordada y en ocasiones comprometida en violación de derechos. Eran frecuentes los consejos de seguridad; entonces Rincón decidió cambiarlos por asambleas ciudadanas.
Rebosó la copa el asesinato del prestigioso médico José David Padilla Villafañe, director del hospital, el 31 de marzo de 1995. Se empezó a fraguar en medio del malestar la idea de que había que hacer algo. De entre las varias iniciativas, de la que empezaba a participar en asambleas la comunidad, y todos los partidos, se abrió paso de consultarle a la gente para que les quitara legitimidad a los violentos. Efectivamente el 27 de agosto de 1995 el pueblo de Aguachica votó positivamente respondiendo a la pregunta: “¿Rechaza usted la violencia y está de acuerdo convertir a Aguachica en un municipio modelo de paz?”.
Ese ejemplo de Aguachica retumbó, produjo muchas iniciativas locales y abrió el camino en la nación al Mandato Ciudadano por La Paz que se dio simultáneamente con las elecciones de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles el 26 de octubre de 1997 con el voto de 10 millones de colombianos.
Pero la consulta de Aguachica también generó una arremetida de los violentos deslegitimados, que se selló el 15 de agosto de 2000: autodefensas de ‘Los Prada’ asesinaron a Rincón sin darle la oportunidad de conmemorar en vida los 5 años de su inolvidable y monumental gesta.
Hace 20 meses hicimos un conversatorio sobre Aguachica, sus perspectivas, el recuerdo de su consulta de paz. Surgió el compromiso de hacer una programación de eventos previos a la celebración de los 25 años de la Consulta Popular, el pasado 27 de agosto. Nos proponíamos hacer certámenes culturales, foros, ferias con colegios, universitarios, artistas, músicos y en general su población. Era una de las grandes tareas para el 2020 que la pandemia nos frustró.
Hace 20 meses hicimos un conversatorio sobre Aguachica, sus perspectivas, el recuerdo de su consulta de paz. Surgió el compromiso de hacer una programación de eventos previos a la celebración de los 25 años de la Consulta Popular, el pasado 27 de agosto. Nos proponíamos hacer certámenes culturales, foros, ferias con colegios, universitarios, artistas, músicos y en general su población. Era una de las grandes tareas para el 2020 que la pandemia nos frustró.
Sin embargo, no vamos a dejar pasar el año aciago que nos ha tocado en que se han generado grandes reflexiones sobre la sociedad, el papel del individuo, sus hábitos, modo de producción, su relación con los demás, sus principios de solidaridad, su desigualdad frente a bienes materiales y la tecnología, la forma de trabajar, la relación con la naturaleza, su existencia misma, su propósito de vida, sin provocar algunas inquietudes sobre el estado de la nación y el departamento, no solo sobre sus aspectos socioeconómicos, sino el más importante de su estado de movilización social y los caminos de la siempre anhelada paz.
Precedidos de la zozobra y de la muerte, Aguachica en la década de los 90 vivió su peor y su mejor época. Los atentados, secuestros y homicidios selectivos, que no eran para robarle al prójimo, tenían al borde del desespero a su población y hubo que designar un alcalde militar, ante la renuncia el 31 de mayo de 1994 de la alcaldesa liberal Patricia Rojas por la amenaza del ELN. Fue sucedido por Luis Fernando Rincón, un reincorporado del M-19, que después de ganar las elecciones inició su mandato en enero de 1995. Los sucesos no paraban y guerrillas y paramilitares decían actuar a nombre del pueblo, la fuerza pública se veía desbordada y en ocasiones comprometida en violación de derechos. Eran frecuentes los consejos de seguridad; entonces Rincón decidió cambiarlos por asambleas ciudadanas.
Rebosó la copa el asesinato del prestigioso médico José David Padilla Villafañe, director del hospital, el 31 de marzo de 1995. Se empezó a fraguar en medio del malestar la idea de que había que hacer algo. De entre las varias iniciativas, de la que empezaba a participar en asambleas la comunidad, y todos los partidos, se abrió paso de consultarle a la gente para que les quitara legitimidad a los violentos. Efectivamente el 27 de agosto de 1995 el pueblo de Aguachica votó positivamente respondiendo a la pregunta: “¿Rechaza usted la violencia y está de acuerdo convertir a Aguachica en un municipio modelo de paz?”.
Ese ejemplo de Aguachica retumbó, produjo muchas iniciativas locales y abrió el camino en la nación al Mandato Ciudadano por La Paz que se dio simultáneamente con las elecciones de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles el 26 de octubre de 1997 con el voto de 10 millones de colombianos.
Pero la consulta de Aguachica también generó una arremetida de los violentos deslegitimados, que se selló el 15 de agosto de 2000: autodefensas de ‘Los Prada’ asesinaron a Rincón sin darle la oportunidad de conmemorar en vida los 5 años de su inolvidable y monumental gesta.