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Columnista - 7 marzo, 2018

A legitimar el Parlamento

enemos una cita con la democracia el próximo domingo 11 de marzo en todo el territorio nacional. Una cita ineludible para el ciudadano que ama su país y que entiende que la participación en las elecciones es una contribución a la paz, la seguridad y al fortalecimiento de instituciones democráticas como el parlamento, el órgano […]

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enemos una cita con la democracia el próximo domingo 11 de marzo en todo el territorio nacional. Una cita ineludible para el ciudadano que ama su país y que entiende que la participación en las elecciones es una contribución a la paz, la seguridad y al fortalecimiento de instituciones democráticas como el parlamento, el órgano más importante de nuestro sistema de gobierno. Nos citamos para conformarlo.

Votar es un derecho y un deber, nos los dice con sabiduría nuestra Constitución Política. Es un derecho humano el sufragio universal, libre y secreto y es un deber votar por los candidatos del partido o movimiento que queramos. La urna electoral es el sitio en el que nuestra conciencia ciudadana debe estar presente y reflejar lo que es mejor para la vida regional y nacional.

Un juez norteamericano de la Suprema Corte en las elecciones de 1902 nos enseñó acerca del sufragio universal que: “La casilla electoral es el templo de las instituciones norteamericanas donde cada uno de nosotros es un sacerdote a quien se le confía la guarda del Arca de la Alianza y cada cual oficia desde su propio altar”. Nos lo recuerda Norberto Bobbio en su libro, ‘Norberto Bobbio: el filósofo y la política’. Cada uno de nosotros debemos ser sumos sacerdotes de la democracia.

Lo somos cuando asistimos a la casilla electoral y depositamos nuestro voto en forma libre y secreta. Ese voto tiene que ser sagrado, no hay que dejarse corromper por las insanas propuestas de tráfico por dinero, cargos o cualquier ventaja particular. Es el interés general el que tiene que guiar nuestro derecho a acudir a depositarlo en la urna. Ni se compra ni se vende, como ni se compra ni se vende el amor verdadero.

Es que el sufragio universal debe estar guiado por una manifestación espiritual de amor a la república, la democracia y el parlamento. Todo Congreso es una prolongación del alma política nacional. Es una desgracia para la nación que solamente tengamos uno. El modelo centralista del poder ha privado a las regiones del derecho de tener sus parlamentos. Nuestro voto debe reclamar reformas constitucionales que los instituyan.

El Parlamento es necesario fortalecerlo y tiene que comprometerse a realizar los trámites de reformas constitucionales que le abran el camino a la descentralización política que le dará vida a la regionalización en el país y contribuya a que estos territorios, como entes políticos autónomos, estén dotados de sus congresos. Nuestra democracia es débil porque tenemos un parlamento y hacen falta los de las regiones. Esta debilidad institucional clama ser corregida con urgencia.

Es por esta razón que a la cita con la democracia no debemos faltar. Nuestra democracia es imperfecta, lo sabemos, pero a pesar de eso tenemos que fortalecerla. Empecemos por el Parlamento, acudamos a depositar nuestro voto en forma consciente, libre y secreta. La casilla electoral nos espera el domingo próximo.

Si acudimos con entusiasmo, sin sectarismo y sin fanatismo a votar masivamente en forma libre y secreta por el partido y candidato de nuestra preferencia política, caminaremos en esa dirección. Yo acudiré, sin falta, a la cita con la democracia, por la defensa del Parlamento. Como liberal socialdemócrata votaré por mi Partido Liberal. Usted, vote por el o los candidatos de su predilección, pero vote por amor a esta patria.

Columnista
7 marzo, 2018

A legitimar el Parlamento

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo Verano De La Rosa

enemos una cita con la democracia el próximo domingo 11 de marzo en todo el territorio nacional. Una cita ineludible para el ciudadano que ama su país y que entiende que la participación en las elecciones es una contribución a la paz, la seguridad y al fortalecimiento de instituciones democráticas como el parlamento, el órgano […]


enemos una cita con la democracia el próximo domingo 11 de marzo en todo el territorio nacional. Una cita ineludible para el ciudadano que ama su país y que entiende que la participación en las elecciones es una contribución a la paz, la seguridad y al fortalecimiento de instituciones democráticas como el parlamento, el órgano más importante de nuestro sistema de gobierno. Nos citamos para conformarlo.

Votar es un derecho y un deber, nos los dice con sabiduría nuestra Constitución Política. Es un derecho humano el sufragio universal, libre y secreto y es un deber votar por los candidatos del partido o movimiento que queramos. La urna electoral es el sitio en el que nuestra conciencia ciudadana debe estar presente y reflejar lo que es mejor para la vida regional y nacional.

Un juez norteamericano de la Suprema Corte en las elecciones de 1902 nos enseñó acerca del sufragio universal que: “La casilla electoral es el templo de las instituciones norteamericanas donde cada uno de nosotros es un sacerdote a quien se le confía la guarda del Arca de la Alianza y cada cual oficia desde su propio altar”. Nos lo recuerda Norberto Bobbio en su libro, ‘Norberto Bobbio: el filósofo y la política’. Cada uno de nosotros debemos ser sumos sacerdotes de la democracia.

Lo somos cuando asistimos a la casilla electoral y depositamos nuestro voto en forma libre y secreta. Ese voto tiene que ser sagrado, no hay que dejarse corromper por las insanas propuestas de tráfico por dinero, cargos o cualquier ventaja particular. Es el interés general el que tiene que guiar nuestro derecho a acudir a depositarlo en la urna. Ni se compra ni se vende, como ni se compra ni se vende el amor verdadero.

Es que el sufragio universal debe estar guiado por una manifestación espiritual de amor a la república, la democracia y el parlamento. Todo Congreso es una prolongación del alma política nacional. Es una desgracia para la nación que solamente tengamos uno. El modelo centralista del poder ha privado a las regiones del derecho de tener sus parlamentos. Nuestro voto debe reclamar reformas constitucionales que los instituyan.

El Parlamento es necesario fortalecerlo y tiene que comprometerse a realizar los trámites de reformas constitucionales que le abran el camino a la descentralización política que le dará vida a la regionalización en el país y contribuya a que estos territorios, como entes políticos autónomos, estén dotados de sus congresos. Nuestra democracia es débil porque tenemos un parlamento y hacen falta los de las regiones. Esta debilidad institucional clama ser corregida con urgencia.

Es por esta razón que a la cita con la democracia no debemos faltar. Nuestra democracia es imperfecta, lo sabemos, pero a pesar de eso tenemos que fortalecerla. Empecemos por el Parlamento, acudamos a depositar nuestro voto en forma consciente, libre y secreta. La casilla electoral nos espera el domingo próximo.

Si acudimos con entusiasmo, sin sectarismo y sin fanatismo a votar masivamente en forma libre y secreta por el partido y candidato de nuestra preferencia política, caminaremos en esa dirección. Yo acudiré, sin falta, a la cita con la democracia, por la defensa del Parlamento. Como liberal socialdemócrata votaré por mi Partido Liberal. Usted, vote por el o los candidatos de su predilección, pero vote por amor a esta patria.