Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 15 febrero, 2022

A elegir bien sin quebrantar tus convicciones. 

Nada mejor que estar convencido de lo que quieres, convicciones innegociables que te orientan como brújula hacia el puerto seguro, tus metas.  La vida se nos presenta siempre de esa manera: con encrucijadas, y nos encontramos en el día a día ante situaciones en las que debemos tomar decisiones.

Boton Wpp

Nada mejor que tener claro lo que quieres en la vida, saber cuáles son tus metas y objetivos;  que cada mañana al despertar sientas la fuerza de tus proyectos animándote a levantarte  y visionar. 

Nada mejor que estar convencido de lo que quieres, convicciones innegociables que te orientan como brújula hacia el puerto seguro, tus metas.  La vida se nos presenta siempre de esa manera: con encrucijadas, y nos encontramos en el día a día ante situaciones en las que debemos tomar decisiones.

Seguir o parar, blanco o negro, sí o no;  la izquierda o  la derecha. Para bien o para mal, en ese momento no tenemos terceras opciones,   nadie quien decida por   nosotros. 

Por eso la importancia de saber qué hacer y nunca  doblegar ante la incertidumbre, luchar por lo que quieres. El presente nos devela los errores o aciertos del pasado, solo el presente nos puede decir si lo que hicimos ayer fue correcto o no. 

Cuando estamos en ese punto,  que se abre ante nosotros la posibilidad de decidir, nada mejor que estar en armonía con nuestro sentir,  poner de acuerdo la razón con el corazón; esto puede sonar muy poético, sí. Pero es verdad. 

Además de que no es nada fácil, si lo fuese, el mundo sería color de rosas con aroma de mujer; una delicia. 

Pero es justamente por eso, porque no es nada fácil, que  nos complica la vida el tomar decisiones.  Unos  considerándose dueños de la verdad absoluta; otros dejando que unos más decidan solos, que  los demás  decidan por ti, sin importar el criterio que manejes,  carácter de vida. 

La historia de nuestro país  nos lee en el libro del pasado, sin temor a equivocarme ni a herir susceptibilidades,  que unos pocos han decidido su suerte presente.

Que hemos sido irresponsables al dejar que nuestras convicciones sean humilladas, de allí que, por ejemplo, dejemos sacar del campo al campesino que labrando la tierra nos brinda alimentos de vida, y que los semáforos estén llenos de niños limpiavidrios, de malabaristas de tercera,  vendedores de  piratería.

Que la informalidad sea el pan nuestro de cada día, economía de angustia;  impuestos que nos asfixian y no dejan progresar al emprendedor; sueldos de miseria para el pobre  y ricos cada día más ricos. 

Cada cuatro años nos enfrentamos ante propuestas baladíes, de risa. Abrazos sin calor, promesas que nunca se cumplen. 

Nos enfrentamos ante la posibilidad de elegir bien, pero dejamos esa posibilidad a otros, o simplemente permitimos que nuestras convicciones se maltraten;  mientras tanto la historia se ríe, dejándonos un presente negro y un futuro triste e incierto que genera angustia y zozobra. 

Hagamos un alto en el camino,  el caos es hoy una gran verdad. Pero nosotros aún podemos evitar el descalabro total, solo nosotros, nadie más, lo puede hacer por ti;  cada uno, con una herramienta importante para dar  luz al presente y llenar de esperanzas y colores el futuro. Decidir y decidir bien. 

No es fácil, tampoco imposible, lo importante es empezar. No negocies tus convicciones, el punto de partida somos nosotros, cada uno.   Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara

Columnista
15 febrero, 2022

A elegir bien sin quebrantar tus convicciones. 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Nada mejor que estar convencido de lo que quieres, convicciones innegociables que te orientan como brújula hacia el puerto seguro, tus metas.  La vida se nos presenta siempre de esa manera: con encrucijadas, y nos encontramos en el día a día ante situaciones en las que debemos tomar decisiones.


Nada mejor que tener claro lo que quieres en la vida, saber cuáles son tus metas y objetivos;  que cada mañana al despertar sientas la fuerza de tus proyectos animándote a levantarte  y visionar. 

Nada mejor que estar convencido de lo que quieres, convicciones innegociables que te orientan como brújula hacia el puerto seguro, tus metas.  La vida se nos presenta siempre de esa manera: con encrucijadas, y nos encontramos en el día a día ante situaciones en las que debemos tomar decisiones.

Seguir o parar, blanco o negro, sí o no;  la izquierda o  la derecha. Para bien o para mal, en ese momento no tenemos terceras opciones,   nadie quien decida por   nosotros. 

Por eso la importancia de saber qué hacer y nunca  doblegar ante la incertidumbre, luchar por lo que quieres. El presente nos devela los errores o aciertos del pasado, solo el presente nos puede decir si lo que hicimos ayer fue correcto o no. 

Cuando estamos en ese punto,  que se abre ante nosotros la posibilidad de decidir, nada mejor que estar en armonía con nuestro sentir,  poner de acuerdo la razón con el corazón; esto puede sonar muy poético, sí. Pero es verdad. 

Además de que no es nada fácil, si lo fuese, el mundo sería color de rosas con aroma de mujer; una delicia. 

Pero es justamente por eso, porque no es nada fácil, que  nos complica la vida el tomar decisiones.  Unos  considerándose dueños de la verdad absoluta; otros dejando que unos más decidan solos, que  los demás  decidan por ti, sin importar el criterio que manejes,  carácter de vida. 

La historia de nuestro país  nos lee en el libro del pasado, sin temor a equivocarme ni a herir susceptibilidades,  que unos pocos han decidido su suerte presente.

Que hemos sido irresponsables al dejar que nuestras convicciones sean humilladas, de allí que, por ejemplo, dejemos sacar del campo al campesino que labrando la tierra nos brinda alimentos de vida, y que los semáforos estén llenos de niños limpiavidrios, de malabaristas de tercera,  vendedores de  piratería.

Que la informalidad sea el pan nuestro de cada día, economía de angustia;  impuestos que nos asfixian y no dejan progresar al emprendedor; sueldos de miseria para el pobre  y ricos cada día más ricos. 

Cada cuatro años nos enfrentamos ante propuestas baladíes, de risa. Abrazos sin calor, promesas que nunca se cumplen. 

Nos enfrentamos ante la posibilidad de elegir bien, pero dejamos esa posibilidad a otros, o simplemente permitimos que nuestras convicciones se maltraten;  mientras tanto la historia se ríe, dejándonos un presente negro y un futuro triste e incierto que genera angustia y zozobra. 

Hagamos un alto en el camino,  el caos es hoy una gran verdad. Pero nosotros aún podemos evitar el descalabro total, solo nosotros, nadie más, lo puede hacer por ti;  cada uno, con una herramienta importante para dar  luz al presente y llenar de esperanzas y colores el futuro. Decidir y decidir bien. 

No es fácil, tampoco imposible, lo importante es empezar. No negocies tus convicciones, el punto de partida somos nosotros, cada uno.   Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara